Tomado de Semana
Eugene Allen trabajó en la Casa Blanca durante 34 años. Allí fue testigo de momentos históricos, como el fin de la segregación, el asesinato de Kennedy, el escándalo de Watergate y la guerra de Vietnam. En la imagen atiende una reunión del presidente Ford.
El mayordomo de la Casa Blanca
Se estrena en Colombia ‘El mayordomo’, la aclamada película sobre el conserje que acompañó a ocho presidentes estadounidenses durante su paso por el despacho oval.
Cuando el afroamericano Eugene Allen llegó a la Casa Blanca para
ayudar en la cocina, la discriminación y los conflictos raciales abundaban en
Estados Unidos. Corría 1952 y en ese entonces los negros ni siquiera podían
usar los baños públicos en la mayoría de los estados.
El presidente era Harry S. Truman, quien simpatizó con él y le
permitió convertirse en mayordomo personal y confidente de los presidentes que
le sucedieron: Dwight D. Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson,
Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter y Ronald Reagan. Duró 34 años en el
puesto hasta que se retiró en 1986 y se convirtió en un testigo excepcional de
un periodo crucial de la historia norteamericana.
Su vida, hasta hace poco desconocida, llegó a las salas de cine
del país el 15 de noviembre tras recaudar más de 140 millones de dólares en
taquilla en el resto del mundo. Con un reparto de lujo que incluye a Forest
Whitaker, Oprah Winfrey y Robin Williams, El mayordomo (The Butler) ya se
posiciona como una fuerte candidata a los premios Oscar. La cinta, muy al
estilo de Forrest Gump, utiliza la vida de Allen (interpretado por Whitaker) y
de su hijo para recrear los momentos cruciales que marcaron la lucha por los
derechos civiles en Estados Unidos.
Forest Whitaker, quien lo interpreta en la película, aparece junto a Robin Williams, que encarna a Eisenhower.
Allen nació en una plantación de algodón en Virginia, donde
trabajó durante su infancia como un criado en la casa principal. Luego, en
busca de un futuro mejor, se mudó a Washington para ganarse la vida como mesero
en un club campestre. Pero su suerte cambió drásticamente con una
llamada.
“En 1952 yo no estaba buscando trabajo. Estaba tranquilo,
pero una día una señora me dijo que fuera a la Presidencia y preguntara por
Alonzo Fields, el primer negro en ser ascendido a jefe de mayordomos”, le contó
a The Washington Post en 2008 para un artículo que inspiró su película cinco
años más tarde. En seguida Allen empezó a trabajar como ayudante en la
Pennsylvania Avenue 1600, ocupada en ese momento por Truman: le tocaba lavar
los platos, abastecer las dispensas y pulir los cubiertos.
Durante el gobierno de Eisenhower (1953-1961), cuando empezó la
integración de los colegios de blancos y negros, Allen desarrolló una profunda
amistad con el presidente. Estuvo a su lado cuando este mandó soldados a Little
Rock, Arkansas, para proteger a los estudiantes negros y al final de su
administración recibió uno de los cuadros pintados por el mandatario.
Eugene Charles Allen atendiendo a Eisenhower
Más adelante, en la presidencia de Kennedy (1961-1963), Allen
presenció la reunión entre el presidente y los 800 afroamericanos que este
invitó –entre los que se encontraba Martin Luther King– para celebrar los 100
años de la Proclama de Emancipación, que abolió la esclavitud. Precisamente de
esa reunión germinó la Ley de los Derechos Civiles de 1964, que le garantizó
igualdad en las urnas a la comunidad negra.
“Kennedy fue muy gentil conmigo, al igual que su esposa”, decía.
Cuando asesinaron al presidente, Allen recibió una invitación personal para
asistir al funeral, pero prefirió quedarse en la Casa Blanca, pues “alguien
tenía que estar ahí para servir la comida después del entierro”. Hasta el día
de su muerte conservó enmarcada en su cuarto una corbata de Kennedy que Jackie
le regaló.

El conserje se retiró a los 67 años en medio de la administración
de Reagan (1981-1989). Justo después, decenas de periodistas lo buscaron para
que contara su historia, pero Allen, quien siempre fue muy reservado, se negó a
ventilar los secretos de sus jefes. “Él siempre se vio a sí mismo como un
humilde mayordomo”, afirmó su hijo al diario The Express.
Ya jubilado, Allen observó desde su pequeña casa en Washington
cómo los afroamericanos empezaron a tener cada vez más posiciones de poder: en
1987 Reagan nombró a Colin Powell como consejero de Seguridad Nacional, un
cargo que luego George W. Bush le ofreció a Condoleezza Rice.
Como era de esperarse, cuando Barack Obama se presentó a las
elecciones, Allen apoyó su candidatura desde el principio y, el 20 de enero de
2009, asistió a la ceremonia de posesión. “Nunca lo hubiera creído –dijo
durante la gala–
En los años cuarenta y cincuenta uno ni siquiera podía soñar con
vivir algo como esto”. Murió un año después, a los noventa, con la emoción
intacta de ver en el puesto de sus antiguos jefes a un miembro de esa raza que,
cuando él llegó a la Casa Blanca, ni siquiera podía usar los baños públicos de
los blancos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario