
Mi esposo recuerda de su niñez otra
historia similar, en la que tanto él como su vecino habían pedido a Santa un
camión, y disfrutaban imaginándose a si mismos jugando con los camiones. El sí
fue complacido; el vecino, probablemente por circunstancias económicas, no tuvo
tanta suerte. ¿Cómo imaginan que siguió la historia? ¿Disfrutaron ambos del
único camión?. Pues disfrutaron de un único camión, pero no de ese
precisamente. Disfrutaron de construir con unas maderas y algo de ayuda de su
padre un camión para el vecino. Cuando estuvo terminado no pararon de jugar con
él, dejando prácticamente olvidado al que trajo Santa. Creo que hasta el padre
sintió no ser niño para jugar también con él. Claro, la ilusión por el camión
artesanal tampoco duró toda la vida, pero duró durante su construcción y
durante un tiempo después. La ilusión por el camión de Santa duró solo antes de
que Santa viniera.
Me disculpo por hacer mención de
experiencias personales, cosa que no me gusta y que no suelo hacer, pero es que
sirve como ejemplo de cómo son los niños en general. Yo estoy segura de que
casi todos han vivido alguna experiencia similar con los hijos, o sobrinos... o
con nosotros mismos cuando éramos niños. Sin embargo, no aprendimos la lección,
no supimos entender lo que los niños nos están enseñando. Y no solo no supimos
entenderlo para aplicarlo con ellos, sino tampoco para aplicarlo a nosotros
mismos en nuestra vida cotidiana de adultos, porque, a fin de cuentas, ¿acaso
este tipo de experiencias suceden solo con los niños? ¿No nos sentimos también
identificados de alguna manera los adultos con nuestros “juguetes de adultos”?
Me refiero al carro, a la casa, al propio dinero, etc, por supuesto. ¿No
disfrutamos tanto o más de las cosas antes de conseguirlas que después? ¿No
disfrutamos más de lo que construimos nosotros mismos que de lo que conseguimos
ya construido?
Volviendo a los niños, según todo ello,
no tendría mucho sentido que Santa viniera cargado de regalos. Los niños nos
enseñan que con lo que más suelen disfrutar es con la ilusión previa y con todo
aquello que les permite desarrollar su creatividad y ser los autores de sus
obras. Pero nos lo enseñan inconscientemente. Sería impensable atreverse a
decirle a los hijos: “Miren, Santa no va a traer nada; aquí tienen unas maderas
y unos cartones para que construyan sus juguetes”. Esa ilusión previa se
transformaría en una frustración insoportable; más considerando lo consentidos
que los tenemos, y lo alienados que están por la presión comercial y social (al
igual que los adultos, por cierto). Por ello, mi recomendación es negociar
previamente con ellos que limiten su lista a Santa a aquello que realmente les
quite el sueño, y luego incluir por nuestra cuenta algo educativo y que les
permita desarrollar su creatividad.
Acerca de la
Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General
y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia,
obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde
1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es
el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la
colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en
ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la
necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra
infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado
también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir,
Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador.
He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la
atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de
reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El
Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008
resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional
con otras actividades.
La tecnología actual me ha
permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta
a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo
cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque
esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en
ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos.
Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención,
y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y
educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia
profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada
persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la
educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde
que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la
familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.
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