Quisiera insistir en la formación de
conciencia sobre una problemática que va
más lejos de lo evidente, y que, como otros muchos temas, no se sabe
prevenir, ni siquiera detectar anticipadamente. Es importante mencionar tres
puntos al respecto:
1-
FACTORES DE RIESGO. Son los que
inducen a una persona a una decisión de suicidio. Pueden ser sociales, familiares o individuales. Factores
sociales que pueden inducir al suicidio son la descomposición social, la falta
de perspectivas, la marginación por cualquier razón, o la presión excesiva
hacia determinadas pautas de comportamiento. Entre los factores familiares se
encuentran el maltrato, la falta de atención física o afectiva, la exigencia
excesiva, o la imposición de modelos educativos rígidos y marcados por la falta
de diálogo. Entre los individuales, que tienen estrecha relación con lo social,
están la incapacidad para responder a requerimientos sociales o familiares, la
tendencia irracional a imitar modelos estereotipados, el idealismo que choca
con una realidad social muy diferente, o la baja autoestima. Puede haber algún
factor individual sin vínculos con lo social, como una tendencia depresiva
endógena, que sirve de catalizador de los otros factores.
2-
GRUPOS DE RIESGO. Son los grupos
de personas más susceptibles de tener conductas suicidas. Suelen ser grupos
minoritarios, con excepción de uno: Los adolescentes, pre-adolescentes, y
post-adolescentes. ¿Por qué? Porque en ellos se conjugan gran parte de los
factores de riesgo. En algunos, incluso se dan casi todos los señalados
anteriormente.
3-
INDICIOS. Puede haber diversos indicios, pero
uno muy común es el comunicar previamente a personas cercanas su deseo o
intención de morirse, o comentarlo repetidamente, lo cual se suele considerar
intrascendente y no se le presta atención. Es una señal de alerta y debe
prestársele atención y buscar ayuda.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en
Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia
de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad
profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones
fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la
segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación
nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la
conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional
estigma.
Fui la primera
Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente
he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas,
Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o
Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de
U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo
acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable
Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la
salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo
mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología
actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y
teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del
mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia
regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes
que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos
acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
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