martes, 4 de marzo de 2014

PRENSA INTERNACIONAL DESTACA BELLEZAS TURISTICAS DE EL SALVADOR


EL RENACER DE EL SALVADOR

Temblad, resto de países de Centroamérica, El Salvador sabe que lo tiene todo y ha decidido enseñar sus armas: sol, playa, surf, cultura Maya, cafetales, haciendas, artesanía...
Por Marta Sahelices
Existen lugares en el mundo todavía tan 'desconocidos' que hasta el buscador de Google se las ve y se las desea para localizar imágenes amables y atractivas que despierten el interés por cruzar sus fronteras y lanzarse a la aventura de viajar por su territorio. Este es el caso de El Salvador, un pequeño país centroamericano que sigue luchando por borrar el estigma de su reciente Guerra Civil (recordemos que cuando Cobi andaba dando saltos por Montjuic ellos emprendían una proceso de paz vigilado por los organismos internacionales).

Han pasado más de veinte años desde entonces y las cosas han cambiado mucho. Hoy, por fin, El Salvador se ha dado cuenta de su potencial, y sabe que no le falta ninguno de los valores necesarios en la 'ecuación turística': tiene historia, sol, playa, arqueología, naturaleza en estado puro, fauna endémica, artesanía, volcanes, cafetales, etc. Por algo su nombre indígena en Cuscatlan significa 'Tierra de Joyas'. Y lo mejor de todo: todavía el resto no lo sabe. Así que, antes de que su Costa del Sol se convierta en la nuestra, es el momento de dejarse de perjuicios y acercarse a conocerlo. Para ir abriendo boca, aquí van una serie de tips acompañados de algunas imágenes que espero se sumen de inmediato a los resultados del macro-motor de búsqueda.

El Parque Arqueológico San Andrés 'casi' para ti solo.
D.R.
LA CULTURA MAYA
Basta ya de compartir el momento mágico de visitar un monumento ceremonial junto a mil personas con chanclas y calcetines blancos. El Salvador posee cinco parques arqueológicos nacionales (y hay otros cinco más en camino) nada masificados: Cihuatán, San Andrés, Casa Blanca, Tazumal y Joya de Cerén, este último declarado Patrimonio de la Humanidad, ya que, entre otras cosas, muestra la cultura Maya desde la cotidianidad.

Además, algunas voces entendidas están muy ilusionadas con la posibilidad de que en Cihuatán resida la clave para desentrañar el mayor misterio mesoamericano: el colapso maya, si tenemos en cuenta que este asentamiento data del 900 d.C., justo tras la desaparición de esta civilización en otras regiones mexicanas. [Apunte: si en 2012 visitaron La Joya de Cerén 47.351 personas, esto quiere decir que, al día, menos de 120 personas compartieron el espacio, y que —si divides la cifra en ocho horas de apertura al público— seréis tan solo 15 personas admirando a la vez el centro ceremonial].

El Pacífico, poco pacífico para cabalgar olas.
D.R.
SURF Y PLAYA

Hubo un tiempo, como a mediados del siglo XX, que los nómadas surfistas acudían a El Salvador en peregrinación, de hecho la playa de La Libertad era conocida en el circuito como la J Bay Latinoamericana. Hoy, quienes antaño se enamoraron de su potente pointbreak están intentando devolver al lugar su esplendor primigenio, como Bob Rotherham y su hijo, el surfista de Quiksilver Jimmy Rotherham, propietarios del Hotel Restaurante Punta Roca Surf Resort, ubicado en playa El Cocal. La zona ha sido escenario de algún que otro campeonato mundial de surf, pero además hay otros lugares excelentes para practicar este deporte, como la playa de Las flores, La Paz, Sunzal, La Perla...

Los cafetales sustituyeron el cultivo del añil.
D.R.
ARTESANÍA Y CAFETALES

El oeste del país condensa de norte a sur varios de sus mayores atractivos. Así, en el pueblo de Ilobasco podrás hacerte con piezas artesanas en cerámica decorativa, entre las que destacan bellos y minuciosos belenes; en San Sebastián, las coloridas hamacas son perfectas por la calidad de sus textiles (elaborados con telares de palanca); y en La Palma los detalles en madera se pintan y decoran a mano.

Por otra parte, todo el país está poblado de idílicos cafetales, que sustituyeron allá por el XIX el cultivo del hasta entonces codiciado añil. Justamente de este siglo es La Casa del Mamapán, en pleno centro histórico cultural de Ahuachapán, y el punto de partida perfecto para acercarse a los bosques de café y así conocer la historia del grano, el proceso de recolección o, simplemente, tomar una fragante taza con vistas a la imponente naturaleza.


Si prefieres un lugar más rural, la Finca San Antonio completa la experiencia con un cercano sitio arqueológico y la gastronomía de Chalchuapa, con sabrosos platos como los tamales de gallina o de elote, la yuca con chicharrón, la horchata, etc. Más hacia el centro del país, y a pocos kilómetros de la capital y de la costa pacífica, la Finca San Ernesto,conocida por su restaurante (tanto que no has de extrañarte si en domingo coincides con alguna boda), también realiza degustaciones de café.


Meca de surf antaño, hoy intenta atraer con sus olas poco masificadas.
D.R.



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