sábado, 8 de marzo de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: PREOCUPANTE FUTURO




       Desde hace tiempo se escucha, cada vez con mayor insistencia, a los docentes universitarios quejándose del pobre y decreciente nivel académico y de madurez que presentan los bachilleres en el inicio de su experiencia universitaria. Los comentarios que se pueden escuchar en las aulas son aún más tristes que los que se publican en los medios de comunicación. Muchos han achacado el problema a la reducción del bachillerato de tres a dos años que se produjo hace algún tiempo, con lo que los estudiantes ingresan un año más jóvenes y con menor bagaje académico; otros defienden este plan y exponen otras razones.

       Cuando los resultados de las PAES, han bajado, en vez de buscar explicaciones y proponer soluciones, se ha optado por reformar la prueba para hacerla más asequible. Igualmente, muchas universidades se ven obligadas a bajar sus niveles de exigencia, porque, de lo contrario, se quedarían sin alumnos; con lo que la mayoría de nuestros profesionales tendrá aún menos preparación en el futuro.

       Lo curioso es que reconociéndose, porque es evidente, cuál es el problema, no se tomen medidas para  solucionarlo, sino para disimularlo y que se note menos, para convivir en armonía con él, lo que significa aceptarlo y darlo por bueno, a la vez que desconocimiento de sus raíces e impotencia para afrontarlo. Y todo ello precisamente en momentos en que el fenómeno de la globalización exige una mayor preparación.

       Algunas universidades también viven, en forma indirecta, de su prestigio, y éstas pueden encontrarse entre la espada y la pared, buscando fórmulas para no verse obligadas a elegir entre perder alumnos, manteniendo su nivel; o perder calidad para conservar a los alumnos.

       Quisiera hacer un llamado a estas instituciones universitarias de que son la única llama de esperanza que le queda al país para ofrecer un mínimo de calidad en la preparación profesional; y a las instituciones gubernamentales de que es imprescindible buscar soluciones más profundas para poner un mínimo de CALIDAD en la otra parte: los estudiantes.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

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