
Cuando los resultados de las PAES, han
bajado, en vez de buscar explicaciones y proponer soluciones, se ha optado por
reformar la prueba para hacerla más asequible. Igualmente, muchas universidades
se ven obligadas a bajar sus niveles de exigencia, porque, de lo contrario, se
quedarían sin alumnos; con lo que la mayoría de nuestros profesionales tendrá
aún menos preparación en el futuro.
Lo curioso es que reconociéndose, porque
es evidente, cuál es el problema, no se tomen medidas para solucionarlo, sino para disimularlo y que se
note menos, para convivir en armonía con él, lo que significa aceptarlo y darlo
por bueno, a la vez que desconocimiento de sus raíces e impotencia para
afrontarlo. Y todo ello precisamente en momentos en que el fenómeno de la
globalización exige una mayor preparación.
Algunas universidades también viven, en
forma indirecta, de su prestigio, y éstas pueden encontrarse entre la espada y
la pared, buscando fórmulas para no verse obligadas a elegir entre perder
alumnos, manteniendo su nivel; o perder calidad para conservar a los alumnos.
Quisiera hacer un llamado a estas
instituciones universitarias de que son la única llama de esperanza que le
queda al país para ofrecer un mínimo de calidad en la preparación profesional;
y a las instituciones gubernamentales de que es imprescindible buscar
soluciones más profundas para poner un mínimo de CALIDAD en la otra parte: los
estudiantes.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha
enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión
en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes
medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con
objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de
apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar
acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en
sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital
Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la
embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me
hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por
la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como
video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en
diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
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