Tomado de El
Clarín
El coro “No a
la Re RE” fue de los más gritados. En referencia clara a la oposición popular al
deseo de la presidente de modificar la constitución para re-reelegirse.
Cristina buscó minimizar la
protesta con ironías y chicanas
Por Nicolás Wiñazki
Hab
ló del
triunfo de Obama y del congreso del Partido Comunista Chino, pero no se refirió
en forma directa a la movilización del jueves. Desde el oficialismo, salieron a
descalificar a los manifestantes.
El jueves por la noche manifestantes
críticos del Gobierno llenaron varias cuadras de la muy ancha avenida 9 de
julio, la Plaza de Mayo, rodearon de forma impactante la Quinta de Olivos, se
reunieron de a miles en las capitales de las provincias y en algunas de las
localidades más populosas de la provincia de Buenos Aires. Ayer la presidenta
Cristina Kirchner habló por primera vez de esos hechos: no mencionó la marcha
de forma directa, pero intentó
minimizarla usando la ironía e incluso alguna chicana.
Varios
de los más representativos dirigentes del oficialismo también descalificaron la
movilización o quisieron restarle importancia.
El
día después de la protesta, la Presidenta reunió en la Casa Rosada a un grupo
de intendentes de la provincia de Buenos Aires, la más poblada del país. Frente
a ellos dio un discurso en el que defendió su gestión. En un momento pareció
que iba a destacar la manifestación que había ocurrido la noche anterior, pero
no, en realidad usó el suspenso y la retórica para ser irónica. Después de
hablar de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, dijo que “otro
gran hecho se produjo ayer”, y agregó, de modo sorpresivo: “ Tuvo
lugar el Congreso del Partido Comunista Chino”
El primer dirigente K en hablar de la
movilización del “8N” fue el senador Aníbal Fernández. En declaraciones a Radio
Mitre, dijo que no entendía cuál era “el mensaje” que quisieron dar los
manifestantes: “Uno no puede ser tonto y negarla (por la marcha) pero no sé
adónde va, quién canaliza o quién la expresa ”. A la vez, contradiciéndose, aseguró
que sí sabía quién había impulsado la acción: “El PRO, la Sociedad Rural y
Cecilia Pando”.
El
secretario general de La Cámpora, Andrés “El Cuervo” Larroque, usó los mismos
argumentos pero con palabras más crudas: “Fue una movilización amorfa, a las
movilizaciones nuestras, del campo popular, vamos con un rumbo.
Esta gente deambulaba, y lo digo con respeto, como
especies de zombies ,
se chocaban entre sí No había un criterio colectivo”, definió en un discurso
que dio en la Escuela de Gobierno.
Uno
de los jefes del Movimiento Evita, Fernando “El Chino” Navarro, dijo que creía
que la movilización había sido positiva para “la democracia”, pero, igual que
el resto de sus compañeros del oficialismo, remarcó que la manifestación no
había seguido a algún líder político: “El límite de esta convocatoria, y que no
es bueno para nuestro sistema democrático, es que no tiene
representación concreta”.
Tras
el cacerolazo del 13 de septiembre, varios gobernadores del peronismo habían
dicho que se debían “escuchar” los reclamos de los manifestantes. Ese escenario
cambió. Al menos hasta ayer, los únicos mandatarios provinciales que hablaron
sobre las protestas lo hicieron en tono negativo.
El
gobernador de La Rioja, Luis Beder Herrera, descalificó la marcha porque, según
él, no
“estaba la gente humilde” ,
sino más bien la “de mayor poder adquisitivo y concentración de la riqueza”. En
medio de esos argumentos, sin embargo, se permitió una crítica sutil a la Casa
Rosada: “Hay problemas”, admitió, pero agregó que “con este modelo se contiene
a los más humildes”.
El
otro gobernador que habló fue el de Chaco, Jorge Capitanich. Por un lado dijo
que las movilizaciones eran débiles porque “lo que se denominaba espontáneo
pasó a algo organizado con premisas que representan a la oposición política”.
Pero a la vez dejó entrever que comparte el reclamo social por la inseguridad:
“Yo le recomiendo a la Presidenta que convoque al Consejo Federal de Seguridad
Pública para que con los gobernadores podamos coordinar una acción en materia
de seguridad pública”.
Uno
de los pensadores que suele escuchar la Presidenta, el doctor en filosofía
Ricardo Forster, desarrolló su tesis sobre el “8N” comparando a lo que pasó el
jueves con un guiso: “En una cacerola uno puede hacer un guiso con tantos
ingredientes distintos, que puede salir indigesto”.
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