jueves, 1 de noviembre de 2012

Voto Latino 2012, Alea Jacta est!

Por Luis Montes Brito
Para Long Island al Día
Diario El Mundo, El Salvador


Independientemente del resultado de las votaciones en los Estados Unidos, no se esperan mayores cambios en la política exterior hacia América Latina.
Cuando quedan menos de dos semanas para la celebración de las elecciones presidenciales estadounidenses las encuestas reflejan un empate técnico entre los dos principales candidatos: el actual presidente Barack Obama y su contendiente el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney. De acuerdo a lo apretado de las encuestas, es indudable que la balanza se inclinará a favor del candidato que sea capaz de atraer la mayor cantidad de votos de parte de los indecisos, entre éstos se cuenta el cada vez más importante grupo de los hispanos.
Los entendidos esperan que el número de votantes hispanos en estas elecciones sea un 26% mayor que en el 2008. Para este noviembre  se espera que de los 23.7 millones de hispanos habilitados para votar, al menos 12 millones acudan a las urnas. Ambos partidos políticos, los encuestadores y analistas coinciden en el peso decisorio que el voto de este grupo étnico tendrá en el resultado de los comicios.
Para elegirse por primera vez el presidente Obama contó con el favor de más del 67% de los electores latinos. Los Republicanos han definido como cifra clave para ganar los comicios de este año,  obtener por lo menos el 40% de los votos hispanos. Aunque el voto hispano representa solo un 10% del universo de electores, en un escenario tan apretado como el actual, esta cifra es decisiva para inclinar la balanza a favor de uno u otro candidato.
A diferencia de la comunidad afroamericana que vota monolíticamente, el voto hispano responde positivamente  al mensaje adecuado. La susceptibilidad al mismo,  más que a una bandera partidaria lo demuestra la historia reciente, donde George W. Bush sedujo al 44% del electorado hispano mientras el senador John McCain redujo considerablemente su aceptación al obtener un 31% del sufragio total de este mismo grupo étnico durante las presidenciales de 2008.
En la campaña actual, después de unas primarias donde el sentir antihispano del sector más radical de los republicanos salió a luz, éstos han debido modificar su discurso, maquillándolo y hasta disfrazándolo para no continuar ofendiendo a la mayoría del voto hispano, aunque resulta una tarea imposible borrar de la mente de los insultados la furibunda retórica del Tea party que va desde la infeliz comparación de los hispanos con perros de caza por parte del congresista Steven King, republicano de Iowa, hasta el exabrupto del presidente de la Cámara de Representante, John Boehner, de expresar que espera que los negros e hispanos no acudan a votar.
Independientemente del resultado de las votaciones no se esperan mayores cambios en la política exterior hacia América Latina. La importancia de la región o falta de ésta, ha quedado evidenciada simbólicamente en el tiempo que le dedicaron ambos contendientes durante los tres debates: no más de 10 segundos en total.
El combate al narcotráfico y a los grupos delincuenciales como las maras y brazos armados del narcotráfico continuarán dominando la agenda diplomática, así como la profundización de la democracia. Las diferencias serán más de forma que de fondo.
El verdadero impacto para Latinoamérica vendrá desde la vía de la política doméstica, ya que de ganar los republicanos, según su discurso de campaña, se espera que habrá una mayor persecución hacia los inmigrantes indocumentados y sus empleadores, lo cual afectará directamente el flujo de la migración en ambos sentidos y por ende el flujo de remesas hacia Latinoamérica. Se desincentivará a potenciales migrantes hacia EE.UU., aumentándose al mismo tiempo las deportaciones. Con lo que algunos países tendrán una mayor presión social en la demanda de empleos, así como en el consumo interno. Sobre todo en aquellos que la dependencia de las remesas familiares es fuente importante para el motor de su economía. 
De reelegirse Obama, éste tendría mayor flexibilidad política para buscar una reforma migratoria integral o al menos mantener el programa de Acción Diferida. 
A diferencia de Romney, Obama tiene menos presión política de su base para promover nuevas leyes que victimicen aún más a los sufridos inmigrantes indocumentados.
Indudablemente, la economía y la percepción sobre cual de los candidatos está más capacitado para mejorarla en beneficio de la mayoría de los estadounidenses será la principal motivación a la hora de emitir el voto. Alea jacta est!

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