Monseñor Fernando Lugo, considerado como uno de los iconos mundiales de los padres descorazonados debido a su condición de líder espiritual y líder de un país al ocupar la más alta magistratura de Paraguay. Ambas posiciones son incompatibles con una persona con un claro desapego a sus hijos. (Ilustración y comentario de la misma responsabilidad de Compartiendo mi opinión).

La opinión pública se escandaliza cuando
aparece una noticia de este tipo, y dirige su dedo acusador hacia la
“descorazonada madre” que fue capaz de hacer algo así. Sin embargo, jamás me he
percatado de que alguien se pregunte por el “descorazonado padre”. ¿Por qué? Se
supone que ese bebé ha de tener un padre.
¿No se trata, acaso, de abandono del
padre cuando éste pareciera que ni existe; cuando anda por ahí, ajeno a todo
ello; o cuando, al ver el caso en televisión ni siquiera sabe que se trata de
su hijo? ¿Es que nadie se ha planteado que eso también es abandono, y que si
ese abandono no se hubiera producido, casi con toda seguridad ese bebé seguiría
estando en brazos de su madre? ¿No hay, acaso, infinidad de “descorazonados
padres” que abandonan mujer y futuro hijo, y que campan tranquilos sin que ni
siquiera nadie les señale con el dedo?

Si esa habitual actitud masculina, no de
hombre, sino de macho, se asemeja tanto a la de muchas especies animales
irracionales, cuyo único papel es fecundar a la hembra, ¿Qué puede tener de
extraña la actitud femenina, también semejante a la de otras especies animales,
que repudian y abandonan de forma natural a las crías que no pueden o no
quieren atender? Si la capacidad racional del ser humano no es educada, tampoco
será efectiva, y la conducta tenderá a seguir ciertos patrones irracionales
como los de otros animales.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha
enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión
en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes
medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con
objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de
apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar
acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en
sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital
Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la
embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me
hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por
la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como
video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en
diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
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