Tomado de La Pagina
Votos inútiles
Por Joaquin Villalobos
En los últimos veinticinco años, quienes emigraron a
los Estados Unidos generaron ingresos para el país por cerca de ¡¡sesenta mil
millones de dólares!! Esto incluye remesas, boletos de avión, regalos, compra
de propiedades, efectivo que gastan como turistas, etc. Si tenemos en cuenta lo
mal que está el país, cabe preguntarse ¿Cómo es posible que esa inmensa fortuna
haya servido para tan poco?, ¿Adónde ha ido a parar la mayor parte de esos
recursos?
Dice Héctor Aguilar Camín
en una de sus novelas que “la
política, vista de cerca, aún la política más alta, es siempre pequeña,
mezquina, miope, una riña de vecindario. Sólo el tiempo da a los hechos
políticos la dignidad distante, el sentido superior que es su justificación y,
con suerte, su grandeza”. En nuestro país, hace medio siglo, votar servía
para casi nada. Fue necesaria una guerra para que los votos se contaran bien.
Sin embargo, veinte años después que terminó la guerra, los votos sirven más
para manifestar identidades y miedos que para resolver problemas. Vivimos en un
pleito permanente entre una izquierda y una derecha que ni hacen ni dejan
hacer. Este pleito que paraliza y arruina al país no debería continuar, las
elecciones no son un campeonato deportivo donde se le va a los equipos, no
importa como jueguen. Es necesario usar el voto para cambiar los términos de la
competencia, porque sólo de esa forma los votos comenzarán a servir para
mejorarle la vida a los salvadoreños.
En los últimos veinticinco
años, quienes emigraron a los Estados Unidos generaron ingresos para el país
por cerca de ¡¡sesenta mil millones de dólares!! Esto incluye remesas, boletos
de avión, regalos, compra de propiedades, efectivo que gastan como turistas,
etc. Si tenemos en cuenta lo mal que está el país, cabe preguntarse ¿Cómo es
posible que esa inmensa fortuna haya servido para tan poco?, ¿Adónde ha ido a
parar la mayor parte de esos recursos?, ¿Por qué no hay empleo?, ¿Por qué la
delincuencia es la que manda en las calles?, ¿Por qué si ese dinero llega a los
más pobres no tenemos una gran multiplicación de pequeñas empresas?
El país se ha caracterizado
en los últimos años por la emigración masiva de los salvadoreños a los Estados
Unidos y por una confrontación permanente entre ARENA y el FMLN. Lo primero
genera mucho dinero a costa de familias y comunidades destrozadas y lo segundo
gobiernos muy débiles. El resultado final es que los problemas no se resuelven,
la inseguridad crece, las maras ganan poder y el desempleo se multiplica. El
dinero de las remesas termina así en pocas manos y éstas lo sacan del país. Al
FMLN y a ARENA la polarización les ha dado el control pleno de la política
nacional, pero las máximas beneficiarias han sido las 8 familias más ricas del
país llamadas G20, porque este pleito les ha permitido tomar pleno control de
la economía y apropiarse el dinero de las remesas. Ese dinero en vez de traer
progreso a nuestro país, se ha convertido en centros comerciales y hoteles de
lujo en Panamá, Costa Rica, Nicaragua y hasta en Miami. Una sola familia
realizó una inversión por 250 millones de dólares en República Dominicana y
otras se volvieron socias del multimillonario Mitt Romney, ex candidato a la
presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano.
ARENA FMLN, una relación de
amor y odio
La exportación de
salvadoreños es el más floreciente negocio económico del G20 y el pleito entre
ARENA y el FMLN es su instrumento político más eficaz para mantener el control
del país. La regla básica del pleito extremo en que vivimos es que “entre peor
le vaya al gobierno es mejor para la oposición y entre peor sea la oposición es
mejor para el gobierno”. La racionalidad y el debate serio para resolver
problemas no tienen cabida, al final no importa quien gobierne, ambos, ARENA y
el FMLN, se sabotean constantemente y los salvadoreños terminan pagando las
consecuencias.
Suponiendo que ARENA ganara
las elecciones, el FMLN estaría en contra de todo lo que proponga el gobierno,
lo vetaría en la Asamblea y haría protestas permanentes en las calles. ARENA
intentaría privatizar el Seguro Social, ANDA, las prisiones y todo lo que el
G20 considere rentable. El FMLN paralizaría al gobierno organizando prolongadas
huelgas en las instituciones.
Suponiendo que ganara el
candidato del FMLN, éste gobernaría al menos con una retórica similar a la de
los regímenes de Cuba y Venezuela, dada su abierta simpatía hacia estos
gobiernos. ARENA, ANEP, FUSADES responderían promoviendo el pánico social
usando los principales medios de comunicación para paralizar las inversiones,
montaría campañas para aislar internacionalmente al gobierno, bloquearían
préstamos, cooperación externa y organizarían paros empresariales. El gobierno
del Frente como respuesta organizaría marchas multitudinarias para gobernar
desde las calles.
Nada de lo planteado es
imaginación, así se comportó el FMLN cuando fue oposición y ARENA es el partido
de las privatizaciones que realizó paros empresariales contra el gobierno de
Napoleón Duarte en plena guerra!! El gobierno del presidente Funes no ha sido
exactamente del FMLN, sin embargo, los empresarios dejaron de invertir y han
intentado sabotear los fondos del milenio. La actual crisis para elegir al
presidente de la Corte Suprema de Justicia es otro ejemplo. En un país
polarizado en extremo la neutralidad deja de existir; empresarios,
profesionales, jueces, magistrados, sacerdotes, pastores, policías, militares,
todo mundo se ve forzado a tomar posición. El bipartidismo podría haber sido
válido, pero ARENA y el FMLN son los partidos de la guerra que nacieron para
ser uno la negación del otro. El problema es que ahora en la paz han aprendido
a vivir políticamente de estar en permanente conflicto y conviven en una
perversa relación de amor y odio en la que ellos ganan y el país pierde.
Es indispensable una
tercera fuerza
Las elecciones no le
producen beneficios a la gente por la bondad, las intenciones o las ideologías
de los políticos, sino por la existencia de una competencia entre contendientes
que tengan suficiente fuerza y poder. Es ese balance de fuerzas lo que obliga a
partidos, políticos e ideologías a disputarse a los ciudadanos gobernando bien
y resolviendo problemas. Cuando los resultados de las elecciones son fácilmente
previsibles los ciudadanos pierden poder y cuando esos resultados son
imprevisibles los ciudadanos ganan poder. La polaridad ARENA-FMLN favorece a
ARENA y al G20 porque el FMLN sigue siendo un partido con retórica antisistema.
ANEP-FUSADES-ARENA saben que si el FMLN es su única oposición, los resultados
electorales son fácilmente previsibles y ellos podrían gobernar otros veinte
años.
Lamentablemente el FMLN
retrocedió políticamente al escoger un candidato percibido como extremista y
con ello le ha dado oportunidad al G20 de recuperar a El Salvador como su
negocio. Los oligarcas del G20 quiere una democracia con una oposición de
adorno y sin poder económico, quiere una izquierda pobre, descalza, callejera,
violenta que de miedo. De esa forma los empresarios, los profesionales y las
clases medias quedan subordinadas a su poder. Por ello les asustan y combaten a
las empresas de ALBA y por ello han reaccionado tan ferozmente contra Antonio
Saca y UNIDAD.
Las próximas elecciones no
son para decidir por simpatías con ideologías o candidatos, sino para cambiar
los términos de la competencia fortaleciendo a una tercera fuerza, porque esa
tercera fuerza obligará a que cambie todo el sistema político y con ello
nuestro modelo económico. No está en juego un gobierno más, sino la oportunidad
de iniciar una recomposición del poder político y económico. Un primer efecto
positivo de la presencia de una tercera opción en la competencia es que ya
obligó a modificar el carácter de la campaña electoral. Todas las campañas
anteriores se basaron en el miedo, el odio y el peligro. Por primera vez en
nuestra historia tenemos una campaña de ilusión que busca enamorar a los
ciudadanos con todo tipo de ofertas, aunque ésta pueda incluir mentiras; así
son las elecciones en los países democráticos normales. Una campaña de ilusión
obliga a que los ciudadanos valoren más las propuestas que sus miedos. Si sólo
estuvieran compitiendo ARENA y el FMLN la campaña sería sin duda de
terror.
Dado que el bipartidismo
ARENA-FMLN ha fracasado, es indispensable un sistema político con tres
contendientes fuertes, porque sólo así podemos darle equidad a la competencia
democrática, aumentar el valor del voto ciudadano, forzar a mejorar la calidad
de los políticos, facilitar la independencia y transparencia en las instituciones
y reducir la concentración de la riqueza dando paso a unos poderes económicos
menos oligárquicos y más plurales. Incluso ARENA y el FMLN se verían obligados
a transformarse frente a un tercer competidor. Todo esto es imposible bajo la
extrema polarización política que tenemos.
El actual bipartidismo y la
polarización extrema que lo sustenta, están destruyendo al país. Desde que
terminó la guerra han habido varios intentos de constituir terceras opciones,
pero ninguna logró cobrar fuerza. En realidad el PCN y el PDC han sido los
partidos que han permitido la gobernabilidad en medio de la confrontación
ARENA-FMLN. Nuestro principal problema no son los políticos, sino los
oligarcas. Cuando se devalúa a la política y a los partidos la opción que cobra
fuerza es la de los caudillos redentores. Los votos fanáticos son votos
inútiles porque no transforman la realidad. La ambigüedad, la anti-política y
la abstención favorecen a las ocho familias que controlan el país. Las
oportunidades no aparecen todos los días y por primera vez en muchos años una
tercera opción que se llama UNIDAD podría llegar al gobierno, pudo ser otra,
pero esta es la que por fin cobró fuerza. Dentro de 50 años, desde la “dignidad
distante” tendremos que juzgar este momento como otra oportunidad que se perdió
o como el momento en que cambiamos las reglas del juego de la política y con
ello salvamos al país.
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