domingo, 27 de octubre de 2013

El Ateo mal definido


Cada día nos encontramos con personas que han incorporado en su vocabulario la palabra ateo, sin tan siquiera saber su significado. Otros, en la inmensa mayoría del tiempo, la utilizan refiriéndose a que no desean estar ligados con un dogma en particular o como popularmente se le conoce con una religión.

Si nos damos a la tarea de buscar el significado de la palabra ateo entenderíamos que simplemente es una persona que niega la existencia de Dios. Por otra parte, si hacemos la búsqueda de la palabra ateísmo nos percatamos que Wikipedia la define como tanto las personas ateas, quienes explicitan la no existencia de dioses, como aquellas que, sin creer en su existencia, no tienen evidencia ni convicción para su refutación.

Sin embargo hemos notado que las personas que utilizan esta palabra de cuatro letras (ateo) regularmente han sido criadas dentro de un dogma (religión, secta, etc.) pragmático, estricto y en un ambiente inflexible basado en las tradiciones familiares. En algunos casos es tan fuerte esta convicción que les exige a todos los familiares asociados con ellos tienen que estar involucrados en el mismo dogma.

Esta castración de pensamiento, es unas de las causas mayores que nos dijeron las personas por la que se consideran ateos. Especialmente nos comunicaron que estaban cansados que les dijeran como actuar, como pensar, que está bien y quien estaba mal.

Otros, nos comunicaron como veían la opulencia en los feligreses sentados en el mismo banco. Posterior a  las ceremonias no compartían ni tan siquiera una sonrisa con el que necesitaba esa expresión, para que el alma se recordara que era un humano.

Es un secreto a voces que mundialmente las grandes religiones están analizando seriamente sus doctrinas. Se encuentran evaluando como se pudieran atemperar las estrictas reglas que tienen. Actualmente, la feligresía está en una decadencia, algo jamás antes visto en la historia de estas milenarias doctrinas.

Pero si analizamos correctamente el término del ateísmo del siglo 21 no es más que una masa de personas pensantes que están en la búsqueda que todos estamos buscando: nuestro propósito es esta existencia, ya sea que es la única que tenemos o que volveremos nuevamente.


Si vemos realmente lo que está pasando mundialmente, cada día más la palabra griega agnóstico está siendo parte de esta sociedad. Su significado es uno interesante.  Es aquella postura filosófica o personal que, a grandes rasgos, considera inaccesible para el ser humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende o va más allá de lo experimentado.

De hecho  repetimos la célebre frase “solo sé que no sé nada”, la cual ha resonado en nuestra conciencia por tanto tiempo sin tener idea de que venía de uno de los primeros agnósticos que se conoce: Sócrates. Los agnósticos rechazan reconocerse como ateos o ateístas. Se consideran inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia o simplemente irrelevante.

Pero si vemos estas personas que están utilizando el término ateo, sería más sabio el enseñarles que son agnósticos. Ellos aunque no crean en algo superior, piensan y manifiestan claramente que hay una energía que nos une a todos. Reconocen, que  hay un propósito más allá de nuestro conocimiento que debemos de buscar para poder alcanzar nuestra felicidad. No importa en donde estés, que posición tengas, todos estamos en el mismo bote y debemos como hermanos que somos de diferentes padres, ser compasivos y amorosos con todos.
Los ateos, usualmente,  están cansados de la hipocresía continua, de las palabras dichas sin una acción continua, de ver como las cosas siguen evolucionando y las personas insisten en quedarse marginados  e ignorantes. A su vez, están cansados de estar tratando de entender la lógica en donde los ricos se hacen más ricos, los pobres no tienen salvación, pero ellos entienden que haciendo el bien sin mirar a quien, logran contribuir a la sociedad de forma más eficiente.Qué tal si de hoy en adelante en vez de ver el dogma al que represento, entiendo y he llegado a pensar que es quien soy, comenzamos a despegarnos de las ilusiones del egoísmo colectivo . También si comenzamos a vernos como lo que somos, energía pura conectada por el amor universal de la felicidad.

Qué tal si dejamos de clasificarnos y despegarnos de nuestra esencia, de quienes somos y comenzamos a ser un poco más flexibles y permitimos que la flexibilidad del alma se apodere de nuestra vida.

Qué tal si dejamos de decir palabras que no nos unen y empezamos a accionar con nuestras acciones. Tengan por seguro que eso les abrirá una puerta de conocimiento increíble, pero más allá de eso seguir siendo agentes de cambio en un mundo que necesita evolucionar diariamente.

Waldemar Serrano-Burgos, CEC
Certified Executive-Business Coach
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