Tomado de Long
Island al Día
¿Cómo
es posible que una pequeña facción (tan radical) como el Tea Party, de una de
las dos cámaras del Congreso, de una rama del gobierno pueda cerrar todo el
gobierno federal?
El
electorado tuvo la oportunidad de rechazar las medidas del actual presidente en
noviembre del 2012 y a pesar de las proyecciones, Obama fue reelecto con un
margen confortable. Entonces ¿qué es lo buscan los republicanos?
Por Luis Montes Amaya
Lialdia.com Los
republicanos han cerrado el gobierno una vez más, así como lo hicieron a
finales de 1995 e inicios de 1996 por 28 días en total. Ese mismo año, el
presidente Bill Clinton fue reelecto abrumadoramente en contra del republicano
Bob Dole. Al parecer, el radicalismo de unos pocos en la Casa de Representantes
será el acabose de la marca republicana a nivel nacional.
Para entender un poco el problema veamos la razón de
origen. En 1996, los republicanos liderados por el portavoz Newt Gingrich
entramparon al gobierno del entonces presidente Clinton por asuntos como
Medicare, educación, medio ambiente y salud pública. La historia se ha vuelto a
repetir pero en esta ocasión el único asunto es salud pública, específicamente
la ley aprobada en el 2010 llamada Ley de Protección a Pacientes y Cuidado
Asequible que los republicanos llaman “Obamacare” que dicho sea de paso es uno
de los legados más importantes del primer término del presidente Obama.
Los
republicanos en un esfuerzo descabellado por derogar la reforma de salud han
decidido amarrar su propuesta de derogación al gasto del gobierno.
Naturalmente, los demócratas han llamado a esa táctica como un vil chantaje y
tratar de revertir los resultados obtenidos en las elecciones.
La pregunta que todos se hacen es: ¿Cómo es posible
que una pequeña facción (tan radical) como el Tea Party, de una de las dos
cámaras del Congreso, de una rama del gobierno pueda cerrar todo el gobierno
federal? El electorado tuvo la oportunidad de rechazar las medidas del actual
presidente en noviembre del 2012 y a pesar de las proyecciones, Obama fue
reelecto con un margen confortable. Entonces ¿qué es lo buscan los
republicanos?
La explicación no tiene que ver mucho con correcto o
incorrecto o con administración pública. El verdadero meollo del problema
republicano y ahora de toda la nación tiene que ver con la forma como se
redistribuyen los distritos congresionales cada 10 años. 27 legislaturas
estatales de las 50 en toda la nación están controladas por republicanos y son
estas las que aprueban, salvo poquísimas excepciones, las líneas distritales.
¿Qué tiene que ver esto con el cierre del gobierno?
Cuando un oficial electo tiene cierta influencia para
elegir sus elegidos en lugar de que sea al revés, por lo general este político
elige una base de votantes que esté más cercana a su línea ideológica. Esto
conlleva a una radicalización de posiciones y a estar más preocupado por las
elecciones primarias que por la general. Por lo que si bien las encuestas a
nivel nacional culpan a los republicanos del cierre del gobierno federal, la
facción del Tea Party en la Casa de Representantes le importa poco la opinión
pública nacional porque ellos responden a un pequeño universo conservador en
sus distritos. Eso es precisamente lo que está pasando en la Casa de
Representantes en Washington.
La noche del lunes cuando un grupo reducido de
republicanos anunció una “revuelta” en contra del liderazgo de John Boehner en
la Casa de Representantes, el congresista republicano por Nueva York, Peter
King, quien rara vez es catalogado como un moderado, sólo logró convencer a 6
republicanos más para revertir el cierre del gobierno. Todos los demócratas de
la Casa votaron con él pero no lograron el número mágico de 17 para lograr
aprobar una pieza de legislación que mantendría el gobierno abierto sin
condiciones, es decir sin buscar derogar la reforma de salud. Uno de los
componentes más importantes de esa ley entró en vigencia el 1º de octubre por
lo que su implementación en términos prácticos es irreversible.
El presidente Obama dijo en una de sus
alocuciones recientes que las elecciones tienen consecuencias y en efecto los
republicanos están obligados a someterse a ellas pero también es cierto que
mientras los hispanos y grupos progresistas sólo pongan atención a las elecciones
presidenciales, las consecuencias las seguiremos pagando en las elecciones
locales.
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