Tomado de BBC Mundo
Muchos demócratas acusan a Boehner de "falta de liderazgo"
EE.UU.: la "bancada
suicida" que tiene cerrado al gobierno
Harry
Reid les llama “bancada rara”, John McCain les dice
“Pájaros locos”, The Washington Post “bancada suicida”.
John
Boehner ha pasado la mayor parte de su tiempo como presidente de la Cámara de
Representantes de Estados Unidos tratando de manejar las varias facciones que
conviven dentro de la mayoría que tiene el Partido Republicano.
La
actual crisis del presupuesto que mantiene parte del gobierno federal cerrado
desde el martes es una nueva prueba para las capacidades de Boehner de
controlar su grupo parlamentario.
El
26 de septiembre pasado, cuando el país estaba a días de la fecha límite para
aprobar fondos para la operación del aparato gubernamental federal, un pequeño
grupo de representantes republicanos tuvieron una conferencia telefónica para
definir estrategias con el senador Ted Cruz, de Texas.
Según
la publicación National Review, los congresistas –algunos de ellos entre los
más conservadores en Washington- le pidieron consejo a Cruz sobre cómo
responder a la propuesta de Boehner de aprobar el dinero para mantener abierto
el gobierno.
Su
esperanza era vincular el presupuesto con la, hasta ahora perdida, batalla que
vienen dando por dejar sin fondos el programa de reforma del sector salud del
presidente Barack Obama.
Cruz,
quien está en su primer término como senador y es un favorito del movimiento
conservador republicano conocido como Tea Party por su postura contraria al
llamado Obamacare, les dijo que se opusieran.
Confabulación interna
Boehner se enfrenta a una
rebelión conservadora en las filas republicanas.
Los
republicanos regresaron a la Cámara y el plan de su líder murió sin que
siquiera fuera sometido a votación. A los cinco días Boehner estaba poniendo
todo su esfuerzo tras la idea de finiquitar Obamacare y el gobierno terminó
cerrado.
Unos
congresistas de distritos menores conspirando contra el liderazgo del partido,
y haciéndolo con un miembro novato del Senado, habría sido algo impensable en
anteriores períodos legislativos.
La
facción rebelde está integrada por conservadores de tradición, provenientes en
su mayoría de zonas rurales del país.
El
líder del Senado, el demócrata Harry Reid, los ha llamado la "bancada
rara", y el columnista del diario The Washingon Post, Charles Krauthammer
los bautizó la "bancada suicida", en referencia a la falta de interés
que parecen tener en la supervivencia de su propio partido.
Ellos
se refieren a sí mismos a veces como los "pájaros locos", adoptando
la etiqueta despectiva que les dio el senador y excandidato presidencial
republicano John McCain.
Más
de una vez Boehner se ha topado con que estos legisladores rebeldes debilitan
sus posiciones: en debates sobre seguridad nacional, reforma migratoria, ayuda
en casos de emergencias, presupuestos de defensa y hasta en asignaciones para
la agricultura.
Aupados
por el Tea Party, estos congresistas de menor rango no se dejan seducir por la estrategia
del palo y la zanahoria que en el pasado ha mantenido la bancada republicana
alineada.
Rebeldes con causas
El republicano de
Michigan, Justin Amash, ha votado 126 veces contra la línea del partido.
En
el grupo está Justin Amash, representante por Michigan, quien ha votado contra
la línea partidista 126 veces, más que ningún otro republicano de la Cámara
Baja del congreso. A finales del año pasado, Amash fue uno de los cuatro
congresistas republicanos sacados de puestos de comités por su apostasía
política.
Impenitente,
el 24 de julio Amash volvió a enfrentarse al liderazgo y encabezó los esfuerzos
para recortar drásticamente el programa secreto de vigilancia de la Agencia de
Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), una iniciativa que no se
concretó por sólo 12 votos.
Steve
King, de Iowa, es otra piedra en el zapato de Boehner, quien trabajó todo el
año buscando los votos para bloquear, cuando se presente en Representantes, la
propuesta bipartidista para la reforma inmigratoria que aprobó el Senado.
Marlin
Stutzman, de Indiana, ayudó a derrotar una ley agrícola promovida por el
liderazgo porque incluía fondos para financiar el programa de estampillas de
comida para los más pobres.
Scott
Rigell, de Virginia, fue uno de los primeros que exigió a un renuente Boehner
que convocara a la Cámara de regreso de sus vacaciones en agosto para votar
contra la posibilidad de realizar un ataque militar contra Siria.
Paul
Broun, de Georgia, quien actualmente está postulándose para un puesto en el Senado,
dijo que no votaría por ninguna legislación que "no calce con los
principios bíblicos judeo-cristianos sobre los que se fundó nuestro país".
Broun
ha votado contra la línea partidista 84 veces, incluyendo una propuesta que se
hizo en enero para dar ayuda a las personas afectadas por el desastre que dejó
el huracán Sandy.
Otro país
"Lo
diferente en esto republicanos es su renuencia a negociar", afirma el
profesor de políticas públicas de la Universidad de Vanderbilt, Bruce
Oppenheimer.
"No
estoy seguro si es porque les falta experiencia de gobierno o porque han hecho
fuertes compromisos con sus votantes, pero esta gente ha puesto sus pies en el
cemento y no se pueden mover".
El
columnista de la revista New Yorker Ryan Lizza analizó sus distritos electorales
y encontró que, locos o no, estos representantes reflejan la voluntad de los
que los enviaron a Washington, un EE.UU. demográficamente muy distinto al resto
del país.
"Representan
un EE.UU. donde la población se hace cada vez más blanca, donde cada vez hay
menos ciudades grandes, donde Obama perdió por paliza las últimas elecciones y
donde el Partido Republicano se hace cada vez más dominante y más
popular", escribió.
Sin
embargo, Lizza destaca que "mientras tanto, en la política nacional, cada
una de esas tendencias es precisamente la contraria".
Según
escribe Philip Bump en The Atlantic, entre demócratas y republicanos hay un
tercer partido cuyo líder es Cruz y que lo integra la derecha republicana en el
Congreso.
Esto
ha forzado a Boehner a actuar más como la tolerante cabeza de una coalición de
gobierno que como un tradicional líder parlamentario del pasado, aquel que
podían destruir carreras políticas a voluntad.
Amenazas de derecha
El Congreso de EE.UU.
está paralizado y el gobierno sigue sin presupuesto.
Estos
desafíos a Boehner seguirán mientras los republicanos continúen temiendo que
surjan en las elecciones primarias oponentes de la derecha del partido, más que
a ser derrotados en los comicios generales o a sufrir el castigo del liderazgo.
Recientes
reformas promovidas por los republicanos han limitado la capacidad del
liderazgo de otorgar prebendas basadas en la lealtad y con eso el poder de la
élite del partido de proteger a ciertos candidatos escogidos ha ido
desapareciendo.
La
"bancada suicida" podría ser vista como un pequeño sector del Partido
Republicano allá en la colina del Capitolio en Washington, pero es la punta de
lanza de un incansable Tea Party.
Su
apoyo y visto bueno puede significar la diferencia entre un escenario cómodo en
la próxima ronda de elecciones primarias o la perspectiva de un dura batalla
por la supervivencia política.
"Aunque
muy poco republicanos han sido derrotados en primarias, siempre algunos tienen
la preocupación de que si no se ponen en línea, alguien va a financiar a un
oponente", dice el profesor Oppenhaimer.
"Para
ellos es como el monstruo en el armario o debajo de la cama. Claro que a veces
de verdad hay monstruos en el armario".
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