sábado, 12 de octubre de 2013

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: MADRES DE HOY




       Tradicionalmente nuestra cultura ha contemplado el papel de la mujer exclusivamente dentro del marco del hogar, no permitiéndole ninguna otra actividad, por considerarse incompatible con las tareas domésticas y el cuidado y atención a los hijos.

La elevación del nivel educativo femenino, su deseo de realización personal más allá de las cuatro paredes de la casa, y la necesidad de mayores ingresos para satisfacer los horizontes más amplios que la propia educación permite, han empujado a la mujer a incorporarse al mundo laboral y profesional, donde su trabajo brilla al mismo nivel que el de los hombres, aun cuando, todavía, la propia cultura tienda a bloquear este reconocimiento.

       Es la propia mujer la que tiene que pelear el espacio laboral o profesional que le ha venido negando una cultura que, por otro lado, sigue manteniendo al género masculino lejos de los quehaceres domésticos, así como del cuidado y educación de los hijos, tareas que siguen siendo una responsabilidad añadida para la mayoría de mujeres trabajadoras, máxime cuando, como ocurre en muchos casos, se trata de madres solas o separadas.

       Ello implica un sobreesfuerzo para la madre trabajadora, aún insuficientemente reconocido.  ¿Cómo se consigue salir adelante con todo? La verdad es que no es tan fácil, pero el hecho de haber tenido que abrir camino y derribar ciertas barreras, ha acostumbrado a la mujer trabajadora a ser luchadora y a ganar algunas batallas más duras que esa; y las claves para conseguirlo se resumen en muchos casos, en, simplemente, QUERER HACERLO, y en otros muchos, en no tener más remedio que hacerlo.

       Indudablemente, el avance de la tecnología permite comodidades que facilitan bastante la labor, pero pese a todo, la madre trabajadora se ve obligada a estar permanentemente activa, a renunciar prácticamente al ocio, y a descansar únicamente lo justo para poder mantener la actividad diaria. A no ser que se tenga la ayuda de una empleada, no se puede ser muy exigente con la limpieza de la casa, la limpieza y el planchado de la ropa, o con la cocina, porque el tiempo y las energías no dan para más, sobre todo cuando además, una parte importante de ese tiempo hay que perderlo necesariamente en el transporte.

       Es cuestión de prioridades. Los demás miembros de la familia deben plantearse si son las personas las que deben estar al servicio de la casa, o la casa al servicio de las personas. Si el dilema se lo plantea el padre consigo mismo, sin duda decidirá que es la casa la que debe estar al servicio de él, de su trabajo, y de su descanso; y no le falta razón. Si el dilema se lo plantean los hijos, también decidirán que es la casa la que debe estar al servicio de ellos, de sus estudios, y de su ocio; y tampoco les falta razón, porque lo importante son las personas; la casa y cualquier cosa material no son más que instrumentos para la satisfacción de las necesidades humanas, y para su bienestar. Y con ese mismo razonamiento, la casa también debe estar al servicio de la madre, y no al revés.

       Claro, que llegado a este punto surge la necesidad de que alguien se ocupe de la casa para que la casa pueda satisfacer nuestro bienestar. Según lo anterior, lo lógico es que las tareas inherentes al mantenimiento del hogar sean compartidas por todos los miembros de la familia en la medida de su capacidad  y disponibilidad. Y aún cuando se acepte esto, probablemente seguirá siendo la madre la que más participe en estas tareas, pero entonces lo hará de mucho mejor ánimo, al poder descansar un poquito más, y al sentir la ayuda de la familia.

       Pero no debemos ver a la madre de hoy únicamente en su doble papel laboral, el de ama de casa, y el de su trabajo fuera del hogar. La madre de hoy se enfrenta a un reto más, pues empieza a tomar conciencia de que ser buena madre es algo muy diferente a ser buena ama de casa. Mientras que ser ama de casa es simplemente un trabajo, ser buena madre es la respuesta positiva a la enorme responsabilidad que significa educar y preparar a los hijos para el futuro. Prepararles la comida es ser buena ama de casa; enseñarles buenos hábitos alimenticios es ser buena madre. Llevarles al colegio es ser buena ama de casa; motivarles permanentemente en el estudio y el esfuerzo es ser buena madre.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

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