Fuente The New York Times
Nueva York. Samir Kapadia parecía ascender en Washington, pasando de una pasantía en el Capitolio a emplearse en una importante fundación y una consultoría. El año pasado, renunció al empleo y se mudó a Bombay.
Samir Kapadia parecía
ascender en Washington, pasando de una pasantía en el Capitolio a empleos en
una importante fundación y una consultoría. No obstante, sus días, sentía, se
habían vuelto rutinarios.
Entre tanto, amistades
y familiares en India, su país de origen, todos en sus primeros veinte años, le
contaban sobre sus vidas en ese país que recién avanza. Uno estaba creando un
negocio de comercio electrónico; otro, una firma de relaciones públicas; otros
más, una revista, una incubadora de negocios y un sitio web de chismes y
acontecimientos.
“Estaba ahí, en
Facebook y en el teléfono, y escuchaba que empezaban todas estas compañías y
hacían todas estas cosas dinámicas”, recordó Kapadia, de 25 años, quien nació
en India, pero creció en Estados Unidos. “Y empecé a sentir que mi trabajo ya
no era suficientemente bueno”.
El año pasado, renunció al empleo y se mudó a Bombay.
El año pasado, renunció al empleo y se mudó a Bombay.
En números crecientes,
hijos de inmigrantes en Estados Unidos, con alto nivel académico, se están
desarraigando y mudando a sus países ancestrales, dicen expertos. Abrazan
patrias que sus padres desdeñaron alguna vez, pero que hoy son potencias
económicas.
Algunos, como Kapadia,
llegaron a Estados Unidos cuando eran niños pequeños, se naturalizaron,
mientras que otros nacieron en Estados Unidos de padres inmigrantes.
Los estadounidenses
emprendedores siempre han buscado oportunidades en ultramar. Sin embargo, esta
nueva oleada subraya la naturaleza evolutiva de las migraciones mundiales, que
presenta desafíos a la supremacía y competitividad estadounidenses.
En entrevista, muchos
de estos estadounidenses dijeron que no saben qué tanto tiempo vivirían en otro
país; algunos dijeron que es posible que fueran expatriados muchos años, si no
es que por el resto de su vida.
La decisión de irse ha
molestado a sus padres inmigrantes en muchos casos.
No obstante, la mayoría dijo que los empujó la pésima situación de las contrataciones en Estados Unidos o los atrajeron las perspectivas en otras partes.
En busca de oportunidades
No obstante, la mayoría dijo que los empujó la pésima situación de las contrataciones en Estados Unidos o los atrajeron las perspectivas en otras partes.
En busca de oportunidades
“Los mercados se están
abriendo, a la gente se le ocurren ideas todos los días, hay tantas
oportunidades que moldear y crear”, dijo Kapadia, ahora un investigador en
Gateway House, una nueva organización de investigación de políticas exteriores
en Bombay. “La gente aquí corre mucho más aprisa que la gente en Washington”.
Por generaciones, los
países menos desarrollados del mundo padecieron una fuga de cerebros – cuando
muchos de sus ciudadanos más brillantes y mejores se iban a Occidente. Eso,
claro no se ha detenido. Sin embargo, ahora inició un flujo inverso, en
particular, en países como China e India, y en menor grado, Brasil y Rusia.
Algunos académicos y
dirigentes empresariales sostienen que esta emigración no necesariamente es
mala señal para Estados Unidos. Dicen que los jóvenes profesionales,
emprendedores y con alto nivel académico, siembran conocimientos y habilidades
estadounidenses en ultramar. Al mismo tiempo, estos trabajadores adquieren
experiencia en el extranjero y construyen redes que pueden llevarse de vuelta a
Estados Unidos u otras partes, un patrón conocido como “circulación de
cerebros”.
Sin embargo, los
expertos advierten que en una carrera mundial por el talento, el retorno de
estos expatriados a Estados Unidos y sus empresas ya no es una apuesta a la
segura.
“Estos son los veloces,
son los que, en cierto sentido, seguirán a las oportunidades”, comentó
Demetrios G. Papademetriou, el presidente del Instituto de Política Migratoria,
una organización sin fines de lucro en Washington, que estudia los movimientos
poblacionales.
“Sé que habrá personas
que discutirán sobre la lealtad, etcétera, etcétera”, dijo Papademetriou. “Sé
que cuando te vas a la guerra, importa la lealtad. Pero esto es un tipo
diferente de guerra que nos afecta a todos”.
El gobierno
estadounidense no recopila datos sobre la emigración de hijos de inmigrantes
nacidos en Estados Unidos, o sobre quienes nacieron en el extranjero pero
llegaron al país cuando eran niños pequeños.
Sin embargo, varios
expertos en migración dijeron que el fenómeno es significativo y está
aumentando.
“Ya superamos con mucho
la evidencia anecdótica”, señaló Edward J.W. Park, el director del Programa de
Estudios Estadounidenses Asia Pacífico en la Universidad Loyola Marymount en
Los Angeles.
Señaló que el impulso
de esta emigración proviene de las campañas de gobiernos de ultramar para
atraer talento extranjero ofreciendo incentivos de empleo, inversión, impuestos
y visas.
“Así es que no son sólo
los individuos los que toman estas decisiones”, dijo. “Son los gobiernos que
promulgan políticas estratégicas para facilitarlo”.
Buscando sus raíces
Funcionarios en India
dijeron que han visto un incremento marcado en la llegada de personas de
ascendencia india en los últimos años, incluidos al menos unos 100,000 tan sólo
en 2010, dijo Alwyn Didar Singh, un ex funcionario sénior en el Ministerio de
Asuntos Indios en Ultramar.
Muchos de estos
estadounidenses han podido afianzar redes familiares, habilidades en los
idiomas y conocimiento cultural obtenidos al haber crecido en hogares
inmigrantes.
Jonathan Assayag, de 29
años, un brasileño-estadounidense nacido en Río de Janeiro y criado en el sur
de Florida, regresó a Brasil el año pasado. Graduado de la Escuela de Negocios
de Harvard, trabajó en una compañía de internet en Silicon Valley y trató
infructuosamente de desarrollar un negocio.
“Pasé cinco meses
pasando mis fines de semana en Starbucks tratando de idear una empresa
emergente en Estados Unidos”, recordó.
Todo el tiempo, amigos
de Harvard lo exhortaron a hacer un cambio. “Me decían: 'Jon, ¿qué haces? ¡Vete
a Brasil y empieza un negocio allá!'”, contó.
El año pasado, se
reubicó a Sao Paulo y se convirtió en un “emprendedor interno” en una
importante firma brasileña de capital de riesgo. Está comenzando un negocio de
anteojos en la web.
“Hablo el idioma,
entiendo la cultura, comprendo cómo hace negocios la gente”, notó.
Calvin Chin era un
emprendedor chino-estadounidense, nacido en Michigan, que solía vivir en San
Francisco donde trabajaba en empresas emergentes de tecnología y su esposa era
decoradora de interiores. Su madre era de China, al igual que sus abuelos
paternos. Los padres de su esposa son de Taiwán.
Ahora están en Shanghái, donde Chin inició dos compañías – un servicio de préstamos para estudiantes en internet y una incubadora de empresas emergentes de tecnología. Su esposa Angie Wu ha trabajado como columnista y presentadora en televisión, y tienen dos niños pequeños.
Ahora están en Shanghái, donde Chin inició dos compañías – un servicio de préstamos para estudiantes en internet y una incubadora de empresas emergentes de tecnología. Su esposa Angie Wu ha trabajado como columnista y presentadora en televisión, y tienen dos niños pequeños.
“La energía aquí es
fenomenal”, dijo Chin.
Reetu Jain, de 36 años,
una india-estadounidense criada en Texas, se inspiró para mudarse a India
mientras viajaba en ultramar durante las vacaciones de su empleo de auditorías.
A todas partes a las que fue, contó, conoció personas que regresaban a sus
países de origen y sentían la “energía creativa” en el mundo en desarrollo.
Su esposo Nehal
Sanghavia, un abogado indio-estadounidense, y ella se mudaron a Bombay en enero
de 2011. Sin embargo, en lugar de continuar con la contabilidad, cambió de
profesión. Abrazando una pasión de larga data, ahora trabaja como instructora
de baile y coreógrafa, y ha aparecido en anuncios de televisión y en una
película de Bollywood.
“Estamos rodeados de
personas que simplemente quieren probar algo nuevo”, dijo Jain.
Para muchos de estos
emigrantes, la decisión de reubicarse ha confundido – e, incluso, hecho enojar
– a sus padres inmigrantes.
Cuando Jason Lee, quien
nació en Taiwán y se crió en Estados Unidos, dijo a sus padres que quería
conocer Hong Kong cuando estaba en la universidad, su padre se negó a pagar el
boleto de avión.
“Su mentalidad era:
'¿Trabajé tan duro para traerte a Estados Unidos y ahora quieres regresar a
China?'”, recordó Lee de 29 años.
Desde entonces, Lee
comenzó un negocio de importaciones y exportaciones entre Estados Unidos y
China, estudió en Shanghái, trabajó en bancos de inversiones en Nueva York y
Singapur, y creó un sitio web de búsqueda de empleos internacionales en India.
Ahora trabaja en una firma de inversiones en Singapur. Su padre ya no se opone
tanto.
Margareth Tran – cuya
familia siguió un camino durante dos generaciones desde China hasta Estados
Unidos pasando por Camboya, Tailandia, Hong Kong y Francia – dijo que a su
padre le disgustó su decisión de reubicarse en 2009.
“Es un poco una locura para él que yo quisiera mudarme a China”, dijo Tran, de 26 años, quien nació en Francia y llegó a Estados Unidos cuando tenía 11 años. “Quiere que tenga todos los beneficios que hay en un país primermundista”.
Sin embargo, tras graduarse de la Universidad Cornell en 2009 en el punto máximo de la recesión, no pudo encontrar empleo en Wall Street, una ambición de larga data. Se mudó a Shanghái y encontró un trabajo en una consultoría en administración, de dueños chinos.
“Es un poco una locura para él que yo quisiera mudarme a China”, dijo Tran, de 26 años, quien nació en Francia y llegó a Estados Unidos cuando tenía 11 años. “Quiere que tenga todos los beneficios que hay en un país primermundista”.
Sin embargo, tras graduarse de la Universidad Cornell en 2009 en el punto máximo de la recesión, no pudo encontrar empleo en Wall Street, una ambición de larga data. Se mudó a Shanghái y encontró un trabajo en una consultoría en administración, de dueños chinos.
“Nunca había puesto un
pie en Asia, así es que parte de la razón era retornar a mis raíces”, comentó.
Tran dijo que no sabe
por cuánto tiempo se quedará fuera de Estados Unidos. Señaló que está abierta a
varias posibilidades, incluida la de mudarse a otro país, tener una vida parte
en China y parte en Estados Unidos, o quedarse en China en forma permanente.
Su padre aceptó su
enfoque con renuencia.
“Le dije: 'Voy a tratar
de hacerla en China, y si me funcionan las cosas en China, entonces realmente
podré tener una carrera grandiosa’”, contó. “No me retuvo”.
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