Agencias Noticiosas
La
noche de este domingo podría evocar una "tormenta perfecta" en
Europa: inestabilidad política total en Grecia, un nuevo presidente en Francia
elegido en una ola de oposición al plan "Merkozy" de austeridad, el
desplome del crecimiento en todo el continente y el auge de partidos no
centristas.
En
diciembre, después de que la desastrosa cumbre de Cannes desatara una segunda
crisis del euro, los países de la Unión Europea (UE) finalmente se
comprometieron a conformar una unión fiscal.
El
precio que exigieron Alemania y sus aliados del norte de Europa fue establecer
un nuevo tratado fiscal, firmado por 25 de los 27 miembros de la UE.
El
pacto requiere presupuestos equilibrados a perpetuidad y obliga a algunos
países a poner el freno para cumplir metas en 2014. En resumen: austeridad
obligatoria para un continente ya en camino a la recesión.
Solución "salina"
A
la vez se endulzó la píldora. El Banco Central Europeo (BCE), que siempre se
había resistido a la flexibilización cuantitativa, y a participar en el plan de
rescate en todo el continente, de repente se abrió a un auxilio masivo al
bombear tres préstamos a un año en la banca con tasas de interés de 1% y un
vencimiento de tres años.
Esto
ha sido como la conexión repentina de una solución salina por goteo a un
paciente en mal estado: se eliminó la amenaza inmediata de contagio de Grecia y
se propició un "rescate controlado" de aquellos que prestaron a
Grecia, pero no de los propios griegos.
Ese hecho, combinado con gobiernos no elegidos en Grecia e Italia, y la elección de un ejecutivo de derecha proausteridad en España, pareció calmar las cosas.
Ese hecho, combinado con gobiernos no elegidos en Grecia e Italia, y la elección de un ejecutivo de derecha proausteridad en España, pareció calmar las cosas.
¿Por
qué el bloque comunitario ha entrado en erupción una vez más?
Resultados limitados
En
primer lugar: la vuelta a la austeridad en todo el continente parece haber
ahogado lo que quedaba de la recuperación de la UE.
La
zona euro entró en recesión el año pasado, está en recesión ahora y parece que
va a permanecer en recesión durante al menos otros tres meses.
Aunque
los bancos parecen más seguros, esto sucede a costa de la reducción de los
préstamos bancarios, lo que está afectando a las empresas y la confianza del
consumidor.
En segundo lugar: la inyección de dinero en los bancos ha tenido resultados limitados.
En segundo lugar: la inyección de dinero en los bancos ha tenido resultados limitados.
Esas
instituciones depositaron la mayor parte de vuelta en el BCE a tasas de interés
de 0,25
Evidencias indirectas indican que los préstamos interbancario han caído y el crédito bancario a la economía real se encuentra en territorio negativo.
Evidencias indirectas indican que los préstamos interbancario han caído y el crédito bancario a la economía real se encuentra en territorio negativo.
En
tercer lugar: el tiempo se ha acabado para el gobierno tecnocrático impuesto al
menos en Grecia.
¿Caos?
Se estima como poco probable que los partidos tradicionales superen en Grecia el umbral de votos para llevar estabilidad y es probable que el extremismo gane escaños en el parlamento.
Se estima como poco probable que los partidos tradicionales superen en Grecia el umbral de votos para llevar estabilidad y es probable que el extremismo gane escaños en el parlamento.
Si
la elección griega trae caos político, entonces podríamos ver nuevas
elecciones, o algún gobierno de izquierda que no se haya cometido sólo con
oponerse a la austeridad, sino técnicamente con la socialización de la
economía.
Esto
pondría en entredicho no sólo lo membresía del euro, sino la capacidad de
cumplir el Tratado de Copenhague y el Tratado de Lisboa.
Pase
lo que pase políticamente, parece claro que el "acuerdo" griego para
reducir la deuda del PIB al 120% en 2020, a través de recortes de gastos
masivos y alzas de impuestos, es letra muerta.
Y
el camino para un segundo incumplimiento queda despejado, lo que señalaría la
puerta de salida de la zona del euro, o al menos alguna forma de desligamiento.
Sin
embargo, aunque dolorosa, la tragedia griega es sólo un presagio de los
problemas por venir en el resto del asolado continente.
La salida
En
España el desempleo en marzo subió tres décimas y alcanzó el 24,1 %, la tasa
más alta de los 27 estados de la Unión Europea.
Sus
bancos se tambalean al borde de otro plan de rescate, con una reducción masiva
de los préstamos a la economía real, y el país puede verse obligado a buscar el
dinero del rescate del fondo provisional europeo.
En
cuanto a Francia, los mercados financieros piensan que Francois Hollande gane
pero no siga adelante con sus amenazas de renegociar el pacto fiscal.
A
la vez se espera que en Grecia, los principales partidos logren una nueva gran
coalición que evite el caos.
Sin
embargo, el rechazo de los votantes europeos a los partidos de centro está
cambiando las cosas.
La
clase política que ha apostado desde hace décadas por el centrismo
proglobalizador ahora ve muy claramente que algunos países no están lejos del
terremoto político.
El
ascenso de la derecha nacionalista en Holanda, Dinamarca, Finlandia o Italia
siempre le había parecido controlable.
Pero
si las coaliciones de centro no pueden ofrecer lo que prometen, o terminan
haciendo exigencias inaceptables para la derecha nacionalista, los tecnócratas
verán su fragilidad.
El
camino de salida, por supuesto, es lograr el crecimiento. Esto es lo que se ha
prometido en el pacto fiscal original, y lo que Hollande, y por ejemplo, los
socialistas portugueses (y en silencio el FMI) quieren decir cuando llaman a
"aumentar el crecimiento" en adición al plan de austeridad.
Pero
eso no sucederá a menos que algo estimule la demanda: o bien una rápida
recuperación en el resto del mundo (Estados Unidos está claramente en
recuperación), una veloz resolución de la crisis bancaria, un cambio de sentido
en la política fiscal impulsada por la creciente demanda de los votantes
no-centristas, o un giro brusco a las políticas de libre mercado propugnadas
por la desregulación del cabildeo bancario, con el fin de la "Europa
social".
De
todo esto, sólo la recuperación externa está fuera del control de la élite
política europea, y (posiblemente no por casualidad) es lo único que
probablemente ocurra.
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