No se moleste en buscar esta palabra en
el diccionario, porque aún falta algún tiempo para que aparezca, ésta o alguna
similar, pero con el mismo significado de obsesión enfermiza por el dinero. Es
un trastorno de la salud mental; de momento no es una enfermedad reconocida,
pero antes o después lo será; tal vez cuando la sociedad se convenza de sus
nefastas consecuencias.
Es indudable que el dinero es
importante, pero lo es como lo que es, es decir, como un medio que nos permite
satisfacer nuestras necesidades, disfrutar bienestar, e incluso, garantizar una
estabilidad y asegurar el futuro, que son fines legítimos que el ser humano
persigue. Incluso los conceptos de necesidad, bienestar, estabilidad y
seguridad para el futuro, son subjetivos y relativos, y los criterios para
definirlos pueden ser muy amplios. Pues bien, cuando la finalidad del dinero
sean estos conceptos, por más amplios que sean los criterios para definirlos,
siempre que sean criterios racionales, el interés del hombre por el dinero puede
considerarse un interés sano. Entonces, ¿Hasta dónde llega lo sano, y dónde empieza lo enfermizo?
Cuando para una persona el dinero deja
de ser un medio que tiene una finalidad definida, y se convierte en una
finalidad en sí mismo, el dinero pierde su sentido, y su interés por él degenera
en obsesión. Eso es la enfermedad; es decir, esa frontera no es cuantificable;
para unas personas puede ser una cantidad alta y para otras baja; no es una
cantidad la que la define, sino una cualidad.
Si a una persona adinerada se le
pregunta para qué querría más dinero, y responde que no necesita más, esa
persona es sana; si fácilmente da una o varias respuestas racionales,
probablemente también sea una persona sana; pero si se sorprende y no sabe qué
responder, o contesta :!Qué pregunta tan estúpida! o algo parecido,
probablemente sea una persona enferma, para quien la ética ya no es obstáculo.
La enfermedad es contagiosa para quien
no está inmunizado con una sólida formación moral y una racional escala de valores.
Al no poder la persona inmunizar a sus propios hijos, la enfermedad es
fácilmente transmisible por herencia. Puede tener cura terapéutica una vez que
se toma conciencia de la misma; de lo contrario, difícilmente.
La enfermedad, por sí misma, no mata al
portador, pero genera una enorme zozobra y desestabilización en su entorno, y
puede, indirectamente, llegar provocar la muerte propia y la ajena.
Es una enfermedad que, en niveles
moderados, destruye vínculos de amistad, vínculos familiares, y la propia
relación normal de la familia nuclear; destruye la propia función de la
familia. En niveles graves puede, además, llegar a destruir grandes
instituciones, e, incluso, si se contagia, una sociedad entera, o un mundo
entero. ¿Qué exagero? ¿Cuál creen que es la causa fundamental de la grave
crisis económica que nos azota actualmente?
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se
ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la
profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los
diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también
internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud
mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra
infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras
instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de
Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido
también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a
su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de
reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El
Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008
resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional
con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos
como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes
en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la
prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y
dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de
experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el
desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy
fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió
en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se
independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol
fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el
futuro.
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