Para Diario El Mundo, El Salvador
Los funcionarios con los
cuales se reunió fueron obligados a disculparse ante los medios, deslindarse y
pedir perdón públicamente por haberse entrevistado con Sánchez Cerén.
Con miras a
su campaña presidencial, el vicepresidente de El Salvador y virtual candidato
oficial Salvador Sánchez Cerén fue urgido por sus asesores a maquillar su posición políticamente ortodoxa,
para lo cual recomendaron entre varios aspectos dos:
1.
Mostrar una imagen no confrontativa
2.
Visitar Estados Unidos, principal
socio comercial de El Salvador, lugar de residencia de casi 3 millones de
salvadoreños que envían a su país el 90% de los más de 4,000 millones de
dólares anuales que recibe en concepto de remesas familiares.
Ambas
recomendaciones son lógicas y acertadas para cualquier candidato presidencial
salvadoreño. La idea es buena, la ejecución fue pésima.
El
equipo de campaña del vicepresidente y precandidato falló en la planificación,
veamos porqué:
Escogió
Long Island, Nueva York una ciudad demasiado sensible al pasado político del
vicepresidente. Una cosa es manejar la opinión pública en El Salvador, otra muy
diferente la de una sociedad más deliberativa como la estadounidense, con una
prensa fuerte e independiente, la cual obligó al vicepresidente a cambiar su
discurso de rebeldía por uno sumiso,
llevándolo
a trasroscar su esencia rebelde y empequeñecer su dialéctica genuinamente
antiestadounidense por una tímida al declarar a un medio en inglés "lo que
brota de mi corazón es agradecer a este maravilloso país"
Entre
3 millones de salvadoreños residiendo en EEUU
y cientos de organizaciones cívicas pudo haberse escogido a alguien que
no tuviese antecedentes criminales como anfitrión, así como a una organización
registrada legalmente y no fantasma como la Asociación Americana Salvadoreña de
Long Island (ASALI).
Conforme
a su alta investidura, para la labor de selección de ciudad, anfitriones e
interlocutores debió apoyarse en las diferentes dependencias de cancillería:
así como en la embajada y consulado pertinente, incluso políticamente pudo
haber pedido opinión al añejo comité de su partido en Long Island, Nueva York.
Como
producto de obviar los 3 puntos anteriores se dieron los resultados ya conocidos,
agregando a los ya mencionados los siguientes:
El
único funcionario a nivel federal con el que logró reunirse, el Representante
Peter King, tiene una trayectoria antiinmigrante, oponiéndose a cuanta
iniciativa vaya en favor de estos, incluyendo los salvadoreños. Ante los
primeros reclamos de sus conciudadanos estadounidenses King aclaró tajantemente
que “discrepa con las ideas del vicepresidente”.
Los
funcionarios con los cuales se reunió, casi todos Republicanos con bases de
votantes que incluyen a ultraconservadores del Tea Party, lo recibieron
pretendiendo utilizar la investidura del vicepresidente para fines electorales
locales y así congraciarse con el voto hispano.
Como
era lógico de esperarse la base de sus votantes
se expresó inmediata y contundentemente en contra, lo que ha obligado a
casi todos ellos a disculparse ante los medios, deslindarse y pedir perdón
públicamente por haberse reunido con Sánchez Cerén, generándole la consiguiente
humillación por el desprecio recibido, además de marcarlo como elemento radioactivo al que hay que
evitar acercársele, evidenciando una precaria imagen internacional apoyada
únicamente por el grupo de politicos alineados a Hugo Chavez y compañía.
Exactamente lo opuesto a los objetivos perseguidos para su viaje. El repelente
que ha sufrido la imagen del vicepresidente es tal que hasta el Presidente de
la Corte de Cuentas de El Salvador se ha visto obligado a aclarar públicamente
que su encuentro con Sánchez Cerén en Long Island fue meramente coincidencial.
Finalmente,
si la gira fue un desastre en la planeación, ejecución y logro de
objetivos, no tiene porque serlo en las
conclusiones que se obtengan de ella. Los mismos sesudos asesores que no
hicieron su tarea previa, ahora pretenden
hacer creer que el rechazo provino de un grupo de salvadoreños y no de
quienes realmente fue: de ciudadanos estadounidenses de diferentes etnias,
mayoritariamente anglosajones que seguramente no saben donde queda El Salvador
y mucho menos conocen o les interesa la política interna entre ARENA y FMLN,
pero que comparten el sentimiento de
ofendidos por las provocaciones de los grupos liderados por el
vicepresidente.
El
desastroso tour político por Long Island del vicepresidente Sánchez Cerén
debiera ser tomado en cuenta por todos aquellos políticos que no quieren darse
cuenta que en la era de la sociedad del conocimiento, impulsada con las redes
sociales en internet, ya no existen secretos y es un craso error considerar que
todos los ciudadanos son incautos. El que tenga oídos que escuche!
Usted puede encontrar parte de la trayectoria de
Salvador Sánchez Cerén en cualquier servidor de internet.
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