Tomado de The Wall Street
Journal
Vicepresidente Sánchez Cerén, mostrando una sonrisa estrecha la mano del congresista Peter King, quien no muestra su mejor estado de ánimo para la foto protocolaria
El vicepresidente de El Salvador hace campaña en Nueva York
Por Mary Anastasia O’Grady
Como muchos suburbios de la ciudad de Nueva York, Freeport,
en Long Island, perdió varios de sus habitantes —incluyendo policías y bomberos—
durante los ataques del 11 de septiembre de 2001. Más de 340 personas del
Condado de Nassau, al que pertenece el pueblo, murieron en el acto terrorista.
Luego del horroroso evento, llegaron muchos mensajes de
condolencia de democracias alrededor del mundo, con algunas excepciones. Una
ocurrió días después de los ataques cuando el partido de izquierda salvadoreño
Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) convirtió una
manifestación callejera en una celebración de la masacre. El líder de dichas
festividades, que incluyó el incendio de la bandera estadounidense, fue un ex
comandante de la guerrilla respaldada por la Unión Soviética con el nombre de
Salvador Sánchez Cerén.
No es sorpresa entonces que muchos residentes del Condado
de Nassau se pusieran furiosos cuando se enteraron hace unas semanas de que sus
políticos estaban homenajeando a Sánchez Cerén en su propio pueblo como parte
de la celebración del Día del Salvadoreño. La controversia que desató puso a
los anfitriones de Sánchez Cerén en Nueva York a la defensiva para intentar
reparar el daño con el argumento de que no tenían ni idea quién era realmente
su invitado de honor.
Más interesante es lo que la reacción negativa implica para
la carrera política de Sánchez Cerén, quien en la actualidad ocupa la
vicepresidencia del país y es el favorito para ser el candidato presidencial
del FMLN en 2014.
Los analistas políticos dicen que debido a que hay tantos
salvadoreños viviendo en Estados Unidos, cualquier candidato a la presidencia
tiene que demostrar que su gobierno tendría buenas relaciones con los
estadounidenses. Esto estaba sin duda en la mente de Sánchez Cerén cuando
programó su visita. Sin embargo, dado lo que ahora dicen los políticos nacionales
y locales sobre él, parece que le salió el tiro por la culata.
El 8 de agosto, las cosas salieron de maravilla en el
Condado de Nassau para el agitador del FMLN quien se especializó en aterrorizar
a los civiles durante la guerra civil de El Salvador en los años 80. El alcalde
demócrata de Freeport, Andrew Hardwick, le hizo un reconocimiento como la
"persona salvadoreña-estadounidense del año". El jefe del Condado de
Nassau, el republicano Ed Mangano, aplaudió, junto con el candidato republicano
al Congreso Fran Becker, durante una ceremonia en la que Sánchez Cerén recibió
una bandera estadounidense decorada con los nombres de las víctimas del 11 de
septiembre. Mangano también le dio la "llave" del condado. Para
completar, después de una reunión con el presidente del Comité de Seguridad
Nacional de la Cámara de Representantes, Peter King, el salvadoreño se tomó una
foto con el congresista republicano.
Esa foto y otras del día del evento no tardaron en ser
publicadas en el sitio web de Sánchez Cerén, mostrando lo que parecía ser la
aprobación de la clase política estadounidense. Pero la historia pronto se
cayó.
Se puede creer de alguna forma que los políticos de Long
Island (con excepción de King) no sabían la verdad sobre su invitado de honor y
fueron blancos fáciles de una maniobra porque sólo estaban pensando en los
votos. De acuerdo con el censo de 2010, hay más de 47.000 salvadoreños o
salvadoreños-estadounidenses viviendo en el Condado de Nassau.
La oficina de Mangano me dijo que Rafael Flores recomendó que
Sánchez Cerén fuera honrado. Flores, quien encabeza la Asociación Salvadoreña
Americana de Long Island, es hermano de Herberth Flores, subdirector de asuntos
de minorías de Mangano.
Rafael Flores me dijo en una entrevista telefónica la
semana pasada que no sabía sobre los antecedentes de Sánchez Cerén y declinó
comentar cuando le pregunté si se arrepentía de la invitación. Mangano fue más
directo en un comunicado de prensa: "Si la administración hubiera sabido
que la organización seleccionó a un individuo con estos principios (Mangano)
ciertamente no habría extendido una forma de reconocimiento ni habría asistido
al evento".
La oficina de Hardwick ofreció disculpas a la comunidad
"si lo que se está diciendo es verdad" y Becker me dijo por teléfono
que "habría corrido tan rápido como le fuera posible" del evento si
hubiera sabido sobre el pasado de Sánchez Cerén.
No obstante, son los comentarios de King los que
probablemente socavarán más la campaña del vicepresidente salvadoreño. El
congresista me dijo la semana pasada en una entrevista telefónica que acordó
ver a Sánchez Cerén como si hubiera "acordado ver a Arafat". El
representante describió la reunión como poco placentera y aseguró que le dijo a
Sánchez Cerén que no le gusta su postura antiestadounidense y no aprueba el
actual intento del FMLN de quitarle independencia al poder judicial.
"Notará que no estoy sonriendo en la foto", afirmó King.
A su regreso a El Salvador, Sánchez Cerén movilizó a sus
bases en una megacelebración por el cumpleaños 86 de Fidel Castro. Pero el
intento de maquillar su imagen para hacerlo parecer un amigo de EE.UU. ya había
empezado a colapsar.
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