sábado, 11 de agosto de 2012

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EFECTOS PSICOLÓGICOS DE LA MENOPAUSIA


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos


La menopausia supone un cambio biológico en la mujer, y suele llevar asociados una serie de efectos psicológicos no siempre comprendidos por la sociedad en general ni, en muchos casos, por las propias mujeres.

Podemos considerar dos tipos de efectos psicológicos de la menopausia: aquellos que tienen una causa biológica, y que son provocados por el propio proceso de cambio; y aquellos en los que intervienen factores sociológicos y se refieren al cambio en la percepción de la relación de la mujer con su entorno social como consecuencia de su cambio biológico.

       Entre los primeros pueden considerarse la tristeza, la depresión, la ansiedad, la irritabilidad, o la agresividad, entre otros. La forma en que estos trastornos afectan en la menopausia varían sensiblemente de unas mujeres a otras, dependiendo de múltiples factores aún insuficientemente investigados. Sin embargo, es frecuente que cualquiera de estos trastornos aparezca acentuado en aquellas mujeres que anteriormente ya tenían una historia de algún modo afectada por el mismo. Normalmente no son continuos, sino que experimentan altibajos, fases más acusadas, y fases asintomáticas, y la duración de dichas fases también es variable, pero es frecuente su coincidencia con ciclos regulares similares al ciclo menstrual.

También es variable la intensidad y la persistencia en el tiempo de tales efectos. En algunas mujeres son leves y en otras son bastante acusados. Asimismo, en algunas duran pocos años, y en otras bastantes.

Los tratamientos de reemplazo hormonal, independientemente de posibles riesgos a largo plazo que se están investigando, mitigan tales efectos psicológicos de la menopausia. Pueden aplicarse otros tratamientos psicoterapéuticos y farmacológicos, pero siempre con el control de un especialista. Es importante también el reconocimiento y la comprensión del problema por parte de la sociedad, y en especial de los hombres, pues se trata de un problema real y natural.

       La otra dimensión del problema a la que me refería es la socio-cultural. La menopausia supone el fin de la etapa reproductiva de la mujer, y dado que numerosas culturas, asignan como rol fundamental para la mujer el de la fecundidad y el de objeto de satisfacción sexual masculina, esta etapa llega a ser percibida por muchas mujeres como el momento en que dejan de ser útiles; y como suele coincidir con la emancipación de los hijos y su marcha del hogar, la sensación de pérdida de sentido de la vida tiende a unirse frecuentemente a los trastornos mencionados primeramente.

La sensación de infravaloración que muchas mujeres llegan a tener por parte de si mismas frecuentemente las puede llevar a sospechar o asumir situaciones de infidelidad por parte de la pareja, muchas veces infundadas, aunque no siempre; llegando en ocasiones a tal grado de paranoia, que termina siendo precisamente esta situación la que deteriora y rompe la unión de la pareja.

En otros casos las mujeres aceptan con resignación la pérdida de ese rol sexual y de fecundidad, y se aferran a su rol de madres, volviéndose demasiado posesivas sobre unos hijos que ya suelen estar en edad de tomar las riendas de su vida; o bien se aferran intensamente al confort y la seguridad económica que gozan o que desean. Pero todo ello depende de lo prejuiciada que la mujer esté por su cultura.


Hay mujeres, por contra, que en esta dimensión social de los efectos de la menopausia, viven la misma de forma opuesta, disfrutando de la sexualidad sin el temor a quedar embarazadas, o felices porque se libraron de las típicas molestias inherentes al ciclo menstrual, por ejemplo.


Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 


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