El anuncio de Corea del Norte de nombrar a Kim Jong-un "comandante supremo" del poderoso Ejército norcoreano afianza al joven e inexperto sucesor en el liderazgo político y militar del hermético régimen totalitario.
Sin haber alcanzado aún los 30 años de edad y una significativa falta de experiencia militar y política, Kim Jong-un se ha consolidado en el poder, apenas dos semanas después de la muerte de su padre y "amado líder" Kim Jong-il.
Una partida de sellos con la cara del nuevo líder norcoreano busca reforzar su desconocida imagen en el país. El apoyo mostrado por el Ejército en las exequias de su padre celebradas el miércoles pasado, en el que fue proclamado ante miles de soldados y civiles "líder supremo" del país, y el nombramiento de este fin de semana despejan las dudas que pudieran existir sobre el camino que tomará la transición en Pyongyang. Ahora, a falta de los títulos de secretario general del Partido de los Trabajadores y el de presidente de la Comisión de Defensa Nacional, ambos ostentados por el difunto Kim Jong-il, y que se espera logre próximamente Kim Jong-un, el sucesor ya cuenta con las mayores distinciones de supremacía en el totalitario país.
La era Kim Jong-un mantendrá el culto a la personalidad y perpetúa la dinastía de los Kim, tras los gobiernos con mano de hierro de su abuelo y fundador de la patria, Kim Il-sung (1912-1994), y su padre Kim Jong-il, fallecido el pasado 17 diciembre a la edad de 69 años. En los tres días desde que terminaran las exequias del dictador Kim Jong-il, Corea del Norte se ha apresurado a cerrar la sucesión y movilizar sus herramientas propagandísticas para ensalzar la imagen del fallecido líder y su joven sustituto .
'Comandante supremo'
Tras el nombramiento de Kim Jong-un como "comandante supremo", el régimen comunista norcoreano anunció la emisión de monedas de oro y plata para honrar y conmemorar el 20 aniversario de la ascensión al cargo de comandante supremo del fallecido Kim Jong-il. Además, se puso en marcha en Pyonyang la emisión de sellos con la imagen de Kim Jong-un, para reforzar la casi desconocida personalidad del nuevo líder del país.
La decisión de convertirle en "comandante supremo" del Ejército norcoreano, un organismo básico en la toma de decisiones del país, se tomó durante la reunión celebrada este viernes en el Buró Político del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte, informó hoy la agencia oficial de noticias del país comunista, KCNA. En la transcripción del despacho se detalló que "el querido respetado Kim Jong-un, vicepresidente de la Comisión Militar Central del Partido de los Trabajadores, asume la Comandancia Suprema del Ejército Popular de Corea del Norte de acuerdo con la petición del líder Kim Jong-il el 8 de octubre". Según la KCNA, tras la reunión del Comité Central "todos los participantes se pusieron en pie para darle la bienvenida con un aplauso entusiasta".
Además, el órgano del partido único norcoreano subrayó "la necesidad de mantener a Kim Jong-un en alta estima como el único centro de la unidad, la cohesión y el liderazgo del Partido de los Trabajadores, que con devoción lo defiende política e ideológicamente y le da plenos derechos de todo el poder".
Kim Jong-un saltó al escenario político hace algo más de un año, cuando en septiembre de 2010 fue nombrado, por sorpresa y ante el delicado estado de salud de su padre Kim Jong-il, aquejado de una apoplejía en 2008, general de cuatro estrellas del Ejército y vicepresidente de la Comisión Militar Central del Partido.
En contraposición a la celeridad con la que se han desarrollado los acontecimientos, Kim Jong-il asumió la "comandancia suprema" del Ejército Popular de Corea del Norte cuando contaba con 49 años, 11 años después de darse a conocer en el país comunista. Por su parte, este viernes el régimen emitió el primer comunicado oficial tras la muerte de Kim Jong-il y cerró cualquier puerta al cambio con la llegada de Kim Jong-un al poder al anunciar una línea continuista en la política del "Songun" ("el Ejército primero"), y el endurecimiento de sus relaciones con la vecina Corea del Sur.
En su ya habitual tono beligerante, la poderosa Comisión Nacional de Defensa norcoreana precisó que ni "los necios políticos de todo el mundo" ni las "marionetas" de Corea del Sur podrán esperar cambios políticos en la nueva era que se abrió con la muerte de Kim Jong-il en el Norte.
A pesar de las advertencias al Sur, Pyongyang también destacó su intención de seguir "en la senda de la mejora de las relaciones Norte-Sur y del logro de la paz y la prosperidad" entre las dos Coreas, técnicamente en guerra, después de que conflicto que las enfrentó entre 1950 y 1953 se cerrara con un armisticio.
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