sábado, 10 de diciembre de 2011

Algunos tips a considerar para las fiestas hogareñas de Navidad y Año Nuevo

Tomado de Carrusel

1. Comience desde ya a organizar

No deje todo para última hora. Lo básico es pensar dónde quiere hacer la reunión o la gran fiesta. Mejor si es en casa para que sea un encuentro más cálido, íntimo y acogedor. Disponga todo con motivos de Navidad: desde un arreglo en la puerta, un detalle en el paragüero. El centro de mesa puede estar decorado con velas, rosas rojas, semillas de pino, atados de astillas de canela o dulces envueltos en papel navideño. No olvide los individuales y servilleteros que nos recuerden esta época tan especial. ¡Ah!, y que no le falte la flor de la temporada, la poinsetia. Puede ubicarla en la entrada de su hogar.

2. Que no le falten las tres listas...

La de los invitados, la del menú (si es un brunch, almuerzo, onces, cena o coctel) y la de las compras de alimentos y bebidas (alcohólicas y no alcohólicas) para la ocasión. Esto le permitirá revisar su presupuesto para no quedarse corto ni , de paso, convertirse en el señor (a) angustias de la fiesta. No deje nada al azar. Lleve las listas en lo posible en una agenda, cartera o billetera. Hágalas para que, primero, no pase por alto a ninguna persona que quiera invitar y, además, saber quiénes le han confirmado; segundo, para tener claro si contratará un servicio o lo hará todo usted mismo; tercero, elegir las recetas con que sorprenderá (si son platos típicos o comida gourmet); cuarto, determinar qué tiene en la nevera y alacena, y quinto, si dará aperitivos, cuál será el plato fuerte y qué postres y de cuántas porciones dispondrá (para que alcancen o no le sobren demasiadas). Se aconseja reservar tres o cuatro porciones más por si alguien quiere repetir o llegan visitantes inesperados.

3. No sea la 'Cenicienta' de su propia fiesta

Tenga en cuenta que lo fundamental es disfrutar con los amigos y no pasar todo el tiempo en la cocina pendiente del horno. Una buena idea es ofrecer platos fríos o una tabla de quesos y jamones para que no se vea obligado a pararse cada tres minutos a terminar de cocinar. Si hace el evento solo, organice una mesa-bar, sírvales la primera copa a sus invitados e invítelos a que ellos se sirvan las siguientes.

4. Sea creativo con el menú

Una cosa es atender a cuerpo de rey y otra complicarse la existencia. Un menú típicamente navideño siempre es una buena opción. Ofrezca aperitivos acordes con su presupuesto, y si no le alcanza para dar un buen whisky, bien estará tener ginebra, vino, ron o cerveza. Si planea una tarde con amigos, un coctel preparado por usted estará bien. Con el aperitivo puede pasar alguna tapa o pasabocas, como empanaditas de pipián o brusquetas de tomate con queso, maní, aceitunas o trozos de queso. Como plato fuerte, unos tamalitos nunca lo harán quedar mal. Acompáñelos con chocolate o gaseosa. Y como postre, cuadros de natilla, arroz con leche o buñuelos. Lomo de cerdo con verduras y arroz, o arroz con coco o con uvas y tajadas de pavo, junto con ensalada de frutas o de verduras, son otras interesantes opciones. Para los más prácticos, un menú con variedad de pastas (cortas y largas) saca de apuros. Terminado el almuerzo o la cena, ofrezca los bajativos, bebidas como jerez, cointreau, agua aromática o tinto, y luego de 30 o 40 minutos reparta chocolates en una bandeja.

5. Invite con antelación

En esta época llueven las invitaciones, así que invite a los suyos con 15 días de anticipación para garantizar su asistencia. Puede mandarlas o, si prefiere ser más informal, está bien una llamada telefónica, un correo electrónico o una tarjeta escrita a mano.

6. La etiqueta de mesa siempre es la misma

Así se trate de un brunch, un café, un almuerzo o una cena. En cuanto a los invitados, empieza por confirmar la asistencia, en lo posible un día antes, ser puntuales, llegar a la hora señalada en la invitación, no una hora antes ni una hora después. Diez o quince minutos de retraso (por los trancones de la ciudad y propios de la época) no es mal visto. Si hay personas que llegaron puntuales, luego de una hora y media de su arribo debe servir el plato fuerte.

7. No le dé pena, pida ayuda

Evite las sorpresas de último momento: cerciórese de tener los utensilios suficientes para servir (platos, cubiertos, charolas, servilleteros), los implementos y equipos necesarios para preparar. Saber esto con antelación le servirá para pedir prestado artículos que no tenga a algún familiar o amigo. Involucre a los miembros de su familia, por ejemplo, su esposo puede servir el whisky o el vino y los niños los postres. Estos detalles sacan a flote valores para compartir en esta fecha especial.

8. Sin discriminaciones, ¡por favor!

¿Se acuerda de las listas?... Es importante que así tenga programada una pequeña reunión, pregunte si alguno de los invitados sufre alergias a alimentos y quiénes son vegetarianos o siguen una dieta especial (si es diabético, sufre de colesterol alto...) o no ingiere licor. Hágalo para evitar que alguno se sienta incómodo o deba pasar hambre. Un buen anfitrión debe tener comida vegetariana, así sea en poca cantidad, y bebidas no alcohólicas.

9. Si invita al jefe o a compañeros de trabajo...

No se desmande en atenciones con él (o ellos). En estas ocasiones sociales se trata de compartir, por eso no trate de resaltar la presencia del jefe al punto que se vuelve el elemento diferenciador. Atienda y agasaje a todos por igual. Las actitudes y el más mínimo movimiento cuentan. La afinidad con jefe y grupo de compañeros se da en el acto de compartir y de tratarse con admiración y respeto.

10. ¿Y si hay pato a bordo?

La informalidad da pie a los excesos, pero debe aprender a manejarlo. Si cae a la fiesta un 'pato', trate de hacerlo sentir como en casa y aún más si llega en compañía de algún invitado. Evite y no patrocine comentarios ácidos o puyas en la reunión para hacerlo sentir mal.

11. Impresione con la limpieza

Si no cuenta con la ayuda de personal de servicio, esmérese aún más en que la cocina esté arreglada, no la deje a la vista como un campo de batalla, y fíjese que el baño social esté perfectamente acondicionado, revise que haya papel higiénico suficiente, jabón en el dispensador y toallas limpias.

12. Y si llegan las 15 y los invitados no se van...

Cuando uno quiere terminar la fiesta no vuelve a servir nada y ya el agasajado entiende, porque la conversación ha bajado un poco el ritmo e incluso el volumen de la música. A buen entendedor... Si la reunión es informal, seguramente estará con personas a las que les tiene mucho cariño y confianza, así que si está cansada no le queda de otra que hacer cara de ponqué hasta que el último invitado se vaya. Claro, si siente que usted la está pasando sensacional, no dé por terminada la fiesta solo por convencionalismo social.

En ocasiones formales, por lo general se usan invitaciones escritas en las que se menciona de qué hora a qué hora va el evento y por eso una señal de que la fiesta terminó es cuando el anfitrión agradece su presencia y en la puerta comienza a despedir, gentilmente, a cada uno de los invitados.

Y si usted es el invitado...

- Y no puede ir... lo indicado es enviar una nota de excusa. Puede también llamar al anfitrión, ojalá un día antes, o enviarle un postre o pudín. Un chocolate, una vela o una botella de vino siempre le harán quedar bien, es como decir "no puedo ir, pero los acompaño de corazón". Eso sí, no dé regalos tan personales como una artesanía, a menos que conozca al anfitrión y la decoración de su casa.

- Es de mala educación quedarse a raspar fiesta. Tenga presente que en una cena estar cuatro horas es suficiente (6 si está muy animada); onces, 3 o 4 horas; coctel, 2 horas, brunch, a las 12 se sirve y 2 1/2 horas es buen tiempo de permanencia. Todo depende de la confianza y de lo animado del ambiente.

- Por informal que sea la reunión, es apropiado llamar al anfitrión a agradecerle, al día siguiente a más tardar.

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