domingo, 5 de febrero de 2012

Continúa polémica por visita del príncipe William a las Malvinas

Tomado de El Clarín

Preparados. Tercero en la foto, el príncipe, conocido en la fuerza aérea como William Walles.

Por Natasha Niebieskikwiat

William llegó a las islas para un “trabajo de entrenamiento militar

No había rastro, guiño o señal alguna en las Malvinas que se hiciera eco ayer del comunicado del ministerio de Defensa que informaba con transmisión de fotos y todo que el teniente William Wales, heredero de la corona británica comenzó ayer su entrenamiento militar en la base de Mount Pleaseant. Tanto es así que al llegar el equipo de Clarín al aeropuerto internacional de estas islas ubicado en el corazón de este gigantesco complejo militar, cualquiera podía pensar que era un sábado más en la llegada de civiles a las islas con el vuelo semanal de LAN. Ninguna alteración siquiera en las habituales medidas de seguridad, siempre muy estrictas.

Tampoco se ve un cartel, un mínimo movimiento, o estampita alguna en la capital de las islas que refleje una bienvenida para con la llegada del príncipe. Salvo un pintoresco aviso impreso en el Penguin News que saludaban la llegada del príncipe en ocasión de que el Stanley Garden Center (el vivero de Puerto Argentino) informaba a la población que por falta de espacios frescos en el vuelo de LAN no habría flores este año para vender a los enamorados en el Día de San Valentín. Pero los isleños ven este viaje como un apoyo a su posición frente a la Argentina .

La actual sobriedad local frente a la llegada de William es lo que marca la primera diferencia con la que en 1999 hizo aquí su padre, Carlos, primer heredero al trono. Entonces hubo una fiesta popular para recibir al hijo de Isabel II, en momentos en los que además había buenas relaciones con el gobierno de Carlos Menem.

Fuera de la militarización del Atlántico Sur que inició el Reino Unido, por otro lado da la sensación de que aquí creen que la visita de William se entiende poco en la Argentina.

Marcada en la agenda hace tiempo del ministerio de Defensa británico, para la Argentina es una provocación en víspera de los 30 años de la guerra y para el Reino Unido un “ejercicio de rutina”. Según pudo palpar Clarín en diálogo con varios isleños, aquí se hace una distinción muy clara entre una “visita real” como la de Carlos, y otra de “trabajo de entrenamiento militar como la del príncipe”, quien sin embargo es junto a su esposa Kate Middleton más popular que Carlos y Camila.

El hijo de Carlos con lady Diana, llegó a Malvinas a entrenarse por seis semanas como piloto de búsqueda y rescate con la Fuerza Aérea Real. Y en ese sentido se maneja bajo los cánones de la fuerza militar y la del resto de sus compañeros según se ha informado.

Christine, recepcionista del hotel donde se aloja este diario señaló ayer que en las islas estaban encantados con la llegada del príncipe, que esperaban que en algún momento se acercara “al pueblo” pero que no tenían apuro.

Más dura y politizada, la editora del Penguin News escribió en el último número de este semanario lo siguiente: “Además del gran afecto que se tiene por la familia real, nuestro gran placer por el arribo de su HRH proviene del hecho de que en un momento de tensión política y económic a ésta (la visita) consolidó que el gobierno británico ignorara las sensibilidades argentinas al permitir su mismo despliegue en las islas”. Es el punto de tantos isleños: la presencia del heredero es un gesto político hacia su postura frente a la posición argentina sobre las islas.

En un orden más frívolo, es casi seguro que William va a hacer un paseo por la capital de las islas. Cómo no hacerlo. La puerta la abrió el propio comandante de las fuerzas británicas, Bil Aldrige, en una entrevista, donde dijo: “Yo les digo lo mismo a los que recién llegan (a Mount Pleasant). L os animo a salir lo más posible”, aseguró el brigadier .

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