viernes, 10 de septiembre de 2010

La Poesía del viernes, CENTÍMETRO A CENTÍMETRO, por Rubén Bonifacio Nuño

Por Luis Montes Brito


Rubén Bonifacio Nuño
1923-

Nació en Córdoba, Veracruz, en 1923. La formación humanística lleva a Rubén Bonifaz Nuño hacia una poesía de síntesis en que se concilian el rigor clásico y las palabras en libertad, el oscuro y muchas veces atroz universo náhuatl y la tradición grecolatina.

Ese decidido afán de restaurar lo clásico en medio de la realidad de nuestros días se logra en plenitud en sus libros de madurez, cada uno de ellos un solo gran poema unitario, por más que los fragmentos tengan su valor propio aparte del que poseen en el conjunto.

Dueño de excepcional sabiduría técnica, ha afinado la versificación hasta crearse sus propias modalidades estróficas y una sintaxis peculiar que debe tanto a la poesía escrita como al lenguaje coloquial. El idioma dócil y tenso se ciñe con la misma precisición al canto de la cólera o la ternura, la esperanza o la melancolía, el amor o la soledad sin remedio. Cada nuevo libro de Bonifaz Nuño rectifica y mejora al anterior.

Lo prosigue también, y así su obra toda logra una continuidad, una coherencia sin monotonía como muy pocas veces se ha presentado en la lírica mexicana.*

Su producción poética de 1945 a 1971 fue recopilada en De otro modo lo mismo, poesía 1945-1971 (1978), su producción posterior, en Versos, 1978-1994 (1996), ambos publicados por el Fondo de Cultura Economica. Ha traducido del latín y del griego a Ovidio, Catulo, Lucrecio y Homero, entre otros.

Disfrute del poema CENTIMETRO A CENTIMETRO de Rubén Bonifacio Nuño escuchando la canción Guapa de Marcos LLunas




CENTÍMETRO A CENTÍMETRO
Rubén Bonifaz Nuño


-Piel, cabello, ternura, olor, palabras-
mi amor te va tocando.
Voy descubriendo a diario, convenciéndome
de que estás junto a mí, de que es posible
y cierto; que no eres,
ya, la felicidad imaginada,
sino la dicha permanente,
hallada, concretísima; el abierto
aire total en que me pierdo y gano.

Y después, qué delicia
la de ponerme lejos nuevamente.
Mirarte como antes
y llamarte de "usted", para que sientas
que no es verdad que te haya conseguido;
que sigues siendo tú, la inalcanzada;
que hay muchas cosas tuyas
que no puedo tener.

Qué delicia delgada, incomprensible,
la de verte lejos,
y soportar los golpes de alegría
que de mi corazón ascienden
al acercarse a ti por vez primera;
siempre por primera, a cada instante.
Y al mismo tiempo, así, juego a perderte
y a descubrirte, y sé que te descubro
siempre mejor de como te he perdido.

Es como si dijeras:
"Cuenta hasta diez, y búscame", y a oscuras
yo empezara a buscarte, y torpemente
te preguntara: ¿estás allí?", y salieras
riendo del escondite,
tú misma, sí, en el fondo; pero envuelta
en una luz distinta, en un aroma
nuevo, con un vestido diferente.

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