viernes, 10 de septiembre de 2010

Correo Express: Del paraíso a la otra orilla

Por Luis E. Montes*

Fidel Castro al momento de ser entrevistado por el periodista estadounidense Jeffrey Goldberg de la revista The Atlantic.

Para los que se suscriben a la noción de senilidad de Fidel Castro, el viejo zorro y dinosaurio político ha probado que se equivocan una vez más enseñando sus mejores adjetivos de desalmado, cínico y manipulador de los medios y por que no del mundo.

De una manera astuta ha logrado desviar la atención mundial de la huelga de hambre de los disidentes políticos y la muerte de Orlando Zapata Tamayo, legitimizar ante el pueblo cubano las medidas “reformistas a la Deng” anunciadas por su hermano, Raúl, y de paso quizá crear empatía en una de las comunidades más cercanas a la comunidad cubana en el sur de la Florida, la judía.

Divide y vencerás predicaba Maquiavelo. Desmarcándose y condenando el ignorante anti-semitismo de Ahmadinejad ha logrado posicionarse positivamente ante los ojos de un aliado importante de los cubanos-americanos y aún más importante del partido demócrata, agrupación política de la cual es miembro el actual ocupante de la Casa Blanca y ambas mayorías en el Congreso federal.

Sin duda, la mayor perspicacia de Castro se da con la selección del medio, el entrevistador y la fecha conmemorativa para soltar la noticia. Castro busca llevar su mensaje sin “interferencias” a una audiencia influyente y liberal. Uno puede estar en desacuerdo con su filosofía y planteamientos políticos, pero se debe reconocer la genialidad del último tirano jurásico del hemisferio occidental para salirse con la suya y de tomar el pelo. Se debe también reconocer el claro y sofisticado mapeo político y de poder de los Estados Unidos por parte de Castro y sus asesores. Y que mejor fecha para dar a conocer su epifanía que en la víspera de uno de los días más sagrados del judaísmo, Rosh Hashanah.

Como bien lo describe Jeffrey Goldberg, periodista responsable de la entrevista, en sus notas, fue el encargado de la sección de intereses de Cuba en Washington quien le llamó a su celular mientras veraneaba en ni más ni menos que Martha’s Vineyard, el mismo lugar donde también veraneaba el Presidente Obama. El cubano le llamó para extenderle una invitación a viajar a Cuba con el fin de discutir más a fondo su reciente artículo sobre la posible guerra nuclear entre Israel e Irán la primavera del 2011 con el mismísimo Castro. Dicho artículo generó discusión en los círculos más influyentes de la política exterior de los Estados Unidos y el diplomático cubano le hizo ver a Goldberg que el “comandante” había leído detenidamente su artículo y que tenía un par de pensamientos que compartir.

Goldberg se alistó y viajó a La Habana casi de inmediato. Él no es cualquier periodista. Su experiencia en asuntos internacionales con tendencia liberal y la revista, The Atlantic, para la cual escribe, si bien balanceada ideológicamente cuenta con una mayor audiencia liberal, sirven perfectamente a los intereses personales de Castro. Además cabe destacar que Goldberg es judío y sobretodo un autodenominado ex-socialista, como él mismo lo menciona en una de sus entregas. Entonces, ¿qué mejor manera de enviar el mensaje a la otra orilla que con ese mensajero?

Es curioso leer cuando Goldberg en un intento por probar que lo de Castro no es “demagogia” ni ganas de simplemente agradar a su huésped, le preguntó a Castro si fuese capaz de decirle lo mismo al iraní Ahmadinejad en su cara. A lo que Castro hábilmente le responde: “Te lo estoy diciendo a ti para que lo comuniques”.

Más allá de las cortas entregas que ha hecho Goldberg desde el lunes hasta el miércoles, interrumpidas por la observación de parte del escritor de la celebración judía, las consecuencias se sintieron casi de inmediato. Un día después del comentario sobre Ahmadinejad, Hugo Chávez, presidente venezolano y máximo discípulo de Castro, obedientemente siguió las órdenes implícitas de Castro y anunció que se iba a reunir con los líderes de la comunidad judía en Venezuela. Esto se da sorprendentemente después de años de hostilidad sin tregua hacia los mismos líderes y el estado de Israel.

En retrospectiva, es evidente que Castro desestima tanto a su pueblo, se ríe de el y cree que su legado ya está escrito en oro que se atreve a reconocer públicamente que el sistema implementado y venerado por él desde la imposición del socialismo en Cuba tras la revolución del ’58 ya ni siquiera funciona para ellos, mucho menos para exportarse. Se entiende entonces que el sacrificio que ha hecho el pueblo cubano por los últimos 52 años ha sido en vano. Que la hambruna y el pauperismo sufrido no conmueven a Castro y que tiene hasta la temeridad de burlarse de ellos y del mundo.

Queda aún por conocerse el trabajo de Goldberg en su totalidad y consecuentemente determinar si el discurso del último dictador de las Américas lleva implícito una intención revisionista o simplemente una autocrítica calculada para actualizar su imagen a nivel mediático en el contexto del siglo XXI.


Entregas de Goldberg y artículos relacionados:

http://www.theatlantic.com/international/archive/2010/09/fidel-to-ahmadinejad-stop-slandering-the-jews/62566/
http://www.theatlantic.com/international/archive/2010/09/fidel-cuban-model-doesnt-even-work-for-us-anymore/62602/%3E%3Cfont%20class=
http://www.theatlantic.com/international/archive/2010/09/chavez-we-respect-and-love-the-jews/62693/

*Luis E. Montes es graduado de la Universidad de Marquette con título de Economía Aplicada a las Matemáticas y una especialización en Estudios Asiáticos. Además realizó estudios de relaciones internacionales y economía en Beijing, China. Tiene cursos de especialización política. Ha realizado trabajos de consultoría política y asuntos públicos en Estados Unidos y varios países de Latinoamérica. Actualmente, es consultor político en calidad de experto en temas de minorías en los Estados Unidos. Miembro del tanque de pensamiento Pan American Institute for Social Research (PAIS-R).

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