domingo, 5 de septiembre de 2010

Sabía usted qué nos hace enamoramos de una persona?

Tomado de El Mercurio


La biólogo-antropóloga Helen Fisher visitará Chile para hablar sobre el amor, a explicar por qué es tan fuerte, por qué no nos enamoramos de cualquiera y dar algunos trucos para lograr que los otros se fijen en uno.

Por Lorena Guzmán H.

"El amor es el sentimiento más poderoso que hay en la Tierra", dice al teléfono desde Nueva York Helen Fisher, biólogo-antropóloga de la Universidad de Rutgers, EE.UU.

Hace una década que esta científica se dedica a entender cómo el cerebro humano se revoluciona al enamorarse. El amor se refleja en el alza de actividades en zonas específicas y en la producción de distintos químicos. "Comprender ese mecanismo nos permitirá ayudar a las personas a encontrar el amor y mantenerlo", dice.

Esta antropóloga es toda una autoridad en lo que a amor se refiere. En 2008 fue invitada a hablar de su trabajo a TED, la selecta organización que llama a todos los que tengan buenas ideas para cambiar el mundo.

Helen cuenta que el cerebro se divide en tres cuando de amor se trata. El que está movido por el sexo y que puede elegir entre un gran espectro de individuos; el romántico, que se enfoca en entregar amor de pareja a un solo individuo; y el del apego profundo, que aspira a relaciones serias a largo plazo, ya sean de pareja o de amistades.

"Cuando nos enamoramos, en nuestro cerebro se activa una zona que produce dopamina, un estimulante natural del sistema nervioso que nos hace enfocarnos, mentalizarnos, tener más energía y movilizarnos hacia nuestro objetivo: la persona amada", explica. Esta actividad es tan evidente, que se puede ver en un escáner cerebral.

Y no es todo. El cerebro es tan sensible, que todo lo que hacemos, sentimos o pensamos deja una huella en él. Por ello, Helen asegura que sí existe el amor a primera vista. "Así como nos gusta instantáneamente un nuevo sabor de helado, también nos puede deslumbrar una persona, y ello hará funcionar nuestra cabeza", explica.

Pero lo que más le impresiona no es la emoción del inicio del romance, sino lo que pasa después.

"Con mi grupo, escaneamos los cerebros de varias personas sobre los 50 años y que en promedio llevaban 21 de matrimonio. Todos ellos decían que estaban enamorados -no sólo sentían apego-, y en todos ellos pudimos ver que sus cerebros tenían la misma actividad de los que aseguran haberse enamorado perdidamente hace poco", cuenta aún con asombro.

"La única diferencia es que los recién enamorados también tienen activada una zona que produce ansiedad, mientras que los que llevan años amando tienen esa área en calma", detalla. Demostramos, agrega, que el amor y el estar enamorado puede durar en el tiempo. Y no más de tres meses o tres años, como algunos estudios aseguraban.

Objetivo de Cupido

Pero, ¿qué nos hace enamorarnos de una persona y no de otra? Ésa es la pregunta que el sitio de citas match.com hizo a pedido de Helen. Ella sospechaba que la biología nos hace más proclives a unos que a otros, y no estaba tan lejos.

Para encontrar la respuesta, confeccionó un cuestionario que contestaron más de 40 mil personas que entraron al sitio. "Con esos datos, confirmamos que la gente se divide en lo que yo llamo personalidades: el explorador, el constructor, el director y el administrador", cuenta. Cada uno de ellos está definido por las sustancias que generan en mayor cantidad.

El explorador (guiados por la dopamina) gusta de la aventura, es espontáneo, energético, creativo y curioso. "Un buen ejemplo es el Presidente Obama", dice Helen. Estas personalidades suelen buscar a sus parecidos.

A los constructores (que generan más serotonina), en cambio, les gusta lo estructurado y convencional, y al mismo tiempo tienen grandes redes y son personas muy sociables. Ellos también tienden a buscar a sus iguales.

Por su parte, directores y administradores se atraen mutuamente. Los primeros son analíticos, directos, confiados y agresivos. Y los segundos son creativos, idealistas sociales y no temen expresar sus emociones. El ejemplo perfecto son Hillary y Bill Clinton, respectivamente.

Pero el "temperamento cerebral" o factor biológico no es el único en la ecuación, las claves culturales también importan. "La gente suele buscar parejas con niveles económicos, de inteligencia y belleza similares", aclara Helen. La religión y la política tampoco escapan.

Pero más allá de los ingredientes de esta receta, Helen asegura que la disposición a encontrar el amor es primordial. "Viví con un hombre maravilloso por 30 años. Nos adorábamos y pasamos el mejor de los tiempos", dice con añoranza. "Murió el año pasado (fui esta mañana a visitarlo a su tumba) y ya estoy preparada para esperar qué viene ahora, y estoy segura de que él estaría encantado con esto", termina entre risas.

'' Aunque en las distintas culturas alrededor del mundo el amor se exprese de distintas formas, todos los seres humanos sienten amor exactamente de la misma manera".

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