domingo, 17 de julio de 2011

Uruguay revivió el "maracanazo" exactamente 61 años después

Tomado de El Observador

La avenida 18 de Julio se volvió a llenar de uruguayos un 16 de julio en 2011 como en 1950. Otrora por ganarle a Brasil, en Maracaná, la Copa del Mundo, esta vez por eliminar a Argentina en “su” Copa América

Por Juan Pablo De Marco

Parece que el destino se puso de acuerdo. El 16 de julio de 1950, la calle principal de Uruguay, la avenida 18 de Julio, se colmó de uruguayos para festejar el título mundial. En ese año ese país derrotó 2 a 1 a Brasil, anfitrión del torneo. Ahora, en 2011, 61 años después, la avenida 18 de Julio se volvió a llenar. No es comparable con la gesta de aquel tiempo, pero sí por haber derrotado a un nuevo anfitrión. Uruguay le ganó por penales a Argentina y se metió entre los cuatro mejores de la Copa América.

Una vez más el fútbol uruguayo reivindicó su característica principal: la popular “garra Charrúa”. Una vez más la lucha contra la adversidad, el 1 a 0 abajo y la remontada de la mano de Schiaffino y Ghiggia en el 50 se revivió con la expulsión del “Ruso” Pérez y el toqueteo implacable que parecía iba a dejar afuera de la Copa América a Uruguay en 2011.

Pero no. Porque estaba Obdulio Varela en el 50 y porque estaban las manos de Muslera en 2011. Porque Ghiggia estaba para vulnerar a todos los zagueros brasileños cuando menos se lo pensaba y porque estaba Forlán y Suárez para batallar contra los zagueros argentinos.

El hincha uruguayo volvió a empatizar con sus jugadores. Fue en 1950 y en 2011. Todo, por el mismo motivo: dejar afuera al organizador del torneo y la casualidad del destino hizo que sean Argentina y Brasil: los dos gigantes que lo avecinan en una misma mítica fecha: el 16 de julio.

Así vió el partido la prensa Charrúa

En otro mítico 16 de julio, como en Maracaná, Uruguay calló un estadio al eliminar al local. Venció por penales a Argentina y está en semifinales

Por Diego Molinelli

La tensión que se vivía en el estadio de Colón de Santa Fe se transmitió hasta cada rincón de Uruguay. El Cementerio de los Elefantes sumó otra perla a su collar de argumentos para mantener ese mote. Porque si bien Uruguay llegó a la Copa América con el reconocimiento del cuarto lugar en el Mundial 2010, Argentina es una potencia futbolística. Y en esta Copa América, de local, dejarlo afuera era derribar a un gigante.

Y cayó cuando Martín Cáceres colgó la pelota en el ángulo superior izquierdo de Sergio Romero. Y cayó el rival, pero también calló la tribuna, a excepción de un puñado de uruguayos que desataron toda su alegría. Y con ellos más de tres millones.

Uruguay sabía lo que quería y lo logró. A su forma, con sus convicciones. Pudo salir mal pero, al fin y al cabo, salió bien y ahora eso es lo que importa. Porque otra vez la selección de Óscar Washington Tabárez se queda hasta el último día en un campeonato, como era costumbre en otras épocas. Y porque otra vez la celeste sacó a la gente a la calle para abrazarse en un grito unánime: ¡Uruguay nomá’!

El encuentro terminó 1-1 y con 10 jugadores de cada lado. El primer tiempo dominó Argentina, pero en el segundo Uruguay emparejó y pudo ganarlo en la última jugada.

En la primera parte del alargue se repartieron el dominio. El equipo de Tabárez tuvo posibilidades en la primera parte del suplementario y Argentina lo acorraló en los últimos cinco minutos.

Los goles fueron en el primer tiempo del partido. Diego Pérez a los 5’ anotó para Uruguay y Gonzalo Higuaín en el minuto 17’ para Argentina. Los expulsados, fueron el mismo Pérez a los 38’ de la primera parte y Javier Mascherano a los 41’ de la segunda etapa.

Primer tiempo dulce y amargo

La tarjeta amarilla a los 2 minutos para Diego Pérez ya puso la primera cuota de preocupación en los hinchas celestes, pero el “Ruso” se reivindicó tres minutos más tarde cuando recogió un rebote del arquero argentino para anotar el primer gol del encuentro.

Uruguay manejó la ventaja mientras pudo, pero Argentina logró conectar a sus hombres más creativos para arrimarse al arco uruguayo. Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín y Lionel Messi amenazaron con algunas aproximaciones, hasta que en el minuto 17 Messi se acordó de que es el mejor jugador del mundo y se escapó de la marca uruguaya para colocar un centro milimétrico a la espalda de Diego Lugano para que Higuaín conectara un soberbio cabezazo para igualar el partido.

A partir de ese momento Argentina se adueñó del balón y Uruguay se tiraba peligrosamente atrás empujado por el toque de balón del rival. De vez en cuando los dirigidos por Tabárez le dieron respiro a su gente con algunas llegadas de Diego Forlán y de Luis Suárez, que cuando se encontró con la pelota solamente fue frenado con una innumerable cantidad de faltas.

Pero cuando parecía que la llegada del descanso permitiría al técnico uruguayo mover algunas piezas -especialmente un cambio por Pérez, quien estaba en capilla porque había golpeado varias veces luego de la amonestación- una falta innecesaria del “Ruso” hipotecó las posibilidades de Uruguay. A los 38 minutos vio la segunda amarilla y se fue a duchar antes de tiempo.

Corazón celeste

El ánimo en cada casa, en cada bar donde había reunión frente al televisor, no era el mejor. Con 10, contra el local y con la calidad de jugadores que tenía la selección que estaba en frente, el pronóstico era muy malo.

Pero el segundo tiempo mostró a Uruguay muy concentrado, comprometido con el trabajo para marcar y con dos delanteros como Forlán y Suárez que batallaron y se las arreglaron para preocupar a la defensa argentina.

El reloj avanzaba, los nervios crecían y el desdoble de cada uno de los jugadores uruguayos se multiplicaba. Así se pudo llegar al alargue. Argentina pudo ganarlo, pero Muslera se empezó a convertir en héroe ahogando varios gritos de gol. Pero también se pudo ganar en la última jugada del partido: una notable maniobra de Suárez por derecha terminó en un centro atrás y un cabezazo de Forlán que se fue por poco.

El alargue tuvo la misma tónica, pero 10 contra 10, lo que le dio nuevos bríos a Uruguay. En el minuto 86 del partido Javier Mascherano fue expulsado por segunda amarilla.

En los 30 minutos complementarios Argentina trató mejor la pelota, pero el corazón celeste no se rindió. Y cuando Álvaro Pereira ya no daba más y Egidio Arévalo Ríos se tiraba al piso acalambrado, Tabárez mandó dos cambios para sostener el poderío en el medio de la cancha. Salieron los dos que estaban exhaustos y entraron Walter Gargano y Sebastián Eguren a cumplir al pie de la letra con el libreto celeste.

Llegaron entonces los penales y la efectividad de los rematadores uruguayos, más el acierto de Muslera, que le atajó el penal a Carlos Tévez, desató el festejo celeste.

Otro mítico día para el fútbol uruguayo. Si bien el logro no se puede comparar con el 16 de julio de 1950 cuando se selló el “Maracanazo”, eliminar al local era especial para el plantel de Tabárez, quizás resumido en declaraciones de “Palito” Pereira a la televisión internacional: “El 16 de julio para todo jugador uruguayo es un feriado porque es fecha de Maracaná”.



No hay comentarios:

Publicar un comentario