Tomado de El País
La ciudad de Doral junto a Miami,
conocida como “Doral-zuela” por la alta
concentración de venezolanos que allí residen
La esperanza antichavista del corazón
del exilio venezolano en EE UU
Doral, la ciudad con mayor número de venezolanos del
país, ha visto incrementar su población de exiliados desde que Chávez llegó al
poder
PorEva Sáiz
Hace cuatro años, María Teresa Jumá, una ingeniera de
sistemas venezolana, fue despedida de PDVSA, la
compañía petrolera de Venezuela, por no prestar su apoyo al
presidente Hugo Chávez. Jumá abandonó su país rumbo a Doral, una ciudad de unos
46.000 habitantes a menos de ocho kilómetros de Miami. La elección del destino
de su exilio no fue casual. Doral, a la que se conoce como Doralezuela,
es la localidad de Estados Unidos en la que reside el mayor número de
venezolanos que vive en ese país (20.438).
Desde que Chávez
llegara al poder hace 13 años, el número de venezolanos que ha abandonado su
país para trasladarse a EE UU se ha incrementado más del doble. Según el Censo, en 2000 había 91.500 ciudadanos de
Venezuela en territorio estadounidense, una cifra que creció hasta los 215.000
en 2010, de los que el 57% se concentra en Florida. Doral se ha convertido en
el corazón de los expatriados de Venezuela, la mayoría ciudadanos de clase
media-alta que huyen del férreo control al que su presidente ha sometido la
economía, los recursos y la opinión pública de su país. “Doral es tierra de
inmigrantes, no sólo venezolanos, sino de colombianos [la segunda minoría tras
la venezolana] o brasileños. Poco a poco todos han ido instalándose y abriendo
sus propios negocios”, explica Luigi Boria,
concejal y candidato a la alcaldía de la ciudad a la que llegó hace ya 23 años,
“mucho antes de que comenzara a llegar el éxodo provocado por las políticas
chavistas”, explica.

En estos últimos 10 años, Boria ha
asistido a la transformación de Doral en una "Venezuela diminuta pero con
más seguridad". “Hay muchos restaurantes venezolanos y la cultura de mi
país se ha ido impregnando poco a poco en la ciudad”, explica. Las calles de
Doral huelen a arepa, en sus comercios se encuentran los productos con los que
hacer las comidas típicas venezolanas y en muchos institutos se tocan
instrumentos tradicionales, comenta Jumá.
Ella, como muchos otros antes,
recaló en la localidad con la idea de regresar en pocos años a su país, pero la
perpetuación en el poder de Chávez ha obligado a la mayoría a abandonar su
primera idea de una estancia temporal. “Muchos llevan aquí casi 14 años, sus
negocios han prosperado aquí, sus hijos se han criado en un entorno
completamente distinto y aunque hablan dos lenguas, su primer idioma ya no es el
castellano, es lógico que hayan decidido asentarse definitivamente en EE UU”,
explica Boria. En Doral el 74.50% de la población habla español, muy por
delante de quienes se expresan en inglés, el 16.15%, o en portugués, el 5,02%
-en los últimos año el número de brasileños que se ha instalado en la ciudad ha
crecido considerablemente-.
1.400 kilómetros para poder votar
Aunque un gran porcentaje de los
venezolanos de Doral tiene ya la nacionalidad estadounidense, la mayoría
reconoce que sigue con mayor atención la actualidad política de su país natal
que la de EE UU. Movidos por esa añoranza y por el deseo de
intervenir en el vuelco político que el 7 de octubre podría producirse
en Caracas, muchos de los inmigrantes venezolanos de Doral -y de todo Florida-
abandonarán este fin de semana la localidad, y el Estado, rumbo a Nueva Orleans
para poder ejercer su derecho al voto el próximo domingo. El Gobierno de Chávez
mantiene cerrado desde enero su consulado en Miami -después de que la Administración
norteamericana expulsara a la cónsul venezolana en esa ciudad, Livia
Antonieta Acosta- y ha decretado que todos los ciudadanos censados en dicha
legación se trasladen a Nueva Orleans, a 1.400 kilómetros de distancia, para
depositar su papeleta.
Esta decisión afecta a cerca de
20.000 venezolanos de Florida, Georgia, Carolina del Norte y Carolina del Sur
que se registraron para votar en Miami, una población que en 2006 votó en masa
en contra del presidente de Venezuela. Entonces, de los 10.800 venezolanos
censados en Florida, sólo el 2% apoyó a Chávez.
20.000 venezolanos
de Florida, Georgia, Carolina del Norte y Carolina del Sur que se registraron
para votar en Miami están obligados a votar en Nueva Orleans
“Pese a todas las trabas del
Gobierno chavista, hemos conseguido fletar autobuses y vuelos en todo Florida
para poder trasladar al mayor número de votantes con menos recursos hasta Nueva
Orleans”, explica Boria. Jumá es una de las que este sábado ocupará un asiento
en uno de esos autobuses. “Dormiré en el autocar de regreso, pero el viaje
merece la pena, es necesario que el presidente abandone el poder”, asegura.
Aquellos que no pueden permitirse
el viaje o que no han conseguido registrarse a tiempo para votar también tienen
una cita este sábado a partir de las tres de la tarde en El Arepazo, un emblemático restaurante de
Doral, en el que se concentran los venezolanos en el exilio, que alberga actos
políticos de la oposición chavista y que es un habitual centro de reunión cada
noche electoral. “Siempre hemos seguido los comicios con esperanza, pero el
ambiente de este año es especial, hace mucho que no se vivía algo así, dentro y
fuera de Venezuela”, explica su propietario, Luis Alberto Schilling, un
venezolano de 58 años que, tras jubilarse en 2000 en México, renunció a
regresar a su país. “La situación, recién llegado Chávez, ya era difícil, tenía
una hija y quería pensar en su futuro. Vine a Doral y en 2004 adquirí El
Arepazo”, explica.
Entre los más de 20.000 venezolanos de
Doral esa esperanza a la que alude Schiling es generalizada. Todos coinciden en
que este domingo las posibilidades de que el candidato opositor Henrique
Capriles derrote a Chávez son muy altas, aunque son realistas. “Estoy
convencido de la victoria de Capriles”, dice Boira, “Pero lamentablemente, aún
pasarán varios años hasta que se consiga reestructurar la situación
institucional, social y política del país y todo vuelva a la normalidad en
Venezuela”, sostiene.
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