Tomado de
Long Island al Día
Hispanos y
religión: Erradicando mitos; estableciendo nuevos paradigmas
Por Luis E. Montes
Lialdia.com/ Luis E. Montes* / El Centro Hispano Pew dio a
conocer esta semana nuevos datos sobre la relación de las preferencias
políticas hispanas y la afiliación religiosa que profesan. La nueva información
indudablemente pone en entredicho muchos de los mitos urbanos y sobretodo esperanzas
de algunos políticos para lograr mayor porcentaje del pastel electoral hispano.
Iniciemos
con las cifras publicadas por Pew está semana: Los encuestados son divididos en
3 grandes grupos: católicos, evangélicos protestantes y no afiliados. Por su
parte, los hispanos que se identifican como católicos y quienes de acuerdo al
sondeo son el 57% y por lo consiguiente la mayoría, prefieren al presidente
Barack Obama abrumadoramente. 7 de cada de 10 (73%) de hispanos que se
congregan en la iglesia católica dicen ser partidarios o que darán su voto para
la reelección del actual ocupante de la Casa Blanca. Sólo el 19% de este grupo
apoyan al candidato republicano, el exgobernador de Massachusetts Mitt Romney.
En el
grupo denominado como evangélicos protestantes los cuales de acuerdo al sondeo
sólo alcanzan el 16% del electorado hispano, la historia varía un poco. El
candidato republicano alcanza el 39% de apoyo. El presidente y actual candidato
demócrata alcanza el 50%. Aunque la ventaja se acorta considerablemente, la
diferencia es todavía de doble dígitos.
El poco
terreno ganado por los republicanos en el grupo evangélico protestante se
desvanece cuando se analiza el tercer grupo: el de los no afiliados. El tamaño
del grupo es básicamente el mismo que el de los evangélicos. Los no afiliados
hacen un 15% del voto hispano, un punto porcentual menos que los protestantes.
No obstante, la diferencia en las preferencias es abismal. 82% de los hispanos
no afiliados religiosamente apoyan a Obama y sólo un 7% de este grupo dicen
preferir a Romney.
Los
números traen muy malas noticias para los republicanos. El último candidato
republicano que ganó una elección presidencial fue George W. Bush en el 2004.
De manera astuta, los asesores de Bush lograron utilizar su ferviente
religiosidad para conectar con votantes hispanos en base a asuntos sociales y
religiosos, a tal punto que lograron llevarse el 44% del total de votos
hispanos. La más reciente encuesta muestra que esos temas ya no son tan
persuasivos ni importantes como el 2004. Como explicamos en una columna
anterior, el voto hispano actual es más joven y ve esos temas sociales con
mayor apertura y menos dogma.
Por lo
que aquellas creencias de muchos asesores republicanos que su partido puede
contar a los hispanos como base natural se cae con los nuevos datos de Pew. Si
bien el voto hispano fluctúa más que el voto afroamericano, no es precisamente
por los asuntos sociales como muchos predican. Una explicación es la misma
diversidad de la comunidad hispana. Se dice hasta la saciedad que la comunidad
hispana no es monolítica. Otro factor que ayuda a explicar la disminución en la
correlación entre religión y afinidad política es el tiempo de residencia en el
país que los hispanos lleven en el país.
Tomemos
el caso de la cuarta población hispana más numerosa en Estados Unidos: la
salvadoreña. Después de los mexicanos, puertorriqueños y cubanos, los casi 1.7
millones de salvadoreños (contabilizados por el censo) conforman el 3.3% de la
población total hispana. Para cualquiera que haya visitado el país
centroamericano y haya tenido acceso a cualquiera de los dos periódicos de
mayor circulación, le parecerá insólito que la homilía del arzobispo de la
capital y hasta la de su asistente en su ausencia sea reportada “religiosamente”
en las primeras páginas del tiraje de todos los lunes. En ese caso, los
salvadoreños recién mudados a Estados Unidos pudiesen por costumbre seguir los
consejos políticos de su líder religioso. Esa influencia o dependencia
indudablemente disminuye a medida el tiempo de residencia incrementa. Lo mismo
es cierto para los miembros de generaciones subsecuentes como lo demuestra lo
publicado por Pew.
Irónicamente,
lo interesante de toda esta discusión es que el verdadero valor del voto
hispano recae naturalmente en el crecimiento exponencial de la masa votante
pero sobretodo en esa precisa inclinación de la comunidad hispana a fluctuar o
indecisión al votar. Los hispanos seguirán estando de moda media y vez cuando
los partidos políticos, candidatos, asesores y operativos políticos sigan
percibiéndoles como persuasibles.
* Consultor político
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