Por Luis E. Montes Amaya*
Digámoslo
desde el inicio para descartar discusiones estériles: Ninguna elección está
decidida hasta que los centros de votación cierren el 6 de noviembre y los
votos sean contados. No obstante, las tendencias que muestran las encuestas en
distintos estados claves para cada una de las contiendas electorales en juego
indican que la verdadera competencia se dará en qué partido controlará la Casa
de Representantes.
La
campaña del gobernador Mitt Romney desde la convención republicana a finales de
agosto no ha logrado remontar la distancia de hasta 6 puntos que le lleva el
presidente Barack Obama. Consistentemente el presidente sale mejor evaluado en
los estados de Florida y Ohio, claves en el resultado final de esta elección
debido al voto del colegio electoral. Por ejemplo, la encuesta de CBS/New York
Times/Quinnipiac realizada en el estado de Florida entre el 18 y 24 de
septiembre pone al actual ocupante de la silla presidencial 9 puntos por
delante de su contendiente republicano.
Si el
presidente Obama se agenciara un triunfo en Florida, las posibilidades de
Romney para llegar a la Casa Blanca son remotas.
De acuerdo a la configuración
actual de los estados, Obama cuenta en estos momentos con 247 votos en el
colegio electoral. Por su parte, Romney cuenta con 191. Los estados “toss-up”
son un total de 9: 4 en la costa este (Florida, Carolina del Norte, Virginia y
New Hampshire), 3 en el Mid-west (Ohio, Iowa y Wisconsin) y 2 en el Oeste
(Nevada y Colorado).
Con una
victoria en Florida, el presidente Obama sube de 247 votos a 266 en el colegio
electoral, restándole así sólo 4 votos para alcanzar el número mágico de 270 –
votos necesarios para llegar a la presidencia. Bastaría que el presidente gane
un estado como Nevada o Colorado donde el creciente número de hispanos han
hecho que las encuestas le favorezcan. Los republicanos están leyendo los
mismos mapas y saben lo difícil que será el gane en la presidencial.
Miremos
ahora el senado. Desde el escándalo del representante Todd Akin en Missouri
quien dijo que las mujeres durante una violación “pueden cerrar su sistema
[reproductivo] para evitar quedar embarazadas”, las posibilidades republicanas
para desbancar a Claire McCaskill sufrieron un fuerte revés. Por otro lado, la
contienda electoral en el estado de Massachusetts donde el republicano Scott
Brown busca mantener su asiento parece cada día más difícil. Su contendiente
demócrata Elizabeth Warren aparece arriba en la mayoría de encuestas; hasta 5
puntos arriba.
Con
este panorama, las opciones del partido republicano para el próximo noviembre
se ven reducidas a defender la mayoría en la Casa de Representantes. Ellos
saben perfectamente que la única manera que podrán detener, mejor dicho
obstruir, el avance de la agenda del presidente Obama radica en mantener la mayoría
en el Congreso. Actualmente de las 435 posiciones, 240 son republicanas, 190
demócratas y 5 vacantes. En papel, los demócratas tendrían que mantener todas
sus posiciones y ganar 22 nuevas curules para lograr la mayoría.
Es por
eso que en los últimos días hemos visto que grupos importantes republicanos han
pasado de la defensiva a la ofensiva enfocando su atención, mejor dicho
ataques, en distritos congresionales claves para mantener la mayoría. El
problema para la agenda de la comunidad hispana con este escenario es que la
conformación de la mayoría republicana cuenta con 60 miembros que pertenecen al
Tea Party Caucus cuya visión en general y muy en particular su posición en
materia de inmigración no encaja con las necesidades de nuestra comunidad ni con
la realidad del país.
En el
área de Nueva York desde donde se escriben estas líneas, nuestra lucha por
cambiar el liderazgo en la Casa de Representantes pasa por la defensa del
asiento del distrito 1 ocupado por Tim Bishop quien está siendo retado por un
partidario del Tea Party. Recientemente, el republicano ha hecho clara su
posición en contra de los asuntos más importantes para la comunidad hispana de
esta parte del país. Ha dicho que trabajará para derogar la ley de salud
promovida por el presidente Obama, apoya el plan de Paul Ryan para la
privatización del Medicare y busca revertir el programa de acción diferida.
Nada
está escrito en piedra. La única manera que podemos cambiar el rumbo o hacer de
las tendencias una realidad es saliendo a votar el próximo 6 de noviembre.
* Consultor político
Para mayor información sobre el autor, puede seguirle en twitter:
@LuisMontes
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