Un tic es un problema en el que alguna
parte del cuerpo se mueve en forma repetida e incontrolada. Pueden suceder en
cualquier parte del cuerpo, aunque más frecuentemente suceden en la cabeza y
cara, en los brazos y manos, y en las piernas.
Hay otro
tipo, los tics vocales, que se refieren a sonidos involuntarios que se hacen
con la boca. Normalmente, los tics pueden controlarse voluntariamente, pero
únicamente por el corto periodo de tiempo en que se puede mantener la
concentración necesaria para ello. La mayoría de los tics son leves, y a penas
se notan; sin embargo, a veces pueden ser severos y muy notorios, y pueden
acomplejar enormemente a un niño, afectándole en muchas áreas de su vida.
El problema más común es el llamado
“desorden del tic transitorio”, que puede afectar hasta un 10% de los niños en
los primeros años de escuela. Estos tics, en principio, no son preocupantes;
suelen desaparecer por si solos en menos de un año. Mientras duran, deberían
ser ignorados por compañeros y maestros; sin embargo, pueden provocar alguna
burla con efectos negativos sobre la autoestima; nuestra cultura es un poco
cruel en ese sentido.
Aunque no son tan frecuentes, hay otros
tics que son prolongados (más de un año) o que no llegan a desaparecer. Se les
llama tics crónicos; algunos de ellos pueden estar relacionados con un
trastorno especial denominado “Desorden de Gilles de La Tourette”.
Los
niños con este problema tienen tics corporales y vocales; pueden tener, además,
problemas de concentración y de atención; pueden actuar con impulsividad, y
desarrollar obsesiones y compulsiones. A veces incluso, no pueden evitar el
decir malas palabras, insultar a otros, o hacer gestos o movimientos obscenos.
Todas estas manifestaciones tienden a provocar burla en los compañeros y regaño
o castigo de padres y maestros; sin embargo, esto no soluciona el problema ni
ayuda en nada al niño; al contrario, le baja su autoestima, pues él no tiene la
culpa, ni puede hacer nada por evitarlo.
El tipo de tic que tiene el niño puede
diagnosticarse mediante una evaluación médica integral, que puede involucrar al
pediatra, al neurólogo, y al psiquiatra.
El
tratamiento puede incluir medicación que le ayude a controlar los síntomas.
Además, algo muy importante es la intervención del psiquiatra infanto-juvenil
para orientar a la familia sobre la mejor manera de dar apoyo emocional al
niño, y proporcionarle un ambiente adecuado para su educación.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha
enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión
en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes
medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con
objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de
apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar
acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en
sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital
Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la
embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me
hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por
la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como
video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en
diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
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