sábado, 27 de octubre de 2012

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: ¡POBRE CHICHI*!


 *Chichí: del nahuatl chichin; bebé, teta. Expresión salvadoreña para referirse a los bebés

            Cuando una madre pone a su hijo antes de los tres años en un kínder, probablemente escuchará por parte de algunas personas una expresión parecida a ¡Pobre chichí!. Comentario lógico de una cultura tradicionalmente consentidora y sobreprotectora con los pequeños, que considera que el mejor lugar para ellos es la casa. Tiende a pensarse a veces, que dejarlo en el kínder es una forma de abandonarlo de la protección casera y de evadir la responsabilidad maternal con el pequeño. Pero eso no es tan acertado, ni mucho menos; más bien al contrario, es un error que la cultura no permite reparar.

            La escolarización temprana tiene múltiples ventajas frente a ningún inconveniente. El que los niños desarrollen las habilidades para el aprendizaje cuanto antes es una de las principales ventajas de la escolarización temprana. Los pequeños empiezan a sentirse estimulados en el aprendizaje y a adquirir los aprestos necesarios para ello desde muy pronto. Cuando llegan a la edad escolar se encuentran en una posición de clara ventaja con respecto a aquellos no escolarizados previamente, que empiezan prácticamente de cero. Cierto es que en ese punto los primeros tienden a verse frenados al tener que llevar el mismo ritmo que los otros; es uno de los problemas del sistema educativo, pero en cualquier caso, mostrarán un mayor estímulo, interés y facilidad para asimilar el aprendizaje.

También es muy importante que en el kinder los niños empiezan a sociabilizar cuanto antes, ya que de este modo su mente se va estructurando en la conciencia de que no son únicos, sino parte de un grupo en el que aprenden a compartir y convivir. Cuando un niño se escolariza a una edad tardía, suele tener asimilado un carácter egocéntrico que le dificulta la integración al colectivo y la adecuada actitud ante la convivencia. En el kínder aprenden a compartir y a convivir bajo la supervisión de personal capacitado para ello, cosa que difícilmente harán en la casa.


La escolarización debe ser temprana y gradual. Idealmente empezando con un par de horas diarias, para extenderlo poco a poco hasta un horario académico regular. Debemos quitarnos de la cabeza la idea de que los pequeños sufren con esta experiencia a edades tempranas; todo lo contrario. Probablemente va a existir la típica angustia de separación de los primeros días, pero en condiciones normales debe desaparecer pronto, y el pequeño empezará a disfrutar la experiencia. Por otro lado dicha angustia de separación suele existir a cualquier edad ante la primera experiencia; tanto más cuanta más edad tiene.

            El mejor lugar para los pequeños no es la casa, sino el hogar; es decir la estructura familiar que les proporcione toda la atención afectiva y educativa que necesitan, y que les brinde la oportunidad de adquirir, desde temprana edad, herramientas para el aprendizaje y para integrarse armónicamente a la sociedad. Para lo primero, los padres son insustituibles; para lo segundo, probablemente los padres no estén tan preparados; y mucho menos la niñera o la doméstica; siendo el kinder, durante unas pocas horas diarias, la mejor solución. La casa, como espacio físico, tiende a limitar el crecimiento mental de los niños y, sobre todo, su sociabilización. 

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

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