sábado, 6 de octubre de 2012

SALUD MENTAL, LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LA FALTA DEL PADRE





       Recibí una consulta escrita de una una mujer de 29 años, madre soltera, con dos hijas de 6 y 10 años, que lleva 3 años separada del padre de las niñas, manifestando que las niñas lloran todas las noches por él, se acuerdan de todo de cuando el padre estaba; hasta de detalles que ni la madre recuerda. Cuando llega a verlas los fines de semana, y cuando luego él se despide, les cuesta reprimir el llanto. Y empiezan a manifestarse otros síntomas paralelos, como que la pequeña no quiere aprender a leer y la mayor se niega a ir a la escuela.

       Aunque la mujer dice ser madre soltera, entiendo que ha habido un periodo prolongado de convivencia con el papá de las niñas, e independientemente de las causas de la separación, debió existir algún clima favorable en el hogar para que sus hijas muestren ahora ese comportamiento. En esas condiciones, independientemente de su estado civil debe analizarse la situación familiar como una estructura de familia nuclear completa y estable, que se ha roto; y no como la típica estructura familiar incompleta de madre soltera.

       Y hago esta observación porque me parece fundamental resaltar la importancia de la estructura familiar completa y estable para el desarrollo emocional de los hijos.

Sus hijas están expresando a su manera que algo importante les hace falta. Cuando no ha habido una relación cercana y prolongada con el padre, como sucede frecuentemente en el caso de los hijos de madres solteras, eso no suele expresarse así, pero no porque no haga falta, sino porque no se puede demandar expresamente aquello que no se conoce; sin embargo, siempre hace falta, pues el desarrollo emocional de los hijos en estos casos difícilmente puede alcanzar el equilibrio que de forma natural puede alcanzarse en una estructura familiar completa y funcional.

       Todo esto es muy importante plantearlo a la hora de planificar la futura familia. Muchas veces las parejas se unen y tienen hijos simplemente porque sienten que se aman; a veces porque un hijo viene en camino; otras veces “por no quedarse solas”. Algunas veces las mujeres deciden voluntariamente tener y criar uno o más hijos por sí mismas, sin más intervención paterna que la inicial, o incluso ya sin ella. Muchas veces la decisión no es voluntaria, sino que los hijos simplemente vienen. Pero pocas veces se es consciente del compromiso de por vida que se está adquiriendo al tener hijos, y de si se reúnen los elementos adecuados para formar una familia funcional
       Cuando el padre o la madre, o ambos, buscan más satisfacción (de cualquier tipo) fuera del hogar que dentro de él están desconsiderando su compromiso con los hijos. Cuando la relación familiar degenera, frecuentemente se dedica más esfuerzo a tramar estrategias bélicas contra la pareja, sin considerar el perjuicio a los hijos, que a buscar soluciones por el bienestar de ellos. Y cuando una familia se rompe, frecuentemente lo hace en base a criterios personales de los padres, no de los hijos.

       Esta mujer empezó muy joven a tomar la responsabilidad de tener hijos, pero haber formado en alguna época un hogar completo y funcional, y tener la preocupación que ella tiene actualmente, indica que es bastante consciente de dicha responsabilidad.

Que las niñas tengan ese recuerdo y esas emociones con respecto al padre indica que su pareja también tenía conciencia de su compromiso familiar, y que había materia prima para una bonita familia. No puedo saber qué falló; no menciona las causas de la separación del padre de las niñas. No sé si fueron razones imposibles de superar en su momento; y no sé si lo serán actualmente. En cualquier caso, las niñas están transmitiendo un mensaje claro A AMBOS sobre lo que ellas quisieran y necesitan. Si no es posible ya hacer un esfuerzo por satisfacerlas, tendrán que hacer ambos un esfuerzo, buscando ayuda profesional incluso, para que las niñas superen el trauma de la separación, porque después de tres años, evidentemente no lo han superado, y les está afectando bastante.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 





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