Tomado de The Wall treet Journal
La guerra de las
colas 'parisiennes'
Por Sam Schechner
PARÍS—Una nueva bebida conocida como
Paris Cola se está abriendo espacio en las tiendas de la capital francesa en
una batalla por socavar el dominio de Coca-Cola . Pero la bebida local
enfrenta un problema doméstico: otra marca llamada Parisgo Cola también
compitiendo en el mercado.
Una nueva guerra de las colas se desata
por estos meses en París entre dos productos con casi el mismo nombre. Ambas
tienen tapa roja y un logotipo que resalta la Torre Eiffel. Las dos marcas han
tratado de convencer a los comercios pequeños y a los grandes supermercados de
que vendan su producto. Y las dos argumentan que representan mejor el espíritu
de París.
"Tenemos un producto real
terroir", dijo Rodolphe Grosset, de Paris Cola, usando la palabra en
francés para describir un producto local de la tierra. Para su bebida, la
empresa de Grosset, François de Fonbelle, buscó azúcar de remolacha cultivada
en la región de París.
La rival Parisgo Cola dice que su meta
es mostrar a los parisinos que han sido lobotomizados por Coca-Cola, y que los
sabores de la gaseosa deberían ser tan variados como los vinos franceses. Su
fundador, Bruno Vaussenat, un director independiente de cine y publicista, dice
que su bebida apela a los gustos parisinos con "burbujas menos
agresivas" y un sello negro y rojo con una tipografía sans-serif.
"Paris Cola es para los turistas,
y eso está bien. Es una visión extranjera de la París de los años 50, como una
película de Fred Astaire", dijo Vaussenat del producto rival. "Yo no
estoy haciendo una cola para los turistas. La mía es para parisinos de
verdad".
Grosset respondió: "Paris Cola no
es concebida para turistas. Es concebida para parisinos. Y si seduce también a
los turistas, mucho mejor".
La guerra de las colas en París es
producto de un sector burbujeante de la economía francesa: una ola de
productores de cola que imprimen un enfoque local a la bebida global,
aprovechando el orgullo nacional en especialidades regionales como el queso
Roquefort y el vino de Borgoña.
En la última década, más de 30 colas
regionales han surgido a lo largo de Francia, incluyendo Breizh Cola en
Bretaña, Corsica Cola de la costa Mediterránea, Ehka Kola en el País Vasco y
Elsass-Cola en Alsacia, al oriente.
"El efecto 'terroir' es muy fuerte
en Francia", dijo Louis-Henri Chouane, quien fundó la Asociación Francesa
de Colas Regionales y cuya empresa fabrica tres colas regionales en el
occidente de Francia. "Es un orgullo que está anclado en la mentalidad
francesa".
Algunos productores de colas francesas
dicen que sus bebidas tienen raíces en la tierra gala. Señalan a Angelo
Mariani, original de Córcega, quien en el siglo XIX añadió vino de Burdeos a
las hojas de coca para crear una bebida llamada Vin Mariani. En anuncios de
publicidad, Mariani proclamaba que la bebida era un "tónico
estimulante" aprobado por el papa Leo XIII.
Mariani se volvió popular en EE.UU.
donde el farmacista John Pemberton la usó como inspiración para su propio
French Wine Coca, según Mark Pendergrast, autor del libro Dios, patria y
Coca-Cola. En 1886, Pemberton introdujo la versión no alcohólica de Coca-Cola.
"Vin Mariani es el abuelo de Coca-Cola", dice Pendergrast.
A pesar de reacciones en contra en
Francia, como un esfuerzo en 1950 de declararla ilegal, Coca-Cola es muy
popular en el país. La marca domina más de 80% del mercado de las colas en
minoristas masivos que mueve US$1.900 millones, según Nielsen. En contraste,
las colas regionales tienen menos de 0,9% del mercado minorista masivo.
Los productores de colas regionales
sostienen que sus totales son más altos cuando se contabilizan las bebidas
vendidas en bares, restaurantes y hoteles. Pero incluso la líder Breizh Cola,
cuyo nombre es una traducción de Bretaña en el lenguaje local bretón, argumenta
que domina 15% del mercado de su región.
Coca-Cola ha respondido resaltando sus
propios lazos franceses. La compañía dice que la versión francesa solo usa
azúcar local, en su mayoría de remolacha. Los anuncios de la bebida global
hacen alarde de sus plantas locales, dos de las cuales están a 30 kilómetros de
París, mucho más cerca que las usadas por Paris Cola o Parisgo Cola.
"El problema con algunas de estas
colas regionales es que no hacen mucho más allá del sello. Hay que mirar lo que
hay detrás", dijo Manuel Berquet-Clignet, director de marketing para
Coca-Cola Francia.
La guerra de las colas casi llega a los
tribunales. En mayo, Parisgo Cola demandó a Paris Cola por tener una
"marca registrada inválida" y por "competencia desleal",
dijeron las dos partes. Parisgo retiró la demanda a comienzos de julio como
parte de un acuerdo confidencial de "coexistencia de marca" que las
dos firmaron.
Ahora, lo que se ha intensificado es la
batalla comercial. Las dos marcas han desplegado promociones en las tiendas y
apuntalado su marketing. Ninguna de las dos suministró cifras de ventas, pero
dicen que las tendencias son positivas.
—Quentin Marion contribuyó a este artículo.
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