La adolescencia es etapa de aprendizaje a
ser autónomo. Ello significa adquirir la capacidad de decidir uno mismo sobre
su propia vida; y para decidir lo que se quiere hay que conocer qué es todo lo
que hay. Los padres, olvidándonos a veces de que una vez pasamos por esa etapa,
no entendemos que se interesen por conocer cosas y amistades diferentes, cuando
desde niñas hemos tratado de enseñarles un modelo adecuado. Solemos
interpretarlo como rebeldía, pero en todo caso debemos entender que es parte de
un proceso natural.
Pero por otro lado, el aceptarlo como
proceso natural, no significa olvidarse de los riesgos que existen y que ellas
aún no alcanzan a ver. Precisamente por la consciencia de dichos riesgos, y a
la vez, de la necesidad de permitir el proceso natural, es que se hace
necesario un control del mismo por parte de los padres. Pero ¡Cuidado! Un
control inadecuado provocará una rebeldía oposicionista antinatural. No se
trata de no permitir que tengan contacto con personas que no nos gustan, sino
de que no sean éstas las que influyan en sus decisiones.
El asomarse a conocer otras cosas y otras
gentes debería servirles para poder comparar y aprender a decidir. Es
importante que decidan por sí mismas, y que la ayuda que necesiten sea la
nuestra, y se la daremos con tanta sutileza o más que con la que ellas nos la van
a pedir; pero el que aprendan criterios para comparar y decidir lo adecuado es
algo que los padres tenemos que haber trabajado desde años atrás. La educación
para cada etapa empieza en la etapa anterior. El no hacerlo así provocará una
mayor dificultad para manejar las situaciones, que frecuentemente tratamos de
resolver con imposiciones, prohibiciones y castigos, lo cual no suele
funcionar; o bien, vencidos por la impotencia, permitimos que la vida de
nuestra hija pierda el rumbo.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha
enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión
en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes
medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con
objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla
de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar
acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en
sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital
Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la
embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me
hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por
la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como
video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en
diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
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