sábado, 3 de agosto de 2013

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LOS AMIGOS DE MI HIJA ME DISGUSTAN


  

      Es un comentario que se escucha muy frecuentemente entre los padres de jovencitas adolescentes. Dos son los aspectos fundamentales que suelen preocuparles: uno es que la hija se vea arrastrada a costumbres y formas de vida insanas, o diferentes a las que los padres hemos deseado siempre para ella y hemos tratado de inculcar en el modelo educativo; el otro es la posibilidad de que pueda quedar embarazada.

       La adolescencia es etapa de aprendizaje a ser autónomo. Ello significa adquirir la capacidad de decidir uno mismo sobre su propia vida; y para decidir lo que se quiere hay que conocer qué es todo lo que hay. Los padres, olvidándonos a veces de que una vez pasamos por esa etapa, no entendemos que se interesen por conocer cosas y amistades diferentes, cuando desde niñas hemos tratado de enseñarles un modelo adecuado. Solemos interpretarlo como rebeldía, pero en todo caso debemos entender que es parte de un proceso natural.

       Pero por otro lado, el aceptarlo como proceso natural, no significa olvidarse de los riesgos que existen y que ellas aún no alcanzan a ver. Precisamente por la consciencia de dichos riesgos, y a la vez, de la necesidad de permitir el proceso natural, es que se hace necesario un control del mismo por parte de los padres. Pero ¡Cuidado! Un control inadecuado provocará una rebeldía oposicionista antinatural. No se trata de no permitir que tengan contacto con personas que no nos gustan, sino de que no sean éstas las que influyan en sus decisiones.
 
       El asomarse a conocer otras cosas y otras gentes debería servirles para poder comparar y aprender a decidir. Es importante que decidan por sí mismas, y que la ayuda que necesiten sea la nuestra, y se la daremos con tanta sutileza o más que con la que ellas nos la van a pedir; pero el que aprendan criterios para comparar y decidir lo adecuado es algo que los padres tenemos que haber trabajado desde años atrás. La educación para cada etapa empieza en la etapa anterior. El no hacerlo así provocará una mayor dificultad para manejar las situaciones, que frecuentemente tratamos de resolver con imposiciones, prohibiciones y castigos, lo cual no suele funcionar; o bien, vencidos por la impotencia, permitimos que la vida de nuestra hija pierda el rumbo.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

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