sábado, 10 de agosto de 2013

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL PÁNICO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES



       El pánico es un problema común y tratable. Los niños y adolescentes con trastorno de pánico sufren periodos inesperados y repetidos de intenso terror, acompañados de otros síntomas como palpitaciones rápidas y falta de aliento. Estos periodos se llaman “ataques de pánico” y suelen durar unos minutos, aunque algunas veces pueden durar horas.  Los ataques de pánico se presentan sin dar aviso. Los síntomas incluyen:



1.           Terror intenso. (Un presentimiento de que algo terrible esta por ocurrir).
2.           Palpitaciones rápidas del corazón, taquicardia, mareos o vértigos.
3.           Falta de aliento o sensación de sofoco.
4.           Temblores o sacudidas.
5.           Una sensación de irrealidad.
6.           Miedo de morir, de perder el control o de volverse loco.

       El trastorno de pánico frecuentemente comienza en la adolescencia aunque puede comenzar durante la niñez. Si no se diagnóstica y se trata oportunamente, sus complicaciones pueden ser devastadoras, ya que pueden interferir con las relaciones sociales, el trabajo escolar y el desarrollo normal del niño o adolescente. 

       Los niños y adolescentes que padecen del trastorno de pánico pueden comenzar a sentirse ansiosos la mayor parte del tiempo por el temor a que les suceda uno de estos ataques repentinos, por lo cual pueden negarse a ir a la escuela o a separarse de sus padres, por ejemplo. En los casos más severos pueden temer a salir de la casa. Algunos pueden incluso desarrollar una depresión mayor, y correr el riesgo de un comportamiento suicida.

       Tratando de reducir la ansiedad, algunos adolescentes con desorden de pánico tienden a usar alcohol o drogas. Este trastorno es muy difícil de diagnosticar. Ello puede ocasionar muchas visitas a médicos y muchas pruebas médicas caras, innecesarias, e incluso potencialmente dolorosas. Los niños y adolescentes que presentan síntomas de ataques de pánico deben de ser evaluados primero por su pediatra. Si no se encuentra una enfermedad o condición física que cause los síntomas, se debe de llevar al niño a un psiquiatra para que le haga una evaluación extensa.

       Hay varios tipos de tratamientos que son eficaces. Hay medicamentos específicos que pueden parar los ataques de pánico. La psicoterapia puede también ayudar al niño y a la familia a aprender formas de reducir el estrés o los conflictos que pueden causar un ataque de pánico. Con técnicas que se enseñan en la “psicoterapia cognoscitiva”, el niño pueden también aprender nuevas formas de controlar la ansiedad o los ataques de pánico cuando estos ocurren. Muchos niños y adolescentes con trastorno de pánico responden bien a la combinación de medicamentos y psicoterapia. Además, el tratamiento oportuno puede prevenir otras complicaciones, tales como la agorafobia, la depresión y el abuso de sustancias.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

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