Con cierta frecuencia los medios de comunicación se hacen eco de alguna tragedia en
la que una madre mata a sus propios hijos. El caso llama la atención por unos
pocos días y luego se olvida; como si nunca hubiera ocurrido… hasta que vuelve
a ocurrir otra tragedia similar.
Los
cuestionamientos sobre los motivos que pueden impulsar a una madre a hacer esto
duran lo que dura la noticia en los medios. Después no se pone atención a los
mismos, porque se tiende a pensar que fueron motivaciones individuales. Y es
obvio que toda acción individual tiene una motivación individual, pero parece
que casi nadie entiende que esa motivación individual tiene una relación muy
estrecha con ciertas condiciones que no son individuales, sino bastante
generales, demasiado comunes.
Ejemplos de estas tragedias hay
bastantes, pero sirva el de una mujer que mató a dos de sus cuatro hijas. La
mayoría se pregunta cómo es posible que esto suceda, mientras ella alega una
serie de difíciles circunstancias en su vida que desembocaron en su
protagonismo en la tragedia.
Al
entendimiento de una mente sana le será difícil comprender la relación entre lo
uno y lo otro; sin embargo, la mujer no utiliza este argumento para validar o
defender su crimen, sino que simplemente nos está diciendo, desde su propia
experiencia, que la relación existe. Habría que poner atención.
¿Cuáles son estas circunstancias? Veamos:
Falta de trabajo. Una gran parte de nuestra
población no cuenta con la más mínima educación o capacitación para desarrollar
un trabajo acorde con las exigencias de la vida moderna.
Pérdida de la vivienda. Es
consecuencia de lo anterior; sin trabajo no hay recurso económico, no sólo para
pagar la vivienda, sino para el mantenimiento propio y de los hijos. Muchas
especies animales rechazan o matan de forma natural a las crías que no pueden
mantener.
Cuatro hijos, todos
con su mismo apellido, lo que significa que por ahí hay entre uno y cuatro (más
probablemente cuatro) machos (no hombres) que no se han hecho cargo de esos
hijos, y que tal vez ni saben que dos de ellos han muerto (de todos modos les
daría igual); únicamente ella se hizo cargo. Y esto es habitual en nuestra
cultura latinoamericana.
Maltrato intrafamiliar. Es un
habitual elemento más, en parte cultural, y en parte sintomático del deterioro
de la salud mental, y generador, a su vez de mayor deterioro.
Aún así, la cantidad de veces que una
tragedia así sucede no es nada comparado con la cantidad de veces que esta idea
ronda por la cabeza de infinidad de mujeres, y que normalmente no se
materializa por múltiples circunstancias, pero la tentación existe.
Esta mujer
no es más que la expresión actual de una gigantesca problemática social que, de
momento, solamente revienta de vez en cuando por algún punto, pero que amenaza
con riesgos mucho más graves; y mientras las soluciones aportadas consistan
únicamente en proponer la cárcel, habrá que prever la construcción de grandes
cárceles para el futuro, y tal vez también... de grandes cementerios.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha
enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión
en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes
medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con
objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de
apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar
acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en
sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital
Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la
embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me
hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por
la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como
video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en
diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de
orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la
asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.
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