La imagen del francés Fabrice Tourre en los diarios de
Francia oscila este 2 de agosto entre el brillante ex corredor de bolsa que
estuvo a punto de 'hacer caer a Wall Street' y el del 'ex golden boy inescrupuloso'
que encarna los excesos de Wall Street. Tourre fue declarado culpable la
víspera de fraude fiscal.
La justicia federal de Nueva York halló culpable
este jueves al ex corredor bursátil de Goldman Sachs, Fabrice Tourre, de seis
cargos por fraude fiscal durante un juicio celebrado en Manhattan. Entre los
cargos se encuentran fraude fiscal, ganancias ilícitas, negligencia, engaño
intencional, así como haber colaborado con su ex empleador Goldman Sachs a
cometer infracciones.
De su lado, Goldman Sachs pagó 550 millones de
dólares hace tres años para poner fin al proceso en su contra sin reconocer su
culpabilidad, eligiendo un costoso acuerdo con las autoridades para ahorrarse
largos meses de mala prensa y una posible condena. De ahí que la cara visible
de los excesos ligados a este escándalo sea la de Tourre que, sin embargo, no
irá a la cárcel pero sí será objeto de una multa, la obligación de restituir
ganancias ilícitas y probablemente la prohibición de ejercer funciones
vinculadas con los mercados.
Si bien su condena es una victoria simbólica,
ésta no deja de ser importante para la Autoridad Federal de los Mercados
Financieros, la cual había sido objeto de numerosas críticas por no haber
logrado condenar a los altos responsables de los abusos en Wall Street que
precipitaron la crisis.
El jurado estimó de manera unánime que Tourre
había ocultado deliberadamente a los inversionistas la mala calidad de
productos financieros vinculados con préstamos hipotecarios de riesgo
(subprime) sobre cuyo fracaso, además, estaba apostando un gran cliente de
Goldman Sachs.
El joven, que en ese entonces no había cumplido
30 años, había escrito a su novia un correo electrónico en el que confesaba que
estaba “vendiendo monstruosidades que arruinarían a viudas y huérfanos”.
Los abogados del operador bursátil se dedicaron
a describir a Tourre como un corredor experimentado que “eligió” mentir por
codicia. “Era una transacción de 1.000 millones de dólares para alimentar la
avidez de Wall Street”, lanzó uno de esos letrados, Matthew Martens, a los
jurados.
Tourre cambió luego de vida, trabajó para
organizaciones humanitarias en Ruanda y se inscribió en un doctorado de Economía
en la Universidad de Chicago. “Este proceso me marcó para el resto de la vida”,
dijo recientemente al Wall Street Journal.
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