domingo, 4 de agosto de 2013

El poder del abrazo




La Real Academia Española define al acto de abrazar como “estrechar entre los brazos en señal de cariño” y no especifica exactamente a quién o a qué, ya que para nosotros podría ser un árbol, un animal o con lo que siempre lo identificamos a otro ser humano.

La enciclopedia interactiva Wikipedia lo expone un poco más explícita al indicar que un abrazo es “una muestra de amor o saludo, realizado al rodear con los brazos (ya sea por encima del cuello o por debajo de las axilas) a la persona a la que es brindado dicho gesto, realizando una ligera presión o constricción con estos al acabar y siendo este de duración variable”.

No importa el significado que queramos, de algo estamos seguros, de que este acto ha existido mucho antes de que los humanos estuvieran explorando por las tierras de este planeta y de que fuéramos parte de esta ecuación llamada existencia, ya que quienes la habitaban ya lo estaban realizando.

Esta simple palabra de siete letras (número de la suerte en muchas culturas) está comprobado que ha unido naciones, familias, amistades, enemigos y por supuesto a personas que se aman.

El acto podría ser visto como uno sencillo, de humildad, en donde dejamos conscientemente entrar a alguien a nuestro espacio personal, entiéndase otro ser humano o animal. El mismo ha sido estudiado por diferentes culturas y es tema de discordia entre científicos de los efectos que tiene o que no tiene, sin dejar atrás la parte dogmática en donde varia muchísimo.

Es más, este acto ha sido el culpable de que protocolos internacionales se hayan sido establecidos, ya que hay persona que increíblemente nunca han sido testigos presenciales de este símbolo de amor.

Sus conclusiones, aunque algunos entiendan que son diferentes, son exactas y simples. El abrazar tiene un efecto multiplicador en donde cambia actitudes, electriza al cuerpo, estremece al alma, magnifica sentimientos, tranquiliza las penas y hasta pone una sonrisa en todo aquel que es contagiado con este virus corporal.

La autora Jackselins Arteaga indica que el abrazo “es la manera perfecta para demostrar el amor que sentimos cuando no conseguimos la palabra justa”. Tan cierto es esto especialmente en momento de desasosiego, desesperanza y de soledad.

El abrazo ha sido siempre parte de nuestra esencia, ya que somos seres de luz. Es esa luz que emanamos la que nos impulsa a abrazarnos y contagiarnos de la energía de los demás.

Es en ese preciso momento en donde las almas reconocen la divinidad de cada una en un silencio absoluto, en donde el tiempo desaparece, los sonidos entran en una pausa momentánea y los latidos del corazón se vuelven los protagonistas.

En la inmensa mayoría de las culturas, es el primer acto que les nace a los padres cuando se re-encuentran con sus recién nacidos al salir del vientre. Es el acto innato que los abuelos en toda ocasión que tienen la oportunidad de estar rodeados de sus nietos.

El abrazo se ha convertido en un símbolo universal de compasión, en momentos de tristeza y de decir sin palabras, que se acompaña a otra persona en esos momentos en donde las lecciones son muy difíciles de entender. También, es para los que están enamorados la manera de hacer el amor con ropa.

Para otros el acto de abrazar es simplemente un momento mágico que los transporta a recordar lo que conocemos, que cada uno de nosotros merecemos ser amados y para otros lamentablemente será la única expresión de amor que recibirán en su vida.

La novelista, poetisa y dramaturga francesa Marguerite Yourcenar decía “yo abrazo, delicia pura, tu cara desconocida, idéntica a mi alma”. El poder del abrazar nace de un interés genuino del alma de estar cerca de la esencia de cada uno de nosotros.

Es esa química que se fusiona con los sentimientos y con la acción se crea una combustión energética que causa que recordemos que somos espíritus libres, sin limitaciones, viviendo esta vez una experiencia humana.

Hasta se ha comprobado que el abrazo ha sido el propulsor de grandes sanaciones en momentos de desesperanza y de desasosiego. Para otros, es lo que les ha dado la fortaleza necesaria para seguir adelante con su aprendizaje.

Rosario Castellanos decía que cada uno de nosotros “éramos el abrazo de amor en que se unían el cielo con la tierra”. No hay nada más hermoso que recibir un abrazo de un ser querido, es un momento en donde todo lo que somos se une a todo lo que es el Universo que nos rodea y en ese instante nos convertimos en uno.

El amor y el abrazo son hermanos de unos mismos padres, y aunque sus propósitos sean diferentes, tienen un mismo fin, el recordarnos de que estamos aquí para disfrutar este tiempo.

Deseamos terminar con un pensamiento del gran pensador y líder en la historia del mundo Lao Tse que describía el abrazo en estas palabras “que tu cuerpo y tu alma vital estén unidos en un abrazo sin separación”.

¿Qué tal si en vez de estar verbalizando constantemente cosas que no nos edifican, nos ponemos abrazar y a recordar quiénes somos realmente? 

Waldemar Serrano-Burgos, CEC,
Certified Executive-Business Coach
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