sábado, 5 de marzo de 2011

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIA: OBESIDAD Y AUTOESTIMA (II)

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Dando continuidad al tema iniciado en el último blog, en el que, para comprender cómo la autoestima se ve afectada por la obesidad, explicaba que la autoestima general es un balance de todo lo que influye en lo que nos valoramos a nosotros mismos; lo bueno y lo malo; aquello en lo que nos sentimos fuertes, y aquello en lo que no. Tanto la importancia del aspecto en que se manifiesta la fortaleza o la debilidad, como el grado en que se manifiesta son subjetivos, existiendo la lógica tendencia a resaltar y exhibir las fortalezas, y a ocultar las debilidades.

Es precisamente la autoestima la que nos hace mostrarnos retraídos y no participar en aspectos que suponen una debilidad para nosotros. Sin embargo, hay ciertos aspectos que no son tan subjetivos, y que, además, difícilmente se pueden ocultar, como son los referentes a la imagen física, y particularmente la obesidad. Si además tomamos en cuenta la moda de la delgadez a la que ya se ha aludido, y que hoy día la imagen física se ha convertido en uno de los valores fundamentales de la cultura occidental, es fácil comprender la influencia negativa de la obesidad en la autoestima de la persona.

Aquél que no sabe jugar ajedrez, por ejemplo, no verá mermada su autoestima por ello porque puede perfectamente prescindir de esa actividad toda su vida, y ni a él ni a nadie le importa. El muchacho que no sabe jugar fútbol sí puede sentir algún bajón de autoestima cuando con frecuencia se le invite a participar en un partido, pero son situaciones coyunturales, y puede compensarlo con otras actividades en las que sea más diestro.

Sin embargo, la persona obesa no tiene más remedio que sobrellevar su condición veinticuatro horas al día y siete días a la semana, y su cuerpo y sus sentidos están llevando un mensaje permanente a su autoestima diciéndole que no es como debería ser: cuando se le dificulta levantarse de la cama o de la silla, o entrar a un vehículo, cuando se le dificulta caminar, subir las escaleras o hacer un esfuerzo, cuando no le entra la ropa o no encuentra ropa de su talla, cuando no consigue dejar de comer por más que quiera, cuando no consigue encontrar pareja que la acepte así, cuando sale a la calle y se le quedan viendo, o cuando tiene que resignarse a escuchar de personas cercanas apodos o comentarios desagradables, o bien discretos silencios con la mejor intención, más respetuosos, pero igual de elocuentes para su autoestima; o cuando escucha mil y una veces, casi siempre con cierta hipocresía, que lo importante es la belleza interior (¿por qué entonces es rechazada?).

Contribuye a acrecentar el daño a la autoestima la sensación de frustración y de impotencia que produce comprobar que habiendo cientos de métodos para adelgazar promocionados a través de todos los medios de comunicación, o igual número de “clínicas especializadas”, nada funciona con ella, o bien ella es incapaz de seguir los métodos en forma. Solo en algunos casos, y después de haber probado bastantes métodos sin éxito, y de haber tocado fondo la autoestima, se llega a la conclusión de que quizás se ha sido víctima de más de un engaño y de que en torno a este tema hay más lucrativos negocios con pocos escrúpulos que especialistas honestos que realmente pueden ayudar, que, por supuesto, los hay (buscar, por ejemplo, “clinicawollants” en facebook). En este el punto se empieza a crecer y a superar psicológicamente el problema de autoestima a nivel personal, aunque ya con bastante resentimiento contra la sociedad.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamin Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones
familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario