Tomado de El País
Los chimpancés muestran un sentido de la justicia
similar al de los niños
Cuando
hay que colaborar para conseguir una recompensa, los simios la reparten al 50%
Por Emilio Benito
Compasión
por los demás, comunicación, uso de herramientas, lenguaje, cuidado de los
mayores y las crías, chantaje… poco a poco, casi todas las actividades o
sentimientos que se consideraban propios del ser humano han encontrado
equivalentes en el mundo animal. Y la última es la idea de lo que es justo o
no. Es la conclusión de un trabajo hecho en el Yerkes National Primate Research
Center de la Universidad de Emory (Atlanta, EE UU) que publica PNAS.
El
estudio ha consistido en una adaptación del juego Ultimatum game. En él, uno de
los participantes debe elegir un objeto (una ficha que tiene colores diversos)
que lleva asociado un premio, pero la obtención de la recompensa debe
efectuarla otro concursante. Por tanto, ambos tienen que negociar cómo se
reparten lo que van a ganar, porque si no el segundo no cooperará con el
primero.
En
la investigación se usaron seis chimpancés, y se comparó su comportamiento con
el de 20 niños (de dos a siete años). A los animales se les recompensaba con
comida, y a los chicos con pegatinas. Según el color de la ficha que el primero
de los componentes de cada pareja eligiera, así se repartiría el premio entre
él y el otro componente. La conclusión es que en ambos casos, simios y
personas, la tendencia era a usar el sistema más justo: el que facilita un
reparto al 50%.
“Hemos concluido que los chimpancés no solo tienen un sentido de
la justicia muy cercano al de los seres humanos, sino que los animales toman
exactamente las mismas decisiones que nuestra especie”, ha dicho Frans de Waal,
uno de los coautores del artículo. La necesidad de colaborar es común a muchos
animales, desde insectos a los más evolucionados o con mayores capacidades
intelectuales, como delfines o simios. En los chimpancés, animales grupales que
viven en sociedades fuertemente jerarquizadas y que son muy interdependientes,
esta capacidad es fundamental.
Pero
el parecido con los humanos llega también al grado de la injusticia. Porque si
de alguna manera el individuo que hacía la elección primera podía imponerse al
otro, entonces en ambos casos, niños y primates, elegía la opción con la que
recibía una recompensa mayor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario