
El detente es una excusa, es más que un espacio en donde dejamos que la mente recese, el cuerpo descanse y que nuestros sentidos se agudicen, con el propósito de recordarnos quienes somos.
A su vez en ese receso forzado para nuestro bienestar,
es muy importante que pongamos fin o como el refrán popular dice “ponerle el
punto sobre la i” a todo aquello que no hemos concluido, a eso que le hemos
dado largas al asunto.
Esto va desde conversaciones difíciles
que no se han podido realizar por miedo a las reacciones, sentimientos que no
se han expresado, tareas que se han postergado, acciones concretas que se han
ido a dormir el sueño de los justos o simplemente por la inacción del alma.
Podríamos comenzar utilizando este espacio sagrado
como excusa para comenzar a dar gracias, utilizando una especie de conteo
regresivo de todas las cosas buenas que hemos experimentamos en estas casi
8,760 horas.
Sí, es como hacer un resumen en nuestra mente de todas
aquellas experiencias que tuvimos, las lecciones que nos tocó aprender, los
sentimientos que experimentamos, las personas que entraron y/o se fueron de
nuestro lado, de las cosas que conquistamos o simplemente repetimos.
Curiosamente sin saberlo ese conjunto de situaciones
fueron esenciales para poder decir hoy día que vivimos ese año, esos días, esas
horas, minutos y segundos. Que cada una de ellas formó parte del resultado de
lo que somos hoy día.
Los noticieros del mundo entero en donde en sus
resúmenes del año incluyen todas y cada una de las tragedias que sucedieron, no
solo en el estado, país o ciudad, sino que pasan por alto las cosas buenas que
si sucedieron.
En el proceso de seguir evolucionando, creciendo,
conociéndonos y sobre todo experimentando como seres humanos, es importante
recordar y aquellos que puedan revivir, cada una de esas cosas buenas que nos
sucedieron.
Ver cada una de ellas como una nueva oportunidad que
nos brindó o nos brinda aun la existencia (vida) de poder recordarnos que somos
humanos, que estamos aquí por un propósito ulterior, que aunque no estemos
consientes del mismo, llevamos a acabo nuestra parte en este mundo.
Que al reconocer que existió cada una de esas
experiencias, nos damos la oportunidad de analizar, sin juzgar, que fue lo que
sucedió, como, cuando, donde y con quien, lo que nos facilita el poder cerrar
ese ciclo, esa etapa y poder avanzar en la vida.
El no hacerlo o simplemente no sacar el tiempo para
poder verlo y sentirlo, no nos ayuda a poder avanzar en nuestro camino.
Para concluir aquí compartimos algunas preguntas que
al contestarlas le han dado un giro trascendental a la vida de cientos de miles
en el pasado.
¿Cuáles fueron las 5 grandes lecciones que usted
aprendió durante este ciclo?
¿Cuáles fueron los 5 momentos más importantes?
¿Cuáles fueron esos tropiezos, que terminaron siendo
grandes bendiciones?
¿Quiénes fueron las personas que más amaste?
Enumere 7 bendiciones que usted recibió este año
¿A quiénes extrañas y porque?
¿Quiénes impactaron tu vida y porque?
¿Qué le faltó por hacer y que se lo impidió?
¿Si fuera hoy su ultimo día en esta existencia, que se
lleva de este ciclo vivido?
Al terminar de contestar cada una de estas preguntas
lo único que les falta por hacer es simplemente dar las gracias a ese Universo
(Dios, Ala, Buda, etc.) por la oportunidad de haber vivido esas experiencias,
por habernos permitido vivirlas y que cada una de ellas sean momentos
especiales en nuestras vidas que atesoremos para siempre.
Deseándoles que este nuevo año esté lleno de grandes
aventuras, infinita bendiciones y sobre todo abundancia plena y absoluta.
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Waldemar Serrano-Burgos, CEC
Certified Life-Business Coach
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