Tomado de El Faro.net
Foto: Archivo El Faro
"No me pidas a mí
que salga en primera línea"
Por José Luis Sanz y Carlos Martínez
Mientras el país se pregunta cómo
impactará la candidatura de Antonio Saca en la carrera presidencial, Quijano
opta por la evasión, alegando que es el pasado. Pide que no se le juzgue por lo
que hicieron los gobiernos del partido Arena y, cuando se le pide posición
sobre la tregua entre pandillas, el financiamiento a las campañas electorales y
el caso Adolfo Tórrez, este hombre, que quiere ser presidente de El Salvador,
prefiere soslayar.
Será que aún faltan 13 meses para el día de votación, o que la
agenda apretada no le permitió preparar el escenario de la entrevista, o será
que, afectado por la fría acogida que su nominación tuvo en importantes
sectores de Arena, Norman Quijano no se ha vestido del todo de candidato. El
hecho es que el alcalde de San Salvador todavía no cuida esos detalles que
ponen nerviosos a los asesores de imagen y que en tiempo electoral los equipos
de campaña pulen y moldean a cambio de muchos miles de dólares. Detalles como
tener encima de la mesa del despacho, cuando hay periodistas, una enorme caja
de vitaminas con ginseng -alguien podría interpretar que al candidato le falta
energía-; o como sustituir el trono con su nombre y el escudo de la ciudad
tallados en madera por una silla más impersonal, menos teñida de ego y
carácter. O como trabajar, hablar a periodistas y apoyarse a la vista de todos,
sobre un enorme cubreescritorio de cuero adornado con el logotipo del grupo
Samix, la cadena radial propiedad de su mayor amenaza política: Antonio Saca.
El despacho no tiene ni un
solo distintivo partidario. Quijano presume de haber roto con la costumbre de
que en las oficinas municipales los empleados llevaran la camisa roja del
partido FMLN y de no permitir que la cambiaran por la tricolor de Arena desde
cuando él asumió, en 2009. Y lo cierto es que a la entrada del edificio, junto a la entrada a su despacho, cuelga
una foto del presidente de la República, a pesar de que es de otro partido. El
alcalde, que hace cuatro años recordó a los capitalinos que la ciudad de San
Salvador tenía bandera propia y la puso a ondear junto a la de El Salvador en
plazas y puentes, dice que la alcaldía no tiene partido, que es de todos. Él sí
tiene partido, pero llegó al cargo sin demasiado respaldo de la cúpula y contra
todo pronóstico. Tras dos décadas de trabajo político al servicio de Arena, el
éxito se lo tuvo que construir solo. En el barniz de institucionalidad que ha
querido dar a su gestión hay cierta reivindicación de su individualismo político.
Tal vez por eso pide a los salvadoreños que no juzguen su candidatura por los
20 años de gobiernos de Arena.
Quijano promete apostar, por encima de
todo, si gana, por la educación; cita a Oppenheimer (al periodista Andrés, no
al sociólogo Franz); y se niega a hablar de Saca. Dice que el expresidente
arenero, hoy desterrado del partido y probable competidor feroz en la disputa
del voto de derechas en 2014, no ha lanzado su candidatura todavía y por tanto
no merece demasiada atención. Un sicólogo barato diría que esa negación revela
que Saca es el mayor temor de Quijano, y tal vez acertaría. Un temor que él
conjura con evasivas y una amenaza: “Cuando él diga ʻaquí estoy, voy por Gana, que es el
partido que yo fundéʼ,
entonces vamos a empezar una acción orientada precisamente a generar la
percepción que el ciudadano debe tener”, responde, cuando se le pregunta si
Arena tiene pruebas de corrupción contra el exmandatario.
Esta es la entrevista con un candidato
que no acaba de consolidarse entre los areneros y que, con todo a favor (a
Salvador Sánchez Cerén lo lastra su imagen negativa, y Saca todavía no tiene
partido propio con el que romper la tradición de un país polarizado) lidera las
encuestas pero todavía no despega. Quijano, incluso, tropieza en temas en los
que los asesores de los miles de dólares no permitirían tropezar a un
candidato: se permite el lujo de no tener postura sobre la futura Ley de
partidos políticos, o sobre algo tan delicado, tan trascendental para un país
marcado a fuego por la violencia, como la actual tregua entre pandillas. Dice
que no conoce bien ese tema, que le alegran los resultados pero mantiene
reservas, que en un futuro decidirá si mantiene o no esta iniciativa “con un
staff de asesores”.
Lea la
entrevista completa dando doble click Aquí
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