domingo, 14 de noviembre de 2010

El Club de la Hoz y el Martini: Mao Tse Tung

Por Luis Montes Brito


Mao Tse Tung

El líder más grande de China en la historia moderna. Gobernó por más de 25 años la cuarta parte de la población mundial, también es el dictador y criminal más grande de la historia, superando por mucho a los temidos Joseph Stalin de Rusia y Adolfo Hiltler de Alemania.

La posesión de bienes materiales, mujeres y otros placeres en Mao fueron de forma diferente ya que su mundo era China, país donde más que un rey era un Dios y Dios no necesita posesiones materiales porque es el dueño de todo. Mao era de origen campesino y nunca cambió sus modales que no eran los más refinados ni los más respetuosos, sus modales no son los del campesino común: respetuoso, de buenos sentimientos, prudente, amigable y con gran espíritu de servicio; Mao era todo lo contrario, además era genio pero cruel.

Al igual que los demás miembros del Club de la Hoz y el Martini desarrolló a fuego y sangre un gran culto a su personalidad, por lo que su imagen era omnipresente en el vasto territorio Chino.

Su comportamiento puede ser catalogado como vulgarmente feudal, no gozó de una vida más refinada porque el gusto no le daba para tanto, pero si tuvo todo lo que deseaba, así se tratara de bienes materiales o de mujeres o incluso de la vida misma de millones de personas de la cual dispuso con singular barbarie. Sus gustos no correspondían a los de un campesino, sobre todo de la China de su época como se refleja en la fotografía publicada en el plano superior de este artículo, donde demuestra gustos burgueses o de clase pudiente.

A continuación comparto con usted la vida del más sanguinario miembro del selecto Club de la Hoz y el Martini

Mao Tse Tung
(Hunan, China, 1893-Pekín, 1976)

Cuando Mao se paró en la tarima de la plaza de Tianamen, el 1 de octubre de 1949, para proclamar la creación de la República Popular China había demostrado ya sus habilidades como líder político revolucionario en un largo periplo que inició en 1911. Sin su ambición y su idealismo y también "su crueldad" probablemente el camino para que el PCC alcanzara el triunfo habría sido menos probable.

Cuando los comunistas llegaron al poder en 1949 el sentimiento generalizado fue de euforia. Las tropas comunistas estaban bien adiestradas y eran disciplinadas. Al mismo tiempo, las primeras medidas económicas fueron efectivas.

En sus primeros años, los comunistas conservaron en su gran mayoría a los antiguos funcionarios pero tan pronto como se fueron consolidando y lograron captar nuevos militantes en el PCC, iniciaron las purgas en todos los organismos del Estado así como en las empresas que habían sido nacionalizadas. La primera gran purga se llevó a cabo en 1951, dos años después de la proclamación del comunismo en China. Luego hubo otras grandes purgas. Estas medidas se tradujeron en durísimas persecuciones contra funcionarios del partido (condenados en la mayoría de los casos por animadversiones personales) y sobre todo contra todos los capitalistas y burgueses del país.

Bajo estas presunciones, cualquier persona podía ser arrestada y enjuiciada sin ningún recurso a la defensa ya que el sistema judicial había sido controlado por el nuevo régimen.

En 1954 se aprueba una nueva constitución, inspirada en la Constitución Soviética estalinista de 1936. El objetivo era convertir a la administración pública en el brazo ejecutivo del partido. A continuación se procedió a una progresiva colectivización de la agricultura. Para fines de 1956 todo el país estaba sometido a este régimen colectivista. Según Deng Zihui, sólo en la región central y del sur el 15% de los propietarios rurales y campesinos ricos fueron asesinados, lo que representa una cifra de aproximadamente 3 millones, 25% de éstos fueron internados en los campos es decir 5 millones y 60% fueron sometidos a un régimen de control permanente, es decir 12 millones.

En paralelo a estos cambios, se inicia un vasto plan de industrialización que debía ser financiado por los excedentes agrícolas. El problema era que en China no existían tales excedentes.

Una de las mayores catástrofes en la historia de la República Popular China fue el denominado “Gran Salto hacía Adelante”. Esta iniciativa fue obra única y exclusivamente del voluntarismo utópico de Mao.

El Partido inició una campaña de movilización de los campesinos y las masas en general, acompañados por una campaña de adoctrinamiento. El objetivo del plan era acelerar el paso hacia un mayor desarrollo económico y social. Mao creía que se podía movilizar ideológicamente a la población y que este era el motor para el desarrollo.

El Gran Salto fue un desastre desde un punto de vista económico y social. La producción industrial cayó en 1958 en un 55 % y lo mismo ocurrió con la producción agrícola. También se deterioraron las instalaciones industriales por ser operadas por personas con escasa capacitación técnica y lo más grave, un agotamiento generalizado de los campesinos y por ende su total desmoralización, lo que se hizo extensivo a los cuadros dirigentes del partido, los intelectuales y los funcionarios del gobierno.

El punto más incoherente del "Gran Salto hacia Adelante" fue la pretensión de crear toda una red de pequeños altos hornos rurales destinados a producir acero a partir de cualquier pedazo de metal. Hoy en día puede esto resultar hasta cómico sino fuera por las trágicas consecuencias que en vidas humanas tuvo esa delirante decisión.

Otras acciones absurdas fueron, apoyándose en las tesis de Lyssenko, intentar hacer cruces entre el algodón y el tomate para producir algodón rojo; y efectuar "cultivo profundo" de la tierra o la siembra de semillas más cerca de lo aconsejado y por último la eliminación de los pájaros y perros, entre otras especies animales consideradas como parásitos sociales.

Mao, en su obsesión utópica de crear un hombre y una sociedad nueva, fue incapaz de tomar en cuenta la realidad de lo que estaba ocurriendo como consecuencia de sus absurdas decisiones. Las protestas o incluso las puras descripciones de una realidad menos grata que la que inventaba la propaganda oficial fueron consideradas como maniobras “derechistas”.

Tras las primeras llamadas de atención en el seno de la clase dirigente y aunque Mao las atacó con dureza identificándolas con el supuesto "revisionismo" de Kruschev, la mayoría del Comité Central del Partido Comunista forzó a Mao a pasar a una reserva parcial. A pesar de ello, no modificó la línea principal de su pensamiento y esperó con paciencia y astucia el momento para hacerse de nuevo con el control total del aparato del partido, de las fuerzas armadas y del estado.

A pesar de su papel determinante en la creación y conducción del nuevo Estado chino, Mao no hubiera logrado convulsionarlo en sus raíces sin el apoyo de otros segmentos de la sociedad. Fueron estos los que se dedicaron a movilizar a la opinión pública a favor de Mao y se aprovecharon de los insatisfechos jóvenes, propicios a la acción, que fueron el caldo de cultivo ideal para la acción política desestabilizadora.

La llamada “Revolución Cultural Proletaria” no creó un nuevo orden, sino tan sólo caos y desorden. En 1966 el conjunto de las instituciones de China estaban colapsadas y era más que probable una guerra civil. La purga del partido que propició Mao con el apoyo del ejército destruyó a la dirección histórica del partido y lo puso al borde del caos.

Formalmente, la Revolución Cultural, se inicia como un movimiento para la educación socialista en el que se pretendía combatir tanto las tendencias "oportunistas" de la dirección del partido como las presuntas desviaciones "capitalistas" de la población. Al principio no parecía que ese proceso conduciría a purgas masivas. Sin embargo, a partir de finales de 1964, Mao promovió una "verdadera guerra de exterminio".

A finales de 1966 la victoria de Mao era total y al año siguiente lanzó a la juventud al asalto de todos los poderes públicos y políticos. El exceso de fervor de los guardias rojos, causaron un número de muertes que se estima en más de un millón de personas.

Entre 1967 y 1971 se pretendió la estabilización política a partir de la reconstrucción del poder gracias al Ejército, al que se quiso considerar como el "pilar fundamental de la dictadura del proletariado".

En 1971 el partido reafirmó su autoridad sobre el Ejército. La Revolución Cultural parecía haberse difuminado pero dejaba una trágica huella. En realidad, la revolución no se evaporó de forma definitiva sino hasta la muerte de Mao.

Todos los distintos campos de concentración totalitarios tuvieron, su espantosa especialización, en los chinos, el deseo de transformar al hombre en sus raíces. Es decir reformar el pensamiento o lo que viene a ser lo mismo, el sometimiento total de la personalidad y de la voluntad de las personas a las ideas de un líder carismático. Cinco millones de personas fueron obligadas a someterse a cursos de reeducación y quizá un millón de estas murieron en el proceso. A largo plazo, en definitiva, la revolución cultural sirvió para inmunizar contra cualquier posible repetición de algo semejante y, paradójicamente, abrió las puertas a una visión más pragmática del desarrollo económico, cultural y social de China.

Por la cantidad de personas sometidas a la privación de su libertad, el archipiélago del terror chino fue sin dudas el que encarceló a un mayor número de personas en la historia del totalitarismo en el siglo XX y por supuesto hablando en números absolutos el que mayor número de muertes ocasionó.


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Mao fue tratado en vida como Dios, pero más sanguinario que Stalin y Hitler






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Mao funda su ejército en tiempos de Chan kai Shek y es reconocido por su crueldad





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Japón invade China. Mao se alía con Chan Kai Shek para combatirlo. Inicia la Segunda Guerra Mundial Mao es ayudado a su triunfo por Estados Unidos





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Mao recorre la nueva República de China e inicia el supuesto Gran Salto Adelante e inicia la gran hambruna iniciándose el canibalismo durante la cual murieron 40millones de personas. Mao es obligado a abandonar el poder







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Mao se vale de la juventud para recuperar el poder en 1969, recrudece la represión los asesinatos y da rienda suelta a su hedonismo. Después de 30 años inician el diálogo con Estados Unidos y abre nuevamente China al mundo. Mao se convierte en el mayor criminal de la historia.



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