domingo, 28 de noviembre de 2010

El Club de la Hoz y el Martini: Joseph Stalin el zar del terror

Por Luis Montes Brito
Desde hace varios años los crímenes de Stalin han avergonzado al gobierno y al pueblo del anterior bloque soviético y tal como puede verse en la gráfica, algunas estatuas de su fiebre por el culto a su personalidad han sido eliminadas, destruidas o derribadas, donde los niños y las aves hacen hoy de sus travesuras sobre la imagen del que un día fue el hombre Dios y Padre de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas y máximo referente en su época del comunismo a nivel mundial.
Joseph Stalin
Gori, Georgia, 1879 - Moscú, 1953
Miembro fundador del Club de la Hoz y el Martini, referente y guía espiritual de todos sus miembros. Su verdadero nombre era Jossif Vissariónovich Dzhugashvili. “Stalin” fue un apodo debido a sus características de “hombre de acero” de las cuales él hacía gala.
Fue el más atroz dictador soviético cuyas víctimas se estiman en más de 20 millones de asesinados. Impuso su voluntad y el culto a su personalidad a sangre y fuego; sentó las bases para el fracaso del modelo comunista, maquillando, ocultando y disfrazando las ineficiencias de este fallido sistema.

Salvado en su liderazgo por eventos como la segunda guerra mundial donde fue fácil bajo pretexto de apelar a la unidad nacional purgar a todo aquel que pudiera ser competencia para su liderazgo o hacerle sombra.

Era hijo de un zapatero pobre y alcohólico de la región caucásica de Georgia. Quedó huérfano muy temprano y estudió en un seminario eclesiástico, de donde fue expulsado por sus ideas revolucionarias (1899). Entonces se unió a la lucha clandestina de los socialistas rusos contra el régimen zarista. Cuando en 1903 se escindió el Partido Socialdemócrata, siguió a la facción bolchevique que encabezaba Lenin.

Fue un militante activo y perseguido hasta el triunfo de la Revolución bolchevique de 1917, época de la que procede su sobrenombre de Stalin («hombre de acero»). La lealtad a Lenin y la falta de ideas propias le permitieron ascender en la burocracia del partido (rebautizado como Partido Comunista), hasta llegar a secretario general en 1922.

Stalin emprendió entonces una pugna con Trotski por la sucesión de Lenin que, ya muy enfermo, moriría en 1924. Aunque el líder de la Revolución había indicado su preferencia por Trotski, Stalin maniobró aprovechando su control sobre la información y sobre el aparato del Partido, aliándose con Zinoviev y Kamenev hasta imponerse a Trotski. La lucha por el poder se disfrazó de argumentos ideológicos, defendiendo cada bando una estrategia para consolidar el régimen comunista: la construcción del socialismo en un solo país (Stalin) contra la revolución permanente a escala mundial (Trotski).

Para Stalin lo esencial era la ambición de poder, pues una vez que eliminó a Trotski (al que mandó al exilio en 1929 y luego hizo asesinar en 1940), se desembarazó también del ala «izquierda» del partido (Zinoviev y Kamenev, ejecutados en 1936) y del ala «derecha» (Bujarin y Rikov, ejecutados en 1938) e instauró una sangrienta dictadura personal, apropiándose de las ideas políticas que habían sostenido sus rivales.

Stalin gobernó la Unión Soviética de forma tiránica desde los años treinta hasta su muerte, implantando el régimen más totalitario que haya existido jamás; y extendiéndolo a muchos otros países.

Anuló todas las libertades, negó el más mínimo pluralismo y aterrorizó a la población instaurando un régimen policial. Dispuesto a eliminar no sólo a los discrepantes o sospechosos, sino a todo aquel que pudiera poseer algún prestigio o influencia propia, lanzó sucesivas purgas contra sus compañeros comunistas, que diezmaron el partido, eliminando a la plana mayor de la Revolución.

Con la misma violencia impuso la colectivización forzosa de la agricultura, hizo exterminar o trasladar a pueblos enteros como castigo o para solucionar problemas de minorías nacionales, y sometió todo el sistema productivo a la estricta disciplina de una planificación central obligatoria. A costa de inmensas pérdidas humanas consiguió un cierto crecimiento económico, mediante los planes quinquenales: en ellos se daba prioridad a una industrialización acelerada, basada en el desarrollo de los sectores energéticos y la industria pesada, sacrificando el bienestar de la población (sometida a durísimas condiciones de trabajo y a grandes hambrunas que en muchos casos provocados se utilizó como arma política, en lo que fue un auténtico genocidio).

La represión impedía que se expresara el malestar de la población, apenas compensada con la mejora de los servicios estatales de transporte, sanidad y educación. A este precio consiguió Stalin convertir a la Unión Soviética en una gran potencia, capaz de ganar la Segunda Guerra Mundial (1939-45) y de compartir la hegemonía con los Estados Unidos en el orden bipolar posterior.

Stalin fue un político ambicioso y realista, no tuvo reparos en firmar un pacto de no agresión con la Alemania nazi para asegurarse la tranquilidad en sus fronteras, el reparto de Polonia y la anexión de Estonia, Letonia y Lituania (Pacto Germano-Soviético de 1939).

A pesar de todo, Hitler invadió la URSS, arrastrando a Stalin a la guerra en 1941. Stalin movilizó eficazmente las energías del país apelando a sus sentimientos nacionalistas (proclamó la Gran Guerra Patriótica): organizó la evacuación de la industria de las regiones occidentales hacia los Urales, adoptando una estrategia de «tierra quemada». Con ayuda del clima, de las grandes distancias y de la lucha guerrillera de los partisanos, debilitó a los alemanes hasta recuperarse y pasar a la contraofensiva a partir de la batalla de Stalingrado (1942-43). Después el avance ruso fue arrollador hasta llegar más allá de Berlín.

Reforzado por la victoria, Stalin negoció con los aliados (Estados Unidos y Gran Bretaña) el orden internacional de la posguerra (Conferencias de Yalta y Postdam, 1945), obteniendo el reconocimiento de la URSS como gran potencia (con derecho de veto en la ONU). Los aliados tuvieron que aceptar la influencia soviética en Europa central y occidental, donde Stalin estableció un cordón de «Repúblicas populares» satélites de la URSS (dictaduras comunistas).

Stalin mantuvo la inercia de la guerra, retrasando la desmovilización de su ejército hasta el momento en que pudo disponer de armas atómicas (1953) y fomentando la extensión del comunismo a países en los que existieran movimientos revolucionarios autóctonos (como Grecia, Turquía, China, Corea…).


El déspota georgiano consolidó un sistema de poder que, después de la tremenda etapa del Gran Terror de 1937-1938 mantuvo su estabilidad tras la II Guerra Mundial mediante el miedo a las purgas y la continua rotación en los puestos de poder para evitar conspiraciones en la elite, la permisividad para que éstas mantuviesen sus clientelas y la creación de un amplio estrato de cuadros intermedios jóvenes con privilegios. A esto se suma una machacona labor de propaganda que, a partir de los éxitos militares contra Alemania, el crecimiento económico, el prestigio como potencia internacional, la socialización de los servicios básicos..., logró preservar el sistema pese al apreciable descontento de la población por la baja calidad de las condiciones de vida y la variedad de grupos sociales afectados por las ejecuciones, deportaciones y otras medidas extremas como el paso por el Gulag, un factor central en el desarrollo soviético, basado en la mano de obra esclava que sirvió para explotar los recursos naturales de regiones con condiciones climáticas extremas.

La resistencia norteamericana a sus planes dio lugar a la «guerra fría», clima de tensión bipolar a escala mundial entre un bloque comunista y un bloque occidental capitalista, que perduraría hasta la desaparición de la URSS.
Joseph Stalin el zar del terror 1/5

Joseph Stalin el zar del terror 2/5.
Lenin lo señala como hombre cruel.
En 1922 asume como Secretario General del Partido, genera una hambruna y aparece el canibalismo entre la población
soviética


Joseph Stalin el zar del terror 3/5
Esclaviza a sus ciudadanos. A sangre y fuego impone el culto a su personalidad. Advierte que mataría personas siempre que fuera necesario, mata a intelectuales, militares y potenciales lideres
Joseph Stalin el zar del terror 4/5
La Segunda Guerra Mundial

Joseph Stalin el zar del terror 5/5
La muerte del Dios y padre soviético. En 1956 Nikita khrushchev en la clausura del XX Congreso Comunista acepta que Stalin cometió terribles crímenes contra el pueblo soviético. En 1985 Gorbachev lo define como Dictador

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