martes, 9 de noviembre de 2010

Los Momentos decisivos de George W. Bush, su autobiografía

Tomado de RFI

Una defensa teológica de la técnica del “submarino”, la justificación de guerra en Irak, el huracán Katrina como su peor momento y el descubrimiento del feto de su hermano, son algunos de los momentos destacados de la autobiografía del ex presidente norteamericano.

El libro se llama Decision Points ("Momentos decisivos"): 481 páginas en las que el 43° presidente norteamericano relata desde su óptica los dos mandatos que lo convirtieron, a nivel mundial, en el mandatario más impopular de la Historia reciente de Estados Unidos.

En el libro, que tiene para su lanzamiento una tirada de 1,5 millón de ejemplares, George W. Bush cuenta cómo le “hirvió la sangre” y su decisión de “patearle el culo” al responsable cuando Condoleezza Rice le anunció que un tercer avión había embestido el Pentágono. En otro de los pasajes del libro, Bush explica cómo llegó a autorizar la técnica de interrogatorio conocida como “waterbording” o “submarino”.

“Expertos de la CIA hicieron una lista de técnicas de interrogatorio. A mi pedido, el Departamento de Justicia y abogados de la CIA llevaron a cabo un minucioso análisis legal. La versión endurecida del programa de interrogatorio acataba la Constitución y todas las leyes, incluyendo la prohibición de la tortura”, sostiene.

Bush asegura que estas técnicas denunciadas como torturas por organismos de derechos humanos fueron eficaces, al permitir conocer la estructura de Al Qaida, desactivar planes de atentados y obtener la captura de sospechosos de terrorismo, como Ramzi bin al Shibh, considerado el responsable del la logística ce los atentados del 11-S.

Y va más allá, al indicar que el uso del submarino fue alentado nada menos que por una de sus víctimas, Abu Zubaydah, arrestado en 2002 en Pakistán, y detenido en Guantánamo. “Su comprensión del Islam implicaba que tenía que resistir al interrogatorio sólo hasta cierto punto.

El ‘waterboarding’ era la técnica que le permitía cruzar un límite, cumplir con su deber religioso, y entonces cooperar”, argumenta Bush. El ex presidente relata que Abu Zubaydah le dijo: “Tienes que hacer esto con todos los hermanos”.

Al evocar la invasión de Irak, Bush dice haber sentido "náuseas" al enterarse de que no se encontró ningún arma de destrucción masiva, el principal argumento para justificar la guerra contra el régimen de Sadam Hussein. Sin embargo, mantiene que ahora Irak "está mejor, con un gobierno responsable ante la gente, que dejó de torturarla y matarla".

El ex jefe de Estado explicó en una entrevista a la cadena NBC, la víspera de la publicación del libro, que, en su gobierno, él apostaba por las presiones internacionales. "Yo era una voz disidente. No quería usar la fuerza" contra Irak, explicó. "Quería darle una chance a la diplomacia", añadió.

Interrogado acerca de si había actuado como una marioneta del entonces vicepresidente Dick Cheney, Bush restó importancia a esta visión y aseguró que fue él quien decidió cuándo atacar. Remordimientos Si no se arrepiente de la invasión de Irak ni del “submarino”, Bush tiene un gran remordimiento, la “inaceptable” gestión de la crisis desatada en 2005 por el huracán Katrina, “el peor momento de la presidencia”. “Como líder del gobierno federal, debí haber reconocido antes las deficiencias e intervenido con mayor velocidad. Me sentía orgulloso por mi capacidad de tomar decisiones concretas y eficaces. Sin embargo en los días que sucedieron a Katrina, eso no ocurrió.

El problema no es que tomé decisiones erróneas. Es que tardé demasiado en decidir”, escribe. Para Bush, su problema con Katrina fue su dificultad para “comunicar adecuadamente su preocupación por las víctimas”, y lo que más del dolió en los muchos insultos que recibió en todos estos años, asegura, es cuando el rapero Kanye West dijo: “A Bush no le gusta la gente negra”, durante un programa televiso para recaudar fondos para los damnificados.

Decision Points también contiene aspectos de la vida íntima del ex mandatario, como sus problemas con el alcohol, y la relación con su madre. Entre las revelaciones del libro, surge un sórdido episodio, que según Bush lo cambió para siempre explica su militancia “pro life”, de oposición al aborto. Siendo un adolescente, su madre le mostró el feto en un frasco del embarazo que acaba de perder.“Ella le dijo a su hijo adolescente ‘aquí está el feto'", explicó Bush, haciendo un gesto como si estuviera sosteniendo un frasco. “Ahí había una vida humana, un hermano o una hermana”, declaró .“No hay duda de que me afectó. Es la idea de que debemos respetar la vida", agregó Bush.

El presidente George W. Bush parece conciente de la hostilidad que supo despertar al frente de Estados Unidos, pero se jacta de nunca haberse preocupado por ser popular. En cuanto al juicio de la Historia: “Espero que juzguen que he sido un éxito, pero para cuando se den cuenta voy a estar muerto”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario