sábado, 11 de junio de 2011

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: SOBRE MEDICOS Y CURANDEROS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos


En alguna ocasión ya me he referido a las etnoprácticas y a sus riesgos, debidos a la empírica e informal adquisición de su conocimiento, y al profundo desconocimiento del cuerpo y mente humanas, por parte de quienes las practican informalmente, que son casi todos, llamense shamanes, curanderos o sobadores; sin que nadie responda por ello, y sin que exista regulación alguna al respecto .

La dificultad para que las autoridades intervengan en este tema se achaca a que la fe en estas prácticas forma parte de la cultura de la población, especialmente la de escasos recursos. Pero, ¿por qué, pese a los incontables casos de “mala praxis”, que no suelen ser denunciados, persiste esta fe?. La respuesta hay que buscarla en la propia ignorancia y escaso nivel de conciencia de la población. En estas condiciones, a penas cabe el razonamiento, y la explicación a las cosas se fundamenta en el llamado “pensamiento mágico”; es decir, las cosas no suceden por un proceso natural, que tiene una explicación racional, sino que son obra de alguna forma de poder superior desconocido, benigno o maligno, pero mágico, sobrenatural.

Si mágicas son las causas, mágicas tienen que ser las soluciones, por lo que las soluciones científicas, que son las que emplean los médicos, no tendrán mucha aceptación, tanto menos cuanto más simples sean. A fin de cuentas, el médico no es más que un humano, cuyo conocimiento no puede ser valorado por la ignorancia, y menos aún si su práctica no obedece a poderes ocultos, como la de los shamanes.

Si una mujer piensa que la diarrea de su hijo se debe a un “ojo”, en vano tratará el médico de convencerla de una solución tan simple como darle abundante líquido, porque eso lo puede hacer cualquiera. Si el médico se hiciera pasar por shamán, pronunciara un conjuro, y diera el tratamiento adecuado, disfrazado de poción mágica (la conocida “toma”), tendría la total credibilidad de esta población.

En el otro lado de la balanza, no ayudan mucho las prácticas de algunos médicos, insisto en la palabra “algunos”, por deshonestas. Me estoy refiriendo a dos tipos de prácticas que son más comunes de lo deseable. Una es la del abuso intencional de la medicación, en perjuicio de una atención humana minuciosa, que puede reportar al médico un triple beneficio económico. Primero, porque permite atender más pacientes en menos tiempo; segundo, porque en ciertos casos se produce una adicción a dichos medicamentos, y por tanto a acudir al médico para obtener la correspondiente receta; y tercero, por las comisiones que los laboratorios pagan a los médicos por recetar sus productos.

La otra práctica a la que me refería es la tendencia a pretender ser especialista en todo o casi todo, sin la debida preparación ni acreditación. A algunos, un cursillo ya les basta para considerarse especialistas; otros no necesitan ni eso. Si esto cambiase, tengo mis dudas de que la población que confía en los curanderos lo haría en los médicos, pero no me cabe duda de que el resto de la población lo haría bastante más.¡Cuánto trabajo por hacer para la Junta de Vigilancia de la Profesión Médica!.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamin Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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