miércoles, 3 de agosto de 2011

Flores colombianas afectadas por entrampamiento del TLC

Tomado de The Wall Street Journal

Trabajadoras arman arreglos florales en una granja de floricultura en California.

Por Elizabeth Williamson

Una batalla en el Congreso de Estados Unidos podría hundir los acuerdos comerciales con Corea del Sur, Colombia y Panamá, pero también podría infundir nueva vida a la industria de las flores de California.

Los productores de California, perjudicados por las importaciones de flores colombianas, han ganado dos ventajas en la lucha contra el acuerdo comercial. Ha hecho que los precios de las flores de Colombia subieran y aplazó al menos hasta el tercer trimestre el pacto con Bogotá, que otorgaría a sus rivales acceso permanente y libre de aranceles al mercado estadounidense. La gran industria de flores cortadas de California aprovecha el impasse para presionar al Congreso por dinero que la ayude a competir, siempre y cuando el acuerdo siga adelante.

Las ventas de flores cortadas y follaje de California facturan más de US$350 millones al año, y la industria provee alrededor de US$5,5 millones al día a la economía del estado, según la California Cut Flower Comission, que representa a los cultivadores en el estado. Sin embargo, en las últimas décadas, Colombia ha capturado 75% del mercado de flores cortadas de EE.UU.

Los agricultores de California le echan la culpa a una ley de 1991 que redujo los aranceles de EE.UU. a la importación de una amplia gama de productos de países de América Latina para reducir la dependencia de esos países del comercio ilegal de narcóticos. La legislación frenó el flujo de drogas de Colombia, pero estimuló el de las flores.

En la actualidad, diez aviones descargan cada día su aromática carga en Miami, lo que está haciendo que pequeños negocios familiares en la otra costa del país se vean obligados a cerrar. Kasey Cronquist, director ejecutivo del grupo comercial de California, calcula que la ley de 1991 le ha costado alrededor de US$89 millones a la industria estadounidense.

"En 1991, había 450 granjas [floricultoras] en California. Ahora sólo representamos a 250", dijo Cronquist. "Tenemos varias generaciones de familias que han cosechado flores cortadas. Uno no puede esperar que toda esa gente empiece a dedicarse a los tomates".

La ley forma parte de un paquete legislativo que incluye la Asistencia de Ajuste al Comercio (TAA, por sus siglas en inglés), un programa muy debatido que provee beneficios a los trabajadores de EE.UU. despedidos como resultado de los acuerdos comerciales. El Presidente Barack Obama se ha negado a enviar al Congreso los acuerdos con Corea, Colombia y Panamá para su aprobación hasta que los republicanos acuerden la renovación del TAA. Los acuerdos comerciales son fundamentales para el objetivo de Obama de duplicar las exportaciones de EE.UU. para fines de 2014.

Aunque muchos republicanos apoyaban antes el TAA ahora se oponen al programa por considerarlo demasiado costoso, en momentos en que el nivel de gasto del país se halla bajo un intenso escrutinio. El TAA, la ley de 1991 y otro programa arancelario expiraron en febrero de este año. Unos 200.000 trabajadores de EE.UU. han perdido desde entonces algunas prestaciones por desempleo. Mientras tanto, los claveles, crisantemos, rosas y lirios de Colombia se vieron golpeados por aranceles de hasta 8%.

En el Día de la Madre (que en EE.UU. se celebra la segunda semana de mayo), el gobierno colombiano repartió rosas a todos los miembros del Congreso, con una tarjeta que decía: "Esta Pascua y el Día de la Madre, las flores que envíe a sus seres queridos serán más caras que en los años anteriores. ¿Por qué? Debido a que el 12 de febrero de 2011 venció la ley de Preferencias Arancelarias Andinas y esto amenaza cientos de miles de empleos en EE.UU. y Colombia".

El embajador de Colombia en EE.UU., Gabriel Silva, afirma que la caducidad pone en peligro una industria de 420.000 empleos, incluyendo 220.000 puestos estadounidenses, desde mayoristas hasta repartidores. Entre febrero y abril, de acuerdo con los últimos datos disponibles, los importadores de EE.UU. pagaron US$7 millones en aranceles, en comparación con los US$4 millones durante el mismo período del año anterior.

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