domingo, 28 de agosto de 2011

Irene llegó a Nueva York esta madrugada

Tomado de El Clarín

La llegada del huracán “Irene” paraliza totalmente a Nueva York

Esta madrugada ya estaba en la ciudad, que aparecía aislada. No hay trenes, subterráneos ni aviones. Sus famosos puentes fueron cerrados y no funcionan los cines y los teatros. El huracán ya provocó 9 muertos en otras zonas de la costa este.

Por Ana Barón

El borde del huracán “Irene”, con vientos de 160 kilómetros por hora, tocó esta madrugada la ciudad de Nueva York, tras provocar nueve muertos en estados de la costa este. “El borde del huracán se encuentra finalmente sobre nosotros”, dijo cerca de la 1 de hoy el alcalde de esta ciudad Michael Bloomberg a la prensa. “Ya no salgan a las calles, quédense en sus casas o en los refugios”, agregó en español el alcalde neoyorkino. Nueva York comenzó a vivir un día sin precedentes. Fue la primera vez en la historia que esta hiperactiva y maravillosa ciudad se quedó sin transporte público por una medida preventiva.

Bloomberg ya había ordenado la evacuación inédita de 370.000 personas. También se clausuraron los célebres puentes de Manhattan. Los subtes, los omnibuses y los trenes dejaron de circular al mediodía. Esto obligó al cierre temprano de las grandes tiendas de la Quinta avenida y de la mayoría de los restaurantes. Los shows de Broadway fueron cancelados. En el Lincoln Center no hubo ni ópera, conciertos ni ballet. Los cines cerraron, mientras fueron postergados los partidos de fútbol americano y los conciertos callejeros. Ni siquiera los museos, incluyendo el Metropolitan y el Museo de Arte Moderno, abiertos los feriados.

“No es una broma, su vida podría estar en peligro... No espere. Después será demasiado tarde. Es necesario partir de inmediato. Es cuestión de vida o muerte”, insistió Bloomberg esta madrugada.

Muy criticado por su falta de eficiencia durante las impresionantes tormentas de nieve que azotaron Nueva York durante el invierno pasado, el alcalde Michael Bloomberg tomó esta vez todas las precauciones. Los tres aeropuertos – La Guardia, Kennedy y Newark– dejaron de operar al mediodía. La ciudad quedó aislada, paralizada y semivacía. Sus habitantes fueron durante el día del pánico a la indiferencia. La gente se abasteció de víveres y se encerró en sus casas.

Anoche, al cierre de esta edición, las calles neoyorquinas estaban prácticamente desiertas. Había comenzado a llover con fuerza, aunque todo el mundo aguardaba expectante la llegada de “Irene”, prevista hacia la madrugada, hora argentina. El huracán había tocado tierra a la altura de Carolina del Norte, donde provocó inundaciones. Desde allí siguió su marcha hacia Nueva York y Washington.

En la Gran Manzana, las evacuaciones estuvieron ayer a la orden del día. Kelly y Mary Mc Gowen abandonaron por la mañana el departamento que ocupan en Battery Park, uno de los barrios de Nueva York bajo órdenes de “evacuación obligatoria”. Lloviznaba. Algunos atrevidos habían salido a correr por el Riverside, bordeando el Río Hudson como si nada pasara. “La fuerza del huracán se está debilitando. Pero nadie sabe lo que puede pasar”, dijo a Clarín McGowen mientras cargaba valijas en su auto. “Nos han dicho que lo más probable es que todo nuestro barrio quede cubierto de agua. No queríamos quedarnos atrapados aquí con nuestros dos hijos y el perro, sin electricidad y los vidrios destrozados por el viento. Vamos a lo de unos amigos en New Jersey”.

“Nosotros nos vamos a un hotel”, dijo a Clarín una pareja de jóvenes, Sid y Kane, de un edificio vecino y que partían a pie con dos valijas pequeñas con lo esencial. La partida de los McGowen y de casi todos sus vecinos de Battery Park fue un buen ejemplo de la manera en que muchos de los 370.000 neoyorquinos y más de 2.700.000 residentes en la costa atlántica, desde Carolina Norte hasta Nueva York, cumplieron con la evacuación. Pero hubo rebeldes.

“Yo me quedo, no me voy a ningún lado. Todo esto es politiquería”, dijo a Clarín un operador de Wall Street que no se identificó. “Este va ser el fin de semana más aburrido de Nueva York”, se quejó Jane, habitué del Muffins Cafe, un bar situado en la avenida Columbus y la calle 70. “¿Qué vamos a hacer desde ahora hasta el lunes sin cines ni teatros ni nada?”.

La familia de las víctimas del huracán Irene sin duda no comparten ese escepticismo. Las severas medidas de seguridad adoptadas no alcanzaron para salvar a sus seres queridos. Por ejemplo, una persona murió golpeada por un tronco que se cayó debido a los fuertes vientos, de hasta 160 kilómetros por hora. Otra, en un accidente de tráfico mientras que a una tercera le dio un paro cardíaco cuando apuntalaba las ventanas de su casa. Esta madrugada, el total de muertos ascendía a nueve.

Por eso el operativo preventivo continuó todo el día. Los pacientes de los hospitales y los ancianos de todos los asilos de las zonas más bajas de la ciudad fueron trasladados a instituciones más seguras. La alcaldía abrió las puertas de 91 refugios en toda la ciudad para los evacuados sin domicilio alternativo.
De hecho, el presidente Barack Obama, pensando en el fin de semana y parte del lunes, dijo: “Estas 72 horas serán muy largas”.

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