viernes, 9 de septiembre de 2011

El sur de Manhattan resurge después de los ataques terroristas

Tomado de The Wall Street Journal

Por Joseph de Avila

Incluso antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001, el sur de Manhattan rara vez se incluía entre los vecindarios residenciales más atractivos de la ciudad. Y por un tiempo después de los atentados, sus calles parecieron volverse aún más inhóspitas.

En el ambiente flotaba un aroma amargo, que se mezclaba con la ansiedad palpable de la gente. Las ruinas de la Zona Cero ardieron durante meses. Barreras y escombros bloqueaban las calles. La Guardia Nacional era una presencia constante y controlaba la identificación de los residentes.

Una década después, este barrio ha atravesado una transformación significativa hasta convertirse en una de las zonas residenciales de más rápido crecimiento de Nueva York. La punta sur de la isla, que sumó 26.800 residentes en los últimos 10 años, casi duplicó la población que tenía en 2000, según datos del Censo de Estados Unidos.

Las empresas han regresado a esta zona, y ahora más firmas operan allí que en 2001, según la organización comunitaria Alliance for Downtown New York. Ahora hay sólo 4% menos empleos en el sur de Manhattan que antes del 11 de septiembre, aunque muchos trabajos de salarios más altos en el sector financiero han sido reemplazados por puestos de menos sueldo en las industrias hotelera y minorista.

"Luego de los primeros meses, era muy difícil hacerse una idea de qué iba a pasar", recuerda Madelyn Wils, presidenta de una junta comunitaria local cuando se produjeron los atentados y quien vive en el vecindario desde hace 26 años.

Si bien el futuro estaba lleno de incertidumbre, el anhelo de un renacimiento para la zona inspiró a muchos a quedarse, dice Wils.

Los residentes que no se mudaron se organizaron en varios grupos comunitarios para planear cómo reconstruir el vecindario. Atrajeron a nuevos habitantes con escuelas de alto nivel, acceso fácil a la zona costera e incentivos impositivos que aliviaron los costos de comprar viviendas nuevas.

Con todo, el sur de Manhattan aún enfrenta desafíos. El anuncio de Conde Nast de que se mudaría al Word Trade Center fue un buen empujón para el barrio. Pero aún no queda claro cuántas empresas privadas más elegirán mudarse a una zona que fue el blanco de ataques terroristas en 1993 y 2001.

El mercado de espacios comerciales también tiene problemas. Luego del 11 de septiembre, el índice de oficinas desocupadas se elevó a casi 15%, según la firma de corretaje de bienes raíces Cushman & Wakefield.

Esas tasas comenzaron a caer a mediados de la década, aunque la recuperación se vio frenada por la recesión. La tasa de espacio desocupado actualmente ronda 10%, alrededor del doble de la de 2001.

Ayudar a que la zona se reestableciera costó US$30.000 en inversiones públicas y privadas. Los propietarios de apartamentos regresaron a sus casas. Los urbanizadores aprovecharon nuevos incentivos fiscales para construir edificios residenciales.

A medida que el barrio de Battery Park, que está al sur de la isla de Manhattan, se volvió más atractivo, el costo de vida ha dificultado que las familias de clase trabajadora puedan comprar una vivienda allí. Un apartamento comprado en 2001 tenía un precio de venta promedio de US$285.000, según el sitio web de bienes raíces StreetEasy. En 2011, es de US$725.000.

Las familias jóvenes con niños que se mudaron a la zona han impulsado la mayor parte del crecimiento de la zona, afirma Julie Menin, actual presidenta de la junta de vecinos local. "Las escuelas nuevas fueron absolutamente decisivas", indicó.

Cuando tuvo lugar la tragedia, el barrio de TriBeCa estaba en la cúspide de su transformación de una zona habitada principalmente por artistas a un vecindario pudiente. En 2011, esa renovación casi se ha completado. El precio medio de venta de los apartamentos en TriBeCa durante 2001 era de US$1,272 millones, según StreetEasy. En 2011, es de US$2,325 millones.

El distrito financiero atravesó uno de los cambios más sustanciales ya que muchos edificios de oficinas se convirtieron en torres residenciales, afirma Sofia Song de StreetEasy.com.

Las ventas fueron alimentadas por compradores jóvenes, muchos de los cuales trabajan en sectores creativos y técnicos, más que en el financiero. Wall Street sigue siendo la mayor fuente de empleos privados del sur de Manhattan, según Alliance for Downtown New York, y firmas como Goldman Sachs y J.P. Morgan Chase cuentan con plantillas de miles de empleados. Pero después de los ataques, muchas empresas de servicios financieros iniciaron una migración hacia la zona central de Manhattan, conocida como Midtown.

—Mike Vilensky contribuyó a este artículo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario