sábado, 10 de septiembre de 2011

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL ABUSO SEXUAL A LOS NIÑOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

En la consulta externa de psiquiatría de un hospital público infantil una psiquiatra recibía a una paciente, ya en plena pubertad, que iba acompañada de su padre. Ante el comentario inocente y cordial de la doctora sobre lo bonita que estaba la joven, el padre comentó con naturalidad: “Sí, ya me la voy a...”. Y ante la perplejidad de la profesional, el padre añadió: “Si de todos modos otro lo va a hacer, prefiero ser yo el primero”.

Esta situación puede parecer monstruosa y dejar con la boca abierta a muchos, pero es bastante común en ciertos sectores sociales de latinoamérica. Quizá no sea tan común exteriorizarlo abiertamente en un hospital, pero la naturalidad con que sucedió da a entender que es una situación que se ve con cierta naturalidad en la subcultura de estos sectores sociales. Se reportan bastantes casos de abuso sexual a niños o adolescentes, pero el número de casos que no se reportan es infinitamente mayor, ya que los niños tienen miedo de decirle a alguien lo que les pasó, y el proceso legal de verificar los informes es difícil.

El abuso sexual a los niños suele ocurrir en la familia, a manos de un padre, un padrastro, hermano u otro pariente; o fuera de la casa, por ejemplo, por un amigo, la persona que lo cuida, un vecino, o un maestro. Cuando se trata del padre o padrastro, muchas veces cuenta con la complicidad de la propia madre de la niña (o niño), quien calla por temor a perder a su pareja en parte, y en parte también por la relativa naturalidad con la que se acepta dicha situación.

El niño que conoce y aprecia al que lo abusa se siente atrapado entre el afecto o la lealtad que siente hacia esa persona y el conocimiento de que estas actividades sexuales son terriblemente malas. Si el niño trata de romper con las relaciones sexuales, el que lo abusa puede amenazarlo mediante la violencia o negándole su afecto. Cuando los abusos sexuales ocurren en la familia, el niño puede tenerle miedo a la ira, los celos o la vergüenza de otros miembros de la familia, o quizás puede temer que la familia se desintegre si él descubre el secreto.

Cuando el abuso sexual ha ocurrido, el niño desarrolla una variedad de pensamientos e ideas angustiantes, y el daño emocional y psicológico a largo plazo (incluso toda la vida) puede ser devastador. El niño que es víctima de abuso sexual prolongado, usualmente desarrolla una perdida de auto-estima, tiene la sensación de que no vale nada y adquiere una perspectiva anormal de la sexualidad. El niño puede volverse muy retraído, perder la confianza en todos los adultos y puede hasta llegar a considerar el suicidio. Algunos niños que han sido abusados sexualmente tienen dificultad para establecer relaciones con otras personas a menos que estas relaciones tengan una base sexual. Muchos se convertirán en adultos que abusan de otros niños, o se darán a la prostitución, o tendrán otros problemas más serios cuando llegan a ser adultos, y volverán a ver con naturalidad la situación.

Acerca de la Doctora Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma. Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamin Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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